I. El Inicio

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Era una hermosa mañana, un niño de cabellos morados jugaba en el jardín alegremente. Brincaba, giraba y rodaba por el patio trasero de su casa, miraba las flores y espantaba a los animalitos que se acercaban a ellas, era como el protector de las flores que su mami con mucho cuidado y paciencia cuidaba a diario, no permitiría que algún animalito se les acercase a ellas, veía a las pequeñas hormiguitas llevar comida al hormiguero, contaba una por una para saber cuántas había. Prosiguió jugando a los piratas, imaginaba que su casita del árbol era el barco y su mano derecha era su osito de peluche. Prosiguió jugando así varias horas hasta que su mami lo llamo para comer su merienda. Rápidamente bajo de su casita del árbol como flash para ir donde su madre a comer su rica merienda que sabía perfectamente que era.

El pequeño infante fue donde su madre dando saltitos de la felicidad.

—Mami, mami —llamo con su vocecita chillonsita.

— ¿Que pasa mi pequeña manzanita? —pregunto agachándose hasta quedar a la altura del infante.

—Mami me hiciste mi merienda favorita ¿Verdad? —pregunto el pequeño con una grande sonrisa.

—Claro que si mi pequeño, ve adentro que ya está lista —el menor entro corriendo para hacer el inútil intento de subirse a una silla, ya que las sillas de su casa le quedaban bastante altas para el niño poder subirse en ellas.

Su madre ríe al ver los inútiles esfuerzos de su hijo que decide ayudarlo a sentarse, pero la mesa también le quedaba alta, se molestó demasiado, no podía ver nada, miro a su madre con un puchero y este lo sentó en la silla de bebe que aún le tenían por qué el infante era demasiado enano para estar sentada en una normal. Al estar por fin con buena vista vio muchas manzanas rojas y verdes picadas en cuadritos el pequeño sonrió he intento tomar el plato, pero la mesita que tenía la silla de bebe no lo dejaba, su madre veía eso y se reía de lo tierno que podía llegar a ser su hijo.

—Mami no alcanzo el plato —miro a su madre quien seguí riéndose de él.

—Ya voy mi manzanita —el peliverde lo ayuda a alcanzar el plato para así ponérselo en la mesita con su cucharita, el pequeño empiezo a comer emocionadamente.

El pequeño rápidamente se había tragado todo su platito de manzanitas para así mirar a su mami quien lo miraba con ternura.

—Mami, ¿Me podrías bajar por favor? —pidió, el mayor afirmo y bajo a su pequeño—. mami ¿Podemos jugar juntos? —el pequeño lo miro con esos pequeños ojitos azulados igualitos a los de su Padre.

—Claro mi manzanita, ¿A qué quieres jugar? —observo a su pequeño esperando a que este diera una idea, más estaba un poco pensativo de que jugarían.

—Juguemos a que yo soy un aventurado héroe y tú eres el malvado hechicero del pueblo que quiere destruir todo —hablo con esa vocecita tan tierno e infantil que el menor poseía.

—Está bien, yo seré el malvado hechicero mientras tu mi pequeño serás el héroe que salvara a la princesa.

—Pero mami ¿Quién será la princesa? —pregunto confuso.

—Mmm... —pensó—, creo que después que venga tu padre del trabajo tal vez cambiemos él y yo de roles, yo seré la princesa y tu papi el malvado hechicero —respondió, el pequeño afirmo con una pequeña sonrisa.

Degel era el nombre de la madre del pequeño Milo, quien así se llamaba el pequeñín. La madre del menor era francés y a su pequeña bendición le encantaba mucho su acento que muchas veces intento imitar mas no le salían bien las palabras, tenía alrededor de unos veinticinco años de edad, sus ojos eran violáceos y a su pequeño le encantaba también los ojos de este, su cabellera era color verde y lacia era bastante larga y como se sabía al pequeño le encantaba peinar el cabello de este o hacer el intento.

Just Because Of You [Hiatus]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora