Capítulo 10

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El despacho se le quedaba pequeño. Paseaba de un lado a otro con sus zapatos retumbando en la moqueta. Desde que Henry soltó aquello el día del cumpleaños, su cabeza no paraba de traer recuerdos de pequeños detalles que le indican que Abbi pudo sentir algo por él, que hubo un momento el que lo miro como algo más que un amigo. Y él no lo vio. Se preguntaba con cierto enfado por que ella no lo dijo pero se le pasaba, él tampoco fue capaz, no podía reprocharle algo así. Muchas mañanas llegaba al hotel con la determinación de llamarla a su despacho para disipar sus dudas, pero no lo hacía. A veces porque se sentía un idiota que se estaba agarrando un clavo ardiendo, sacando ilusiones de algo tan mínimo. Y otras porque si Abbi le decía que sí, todo se volvería muy complicado. Tenía claro que con cualquier atisbo de esperanza, no seguiría adelante sin luchar por ella. Si nunca lo hizo era porque jamás pensó que ella pudiera corresponderle. Una llamada lo llevó de vuelta a la mesa. Era Ha Neul. Se acababan de averiar los termostatos. En breve todos empezarían a tener demasiado calor. El personal de mantenimiento ya estaba en ello pero tardarían un poco, solo le llamaba para informarle. Ella ya estaba supervisando todo. Cuando él se fuera a Francia en un año, a lo sumo dos, tomaría su relevo. Un ascenso bien merecido después de tantos años de dedicación. El seguiría con sus "prácticas" como lo llamaba su padre. Este insistía en que antes de entrar a la junta directiva necesitaba hacer muchas. Y ser el director de un hotel desde sus inicios era un entrenamiento intensivo. Se dejó caer en la silla. Reviso el móvil. Tenía unos cuantos mensajes del chat que creo Shin Woo para ellos tres. Este empezaba recordando su quedada semanal para el baloncesto. Después envió un meme que Sang Jae no entendió, pero al que Henry contestó con emoticono llorando de risa. Después les recordó que se iba a Italia al día siguiente y que no contaran con él para los partidos en bastante tiempo. También que esa esa noche podían cenar y beber algo en el río Han para despedirse. Contestó que tenía cena con el equipo de la oficina de turismo y no podría unirse a la cena, pero cuando acabara les llamaría. Pensó que seguramente acompañaría a Abbi a casa tras la cena ¿Sería ese un buen momento para hablar? Bajó el teléfono y cerró los ojos. Quizá podía esperar. Abbi estaría sola durante semanas y para más inri Go Eun estaba en Japón también por trabajo. Con ellos lejos sentía que sería más fácil. Como si la distancia lo hiciera menos desleal. Empezó a notar el calor. Se quitó la chaqueta y la colocó en el respaldo. Pensó en Henry y en cómo tenía sentimientos encontrados respecto al tema de Abbi. Por un lado esa deslealtad lo machacaba, no dejaba de estar enamorado de la que prácticamente era la mujer de su mejor amigo. Un amigo que era más hermano que amigo. Pero otras veces sentía algo de rabia hacia él. Por qué en verdad, aunque no lo sabía, él se la arrebato. Si lo hubiera sabido habría ido a ese viaje solo. Que distinta seria esta historia.

Tenía uno de esos días en los que hasta el más mínimo inconveniente le sobrepasa y solo tenía ganas de acurrucarse en un rincón y llorar. La mañana ya había empezado mal ya en casa. Un inocente comentario sobre el clima de Italia desató una fuerte discusión llena de reproches por parte de Henry. Llevaba días inaguantable, iba todo el día como un gato con el lomo erizado. Cualquier cosa le hacía estallar. Lo que habían logrado recomponer de su relación, de nuevo se rompía y a pasos agigantados, encontrándose peor incluso que a su llegada de San Francisco. Y Abbi sabía que era porque el ya sospechaba algo. Aunque, a veces, le costaba ver el trasfondo los sentimientos de la gente, en esta caso tenía muy claro que Henry no estaba cómodo con Sang Jae o con que trabajara en con él. Esa primera alegría por reconciliarse se había disipado y había dado paso a un recelo que no venía de otro lado del comportamiento que tenían cuando estaban juntos y que Henry había percibido fácilmente, pues los conocía muy bien a los dos. A la discusión hubo que sumarle que esa era su última noche y Abbi no iba a poder pasarla en exclusiva con él ya estaba comprometido a una cena con su equipo para celebrar que ya llevaban un mes funcionando. Y aunque le prometió que estaría pronto en casa, él se limitó a dejarla con la palabra en la boca y salir por la puerta sin mirar atrás. En la oficina los acontecimientos no ayudaban a hacer mejor el día. Un guía les dejó tirados, lo que ocasionó un retraso en la excursión "Era Joseon" y un montón de quejas que les estaban sobrepasando. Finalmente lograron encontrar a alguien y ahora Abbi estaba colgada al teléfono para quejarse al turoperador de la poca formalidad. La tenían a la espera, con una preciosa pero triste canción de Ft Island que la estaba poniendo nostálgica. Cogió un callejero y se comenzó a abanicar. Para intentar contener las lágrimas y porque de repente había comenzado a hacer mucho calor. Sus compañeros lo notaron también y se lo que desprendieron de chaquetas y jerséis. Abbi se quitó su suéter holgado de punto, quedándose con una fina camiseta negra de tirantes. Probablemente demasiado escotada pero iba a ir a la cena con esa ropa y no quería comenzar a sudar y apestar. Sobretodo sabiendo que Sang Jae iba a ir. Jung Hee Yoo le invito, también a la subdirectora, pero esta declinó la oferta por compromisos familiares. Todos estaban muy emocionados con la salida de esa noche y especialmente contentos porque el director había accedido a acompañarlos, lo que consideraban un gran honor.

Recordé quien era.On viuen les histories. Descobreix ara