Capítulo 2

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Abrió con bastante dificultad la enorme puerta acristalada adornada com la serigrafía de Tornus. Llevaba ya cinco años trabajado en aquella agencia de viajes situada en pleno distrito financiero de San Francisco. En su corta vida, se había convertido en la favorita entre la élite de la ciudad. Su especialidad era organizar viajes completamente personalizados. Cuando un cliente los contactaba solo debía decir donde quería ir, cuánto tiempo, sus gustos y preferencias. Y ellos se encargaban de todo. Transporte, hoteles, rutas, restaurantes etc... Abbi bromeaba con que solo faltaba hacerles la maleta. Desde que comenzó allí se enamoró por completo de ese trabajo. Se emocionaba buscando rincones que solo los lugareños podrían conocer, calculando rutas para poder visitar una ciudad de la forma más completa posible o seleccionando restaurantes con encanto donde sentir plenamente el sabor del lugar que se visitaba. Cruzó el vestíbulo y camino con toda la rapidez que su atuendo le dejaba. Llevaba una falda negra estrecha y una blusa gris rayada semi transparente a juego unos preciosos pero incomodisimos tacones. Aquello era el enorme fallo de aquel trabajo Debía ir impecable, pelo, maquillaje y ropa. Sus compañeros vestían como en una pasarela y su jefa era la digna heredera de Meryl Streep en el Diablo viste de Prada. Así que ella estaba obligada a seguir ese ritmo. Dijo adiós a las chanclas, camisetas de tirantes y pantalones cortos para rodearse de un refinado fondo de armario. Desde Gucci a Prada pasando por Yves Saint Laurent entre otras. No tenía mucha cantidad de ropa, le dolía en lo más profundo pagar aquellas desorbitadas cifras por lo que ella consideraba un trozo de tela, pero gracias a Valeria que hacía verdadera magia con sus Outfits, lograba camuflarse entre aquellas víctimas de la moda.

Anna le esperaba, como cada mañana, en la puerta de la sala del café. Llevaba un vestido que Abbi calificaría como una camisa de hombre pero para una entendida era un vestido camisero a rayas azules con un cinturón fruncido.

- ¡Que cara traes! - el hombro que llevaba al descubierto tembló de la risa.

-Buenos días a ti también-ironizó y  señaló sus ojeras-. He dormido poquísimo y en parte por tu culpa.

- ¿Y la otra parte? ¿Estaba Henry en casa cuando llegaste y os pusisteis tontorrones?

-Estaba, pero dormido como un tronco.

- ¡Vaya! para eso mejor que hubiéramos ido a comer tacos -removió su té y la cucharilla tintineo en la taza.

-No iba a quedarme más y dejar que me echaras a perder. Podías tenerme bebiendo cócteles raros de esos toda la noche

-Eran Smoke and Mirrors -apuntó -. Pues cuando llegue a casa Tom aún seguía en el trabajo. Así que me hice un plato de fresas con nata y sirope de chocolate, puse Bridget Jones, pero en cuanto sonó "All By Myself" tuve que quitarlo. Al final me trague cuatro capítulos de las Kardashian.

-¡Que deprimente!

-Lo sé. Por eso deberíamos haber seguido de marcha -de repente abrió mucho los ojos con entusiasmo- ¿Y si hoy retomamos? Mañana es sábado.

-Abbi, a las doce tienes la reunión con los Grace-Bruce el subdirector las interrumpió con tono monótono y anodino.

-Lo tengo muy presente, gracias -le contestó ella con la poca amabilidad que le salía hacia él.
No se aguantaban. A su llegada se dedicó a chismorrear con todo el mundo que había entrado por ser la novia de quien era y sobre todo por ser la futura nuera de quien era. Y todo por que, casualidades de la vida, cuando el día de la entrevista salió del edificio Henry, que la esperaba en la calle, estaba hablando con una mujer muy elegante. Se presentó como Jane Lockslade, la dueña de la agencia y una conocida de Alan Adler desde hacía años. Tres horas después Abbi recibió una llamada informando que estaba contratada. Sabía que venir de la mano de un Adler le había abierto la puerta de Tornus y por eso hizo todo lo posible por demostrar que valia para ese puesto. Al principio llevo muy mal aquellos rumores pero poco después se descubrió que Bruce le había prometido el puesto a un primo suyo de Atlanta y entrevistar a más candidatos no era otra cosas que un paripé. Asi que al final los cotilleos se volvieron contra él por criticar lo mismo que pretendía hacer.

Recordé quien era.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora