<•> Capítulo cincuenta y cinco <•>

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—Ah, bueno, no había pensado en invitarlo, pero... Creo que será buena idea. Sólo ten mucho cuidado con hacerle ojitos a ese muchacho.

—¡Uush!

—Eh, eh. Un momento, señor Lane. ¿Por qué rueda los ojos con fastidio, eh? —pegó su nariz con la mía y me miró directo a los ojos.

—Po-porque usté celoso, humm —saqué mi lengua e hice una mueca.

—¿Crees que no conozco tu historial amoroso, Ivo? —¿de qué hablaba? Decidí arrugar mi frente y esperé que continuara—. ¿Cuántos años tiene el imbécil de tu ex?

Al ver que no quise responderle, dijo:

—Ese joven no pasa de los dieciocho, ¿o me equivoco? —seguí sin responderle—. ¿Tanto te gustan los mocosos? —eso me hizo sonrojar—. Es extraño ver que el pasivo sea mayor.

Mi sonrisa se eliminó en un segundo.

¿Quién le había dicho que yo era el pasivo?

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"¡Bienvenido a casa, Dus!"

Esa era la leyenda que tenía escrita el cartel que colcaba en medio de una de las grandes columnas base del living. La pequeña Dietlinde se había esmerado mucho en hacerla. Y ahora, yo me esmeraba en peinarla hasta que su cabello rebelde, quedara hermoso.

—No sé si debo odiar a papi...

Me tomó por sorpresa su comentario. Me dio mucha pena que siendo aún tan pequeña, tuviera ver semejantes problemas.

—Lo quiero, pero también quiero que mami esté bien.

Luego de hablar con ella, o más bien tartamudear, entró en razón que debía hacer lo que su corazón mandara. Y lo que mandó, fue que quería ver a mi hermana. ¡Se olvidaba de las cosas rapidísimo!

—¡Di que sí, tío! —le rogaba a mí castaño que le diera permiso—. Todo el mundo tendrá su pareja —yo me encontraba en una esquina, con la cabeza agachada, pero sonriendo—, al menos deja que ella venga y comamos muchos pretzels.

—Bueno, no me importaría que viniera. Pero, sólo hay un problema —estaba vez, estaba hablando en mi dirección—. Sylvio acompañó a Kay al hospital y no puede traerla.

Dije que yo lo arreglaría. Al final, no fue dificil convencer a mi madre de que la mandara con Marco, de igual manera, estaba de vago acostado en el sofá de su departamento. Además, ¿que aprovechara, no? También estaría James. Eso incluía a Sophie y a la madre de Derek, dijo que al final, se invitaron solos.

Pero, le rogaba al cielo que Kellerman padre, no estuviera ahí.

Cuando salimos de la habitación de la pequeña, por alguna razón, estaba nervioso. Mas, esos nervios se marcharon cuando el castaño me abrazó por la cintura y me susurró que me veía muy guapo, pero también me recalcó que cuidado enamoraba al novio de Dustin.

Se ganó un codazo en sus costillas por decir cosas sin sentido.

Cuando estuvimos abajo, no faltó mucho para que el timbre sonara. Derek fue quien abrió, Caleb y un jovencito aparecieron. Me llamó la atención la expresión de Derek y dicho muchacho, y como yo estaba un poco lejos, no pude escuchar de qué hablaban.

Me sentía un poco solo, hasta que él me llamó y me abrazó como la otra vez.

—Él es Ivo —noté que Derek tenía unas cuantas lágrimas apunto de escaparse, pero las limpió de inmediato—, es mi pareja, Yui.

Yui.

Si no me equivocaba era el nombre de la amiga de Derek, quien había muerto hacía muchos años ya.

—Hola —respondió con ternura.

Era bastante lindo, debía ser honesto. Tenía unas lindas pecas y los ojos de distintos colores.

¿Era pareja de Caleb?

Si era así, sólo por decir: Oh, my God!

Saludé de la manera menos formal posible, evitando que me equivocara como ya era costumbre.

Derek seguía como en otro mundo, luego procedió a contarles lo que había pasado con su sobrino. Mientras él hablaba con ellos, Vin no se despegaba de mí, quería andar en mis brazos todo el tiempo y debía añadir que le gustaba mucho mi cabello.

—Pareces su otro papá...

Comentó el chico, tratando de hacerme conversación, pues Caleb y Derek habían salido al jardín trasero un momento.

Incluso Romy ya me dijo que  faltaría poco para que me dijera así.

—¿Ah, sí?

—Mira —añadió un tiempo después—, no quiero ser metiche, pero Caleb me contó que tú... —no encontraba las palabras para expresarse, quizás tenía miedo de decir algo indiscreto.

—No h-hablar buen- bien, ¿no?

Seguramente le era extraño ver que yo no hablaba mucho, y la razón era que yo no quería equivocarme y que pensara que Derek era un idiota por fijarse en mí.

—Lo siento —rió nerviso y se llevó la mano a la nuca—. Es que me contó por aquello de que dijera algo que no debiera. Perdón.

—Des-descuida —le sonreí enormemente.

Yui estaba apunto de preguntarme algo, mas los dos toques al timbre lo interrumpieron. Yo era quien estaba más cerca, así que deje a Vin en el sofá y me levanté a abrir. Tampoco es que iba a estar de inútil y arrimado en la casa de él.

Abrí la puerta y extrañamente me arrepentí de haberlo hecho. Así pues pasé saliva con dificultad, rogando que fuera una broma.

—¿Podrías quitarte de mi camino?

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Perfecta ImperFecciÓnWhere stories live. Discover now