Ágata, la venganza tiene nombre - [𝑬𝑵 𝑪𝑶𝑹𝑹𝑬𝑪𝑪𝑰𝑶́𝑵]

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―Me niego a aceptar todo lo que me dices. Es algo difícil de creer.― Le comenta Ariana a Alexia.

―Es difícil de creer pero es la verdad. La muy pordiosera ahora es otra, si tú la ves no la reconoces lo que no entiendo es como lo hizo.― Toma un sorbo de su café pues se encuentran en una cafetería.

―Tal vez robo o hizo brujería, las mujeres de su clase siempre están metidas en esas cosas. Pero por cierto... ¿Crees que tu papá me deje laborar ahí?

―No lo sé, porque esa ya tiene a cargo el proyecto del Hotel.― Alexia muestra frustración y se siente bloqueada al no saber exactamente qué hacer.

―Debemos aceptar que tiene mucho cerebro, tal vez eso...

―Tal vez nada, se está vendiendo con mi papá y francamente estoy decepcionada de él, que se deje engatusar por esa mujer.

―¿Crees? Yo no lo creo.

―Deberías creerlo, es más que obvio pero algo si te diré y eso te lo aseguro aquí; voy hacer que esa tipa se vaya de la constructora y si tengo que hacer cosas como desfalcos lo hare, pero de que esa se va, se va.― Ariana abre los ojos y se limita a decir algo.

Terminan su café, Alexia se dirige al club y Ariana hacia la constructora pues precisamente hoy tendrá la entrevista de trabajo con William, lo que no sabe es que le espera una verdadera sorpresa. 

Es un nuevo día y gran parte de ese día Ágata lo ha ocupado para ver los antecedentes del proyecto. Esta tan centrada que ha perdido la noción del tiempo.

Llaman al teléfono de su oficina y se siente por las nubes por estar gozando de esos pequeños privilegios, algo con lo que siempre estuvo soñando.

―¿Diga?

―Arquitecta, el arquitecto Collins la quiere ver en su oficina ahora.― Le dice la secretaria de William.

―Enseguida voy, gracias.

Ágata se levanta y se mira rápidamente en su pequeño espejo para no verse tan fuera de lugar. El vestido ejecutivo color blanco que hoy lleva le queda muy bien pues hace notar su gran silueta y el color de sus piernas se hacen ver igualmente.