Inimaginable

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Pasados unos diez largos y angustiosos minutos para Alice. Emmanuel apareció frente a la puerta de la casa de las tías vestido elegante con una camisa de botones roja, unos pantalones caqui y unos mocasines a juego con su auto negro.

-Vayan con cuidado. Cualquier cosa, nos llamas -les dijo la tía Magda antes de que se fueran.

-Jamás pensé que tendrías mi número en tu teléfono -Emmanuel estaba tratando de desviar la preocupación de Alice, ya que era más que claro que le haría daño a su embarazo.

-Yo tampoco lo creí...

-Por fin había podido salir de fiesta y despejarme. Pero creo que eso no es para mi en este momento.

A Ali se le caía la cara de vergüenza.

>>¿Porqué no pudiste llamar a Agatha o Tom?<<

-Lo lamento tanto. No debí llamarte.

-¿Porqué me pediste ayuda a mí y no a alguno de los otros?

Ali no lo pensó tanto y sin más le dijo. -Como habías estado tan atento desde hace semanas... Lo asumí. Y me disculpo por eso... En verdad perdóname, no debí llamarte tan tarde.

-No te preocupes... -había un toque de compresión en su voz-. Al parecer estoy pagando todo lo que tú sufriste, cuando estábamos juntos -de reojo miró como Ali tenía una media sonrisa en los labios-. Antes tu te preocupabas bastante por mí y ahora yo me preocupo bastante por tí.

Ali se quedó sin palabras. ¿En verdad Emmanuel estaría preocupado por alguien más que no fuera el mismo?

>>Sonaba sincero<<

<<Cuando estábamos juntos sonaba igual>>

Casi media hora más tarde, lograron llegar a la casa que estaba llena de gente.
Emmanuel y Ali se abrieron paso entre la gente; y cuando por fin lograron llegar a la primera fila para observar lo que pasaba. Ali quedó en shock.

La casa estaba toda destrozada. Los sillones estaban volteador en el suelo, las ventanas estaban hechas trizas. La mesa del centro estaba volcada en una de las esquinas de la sala. Al mirar hacía la cocina, el refrigerador tumbado en el suelo obstruía el paso. La mesa y la comida estaba regadas por todo el lugar. La mesa que estaba afuera, ahora estaba en el fondo de la alberca. Ali quiso subir las escaleras, pero un golpeteos en el segundo piso, hicieron que Emmanuel le tomara la mano.

-Sacalos a todos de aquí -escucharon la voz de Paola un poco cansada.

-Pero mami -repusó el niño.

-¡Es una orden niño! -la sangre en el cuerpo de Ali dejo de fluir al escuchar la enfurecida voz de Adrián.

Dos niños idénticos a Paola bajaron las escaleras y comenzaron a sacar a la gente, como todos unos profesionales en disturbios. Un niño más chico que los otros dos, estaba sentado en la escalera, observando todo. Pero cuando los ojos de él y Alice se toparon, el niño corrió arriba de nuevo.

-¿Pueden salir por favor?. Aquí no hay nada más que ver -el niño más grande, trató de empujar a Emmanuel fuera, aunque sólo consiguió volverlo dos milímetros de su lugar.

-¿Dónde está Adrián? -la voz de Emmanuel se ensombrecio al pronunciar el nombre de Adrián.

-Se acabó. Fuera -ahora tomó el brazo de Alice, pero antes de que pudiera hacer algo, Paola bajo a toda prisa las escaleras.

-Alice -Paola apartó a su hijo y la abrazó.

Una sudorosa, pálida, exhausta y arañada Paola, estrujó a Alice como si no la hubiese visto en un siglo.

Embarazada De Mi Mejor AmigoWhere stories live. Discover now