— No te preocupes por eso, amor — Harry se levantó de su asiento para acostarse junto a Niall. De repente necesitando sentir su cuerpo junto al de él — Alice estará bien, no está sola. Estoy seguro que Louis no la dejará en paz hasta que termine su doctorado, Gemma tampoco. ¿Quieres un poco de agua?

Negando como un niño pequeño, Niall arrugó un poco su rostro para luchar contra las lágrimas. Quizás lo invadió aquella sensación inequívoca de que, en realidad, ambos habían sido una pareja que había cambiado el mundo para los Conectados y los que no, quizás Niall entendió que juntos habían criado a una mujercita independiente con ambiciones y sueños tan grandes como los de sus padres. Una pequeña que había crecido para ser alguien independiente, llena de valores y cariño, y a alguien a quien extrañaría mucho.

Quizás simplemente estaba triste por no poder despedirse de las personas que quería. Quizás Niall lloraba porque su turno había llegado sin ningún aviso y ahora se daba cuenta que no lo había aceptado por completo, que ya no tendría oportunidad de reírse con sus amigos una vez más, de abrazar a su hija y decirle que tan orgulloso estaba de ella y cuanto la quería, o de desayunar con Harry por última vez.

Sabía que Harry tenía una lista de cosas que hacer luego de que él se fuera. No sabían con certeza si viviría un par de horas más, o unos cuantos días. Ni siquiera estaban seguros de cómo acabarían las cosas para él.

Lo más probable era que, aun a pesar de tener un cuerpo sano por su costumbre compulsiva de hacer ejercicio, su causa de muerte fuera simplemente su corazón cediendo. Aquella era la causa más común en los Conectados sobrevivientes de la pérdida de su otra mitad, pero el tiempo exacto era difícil de adivinar.

Harry no se creía capaz de vivir mucho tiempo más que Niall, por lo que ya había comenzado a mandar unos cuantos mensajes.

— Alice estará bien — repitió Harry, cubriéndose con las mantas y decidiendo, solo por capricho, que necesitaba sentir a Niall más cerca.

Se movió bajo las mantas para abrazarlo, y su brazo cruzó su pecho, acercándolo más a él.

Era tarde y el reloj marcaba casi las dos de la mañana.

Acurrucado entre sus brazos, Niall botó lo que sonó como un suspiro pesado, para luego inhalar otro un poco más débil.

Harry podía sentir el tiempo agotarse, casi como si lo viera en un reloj.

En el silencio solo interrumpido por sus respiraciones, Niall se las arregló para decir algo.

Algo que hizo que su voz no se escuchara atrapada por la pena.

— Harry... — dijo, y la manera en que su voz de pronto sonó diferente, íntima y un poco indecisa llamó su atención — ¿Puedes prometerme algo?

Sintiendo que cualquier movimiento en falso lo haría perderse de algo, Harry asintió sin dudar. Se acomodó un poco más para verlo mejor, detallar hasta el último centímetro de su semblante maduro y grabar la imagen con fuego en su memoria.

— Por supuesto. Lo que sea.

Niall se removió un poco entre sus brazos, y se apoyó en su costado para mirarlo directamente al rostro. Lo que fuera que estuviera por decir, quería decirlo con sus ojos celestes como el cielo de verano fijos en los suyos.

Sintió que el tiempo se detenía. De repente, absorto en su mirada e incapaz de decir algo.

— Encuéntrame — Niall habló. Su voz de pronto convencida — Donde sea que este, encuéntrame, por favor.

La manera en que sus ojos brillaron antes de echarse a llorar fue inexplicable.

Era casi una súplica que se las arregló para sonar a esperanza y lamento a la vez.

Black Leather  ; nsWhere stories live. Discover now