Capítulo VII

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No al plagio

ADVERTENCIA: Contiene limón explícito. No soy experta en el tema, pero he leído y visto suficiente para darme una buena idea. Si no es el limón que esperabas, lo siento mucho, pero no lo siento. Quedan advertidas. ;3

Capítulo siete: Quince minutos después

Estaría mintiendo si dijera que en realidad pasaron quince minutos. No. En realidad, solo han pasado seis minutos cuando empiezo a sentir el calor insoportable en mi cuerpo; gimo un poco desesperado porque sé que Hermione aún no está lista para otra ronda de acción, sin embargo, el celo es más fuerte que yo y opto por lo que se debe hacer.

Me separo del cuerpo de Hermione y mi elfo golpea mi pecho al pensar que me alejaré de ella, está equivocado, no la dejaré ir. Ella duerme boca abajo y me sirve para poder desplazarme sobre su espalda, comienzo a dejar besos jugosos desde el inicio de su nuca, pasando por su columna vertebral, hasta llegar al lugar donde la espalda pierde su nombre. Desvío mi boca a su cadera para morder un poco, pero la excitación me gana y termino por clavarle los dientes con fuerza.

—¡Por Dios, Draco! —grita entre dormida y despierta por la sorpresa, se incorpora un poco en la cama; recarga los antebrazos en el colchón y me mira sobre sus hombros—. Dijimos quince, Draco, ¡quince!

Sonrío sobre su piel, mientras paso mi lengua sobre la herida. Veo como ésta se va cerrando poco a poco como si no hubiera hecho absolutamente nada, mi sonrisa se hace más grande. Vuelvo a acomodar mi cuerpo sobre el suyo antes de hablarle.

—Sí, fue lo que dijimos. Pero el celo dice otra cosa.

Muerdo con sensualidad cuello, empujo mis caderas sobre sus glúteos y le hago sentir lo duro que estoy por ella y las ganas que tengo de enterrarme entre sus nalgas. Lo hago. Coloco mi falo entre sus mejillas traseras, comenzando a simular penetración. Su piel es tan suave y excitante  que podría pasarme años haciendo esto y no me cansaré nunca. La oigo jadear y levantar sus caderas al compás de las mías.

—Sigues consciente —afirma—. ¿Por qué no dejamos salir al elfo?

Su pregunta me deja en shock, pero más asombrado me deja cuando aúpa sus piernas hasta quedar arrodillada, con la cara de perfil contra la cama, llevando una mano a su trasero, liberando mi miembro de su lugar para separar ella sus mejillas y empezar prepararse.

Jadeo cuando introduce un dedo en su esfínter.

—Hermione…

—A veces, cuando me quedaba sola en la casa de mis padres… ah… me daba mucha curiosidad el sexo… —la oigo susurrar y sus dedos empiezan a verse brillosos. Ha convocado lubricante, ¿qué demonios?—. Por lo que buscaba en los canales de adultos algo que me entretuviera… Oh, esto se siente bien —interrumpe su relato al introducir un dedo más. Estoy pasmado en mi lugar, sudando de calor con solo verla disfrutar. Es una ninfa disfrazada de muggle, lo sé; porque no encuentro otra explicación para lo que estoy viendo—. Fueron varias las películas que vi, pero hay un género que me llama mucho la atención y sé que el elfo estará dispuesto a ayudarme a recrearlo.

—No juegues más conmigo, sabes que elfo y yo somos uno, no somos entes distintos, somos el mismo ser.

Detiene sus movimientos antes de hablar fuerte y claro—: Eso es lo que he estado esperando ver desde que me atreví a entrar, Draco. Deseo verte en todo tu esplendor, elfo. ¡Deja de contenerte y fóllame como prometiste!

La tomo de las caderas, jalo su cuerpo hacia mi pelvis y recuerdo las palabras de mi padre…

“—El elfo eres tú y el celo te dominará, pero seguirás siendo tú, Draco, el que recordará y disfrutará esos días como ningún otro. No temas en dejarte llevar, no somos lobos, no somos salvajes, somos amantes de la naturaleza pasionales, sabemos amar y recibir amor. Disfruta a tu compañera eterna y déjala disfrutar del mejor sexo de su vida”.

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