¿Cama?

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Cuando Miguel Rivera sintió los labios de Hiro Hamada junto a los suyos se odió más de lo que lo odiaba a él. Detestó sobre todo su debilidad para evitarlo luego de que lo había tratado como basura. En su cerebro había pequeños fragmentos de canciones, todas de desamor, en la que los artistas pedían una última oportunidad al lado de sus amadas para ser feliz... sin duda era eso lo que influía sobre él y lo hacía ignorar que tenía el orgullo herido.

Pegó su cuerpo al suyo, era más delgado, un poco esbelto, tal vez como el de un gimnasta, sin alcohol encima podía apreciar los detalles de sus músculos.

-¿Qué carajo haces?- murmuró con la poca calma mental que tenía.

-Quiero hacerlo contigo...

Esas palabras se le derritieron por el cuello hasta la espalda, Hiro Hamada quería hacer el amor, bueno no, tener sexo con él. En otra época eso le hubiera bastado para saltar sobre alguien, pero ahora era un poco más viejo, y estaba un poco más herido.

-¿Por qué me haces esto?- preguntó mordiendo el hueco entre su cuello y su hombro, oliendo su aroma, esperando dejarle una incómoda marca que tuviera que ocultar cuando fuera a dar clases.

Ese breve reclamo trajo por un segundo a Hiro de vuelta desde el mundo de la pasión, ese era un reclamo sincero de alguien lastimado, una súplica para una explicación de sus actos. Pero su cerebro estaba frito, si se ponía a pensar se arrepentiría de lo que estaban a punto de hacer y lo deseaba, sobre todo y en todo momento, lo deseaba.

-Te lo explicaré...- prometió sosteniendo la frente de Miguel con la suya, mirando sus ojos café. - pero ahora tal vez me entiendas mejor si te lo demuestro... no soy muy bueno con las palabras...

Ah... la voz de el gran héroe de San Frantokyo tenía al mexicano en un extraño trance que se multiplicó al ver sus ojos rasgados buscando su mirada. Eran oscuros como la noche, como el cabello de las personas en su pueblo y pese a todo brillaban. Cerró sus brazos en torno a su cintura y lo atrajo, mordiendo ligeramente su labio delgado. Tenía perdida la batalla.

Lo sintió temblar y olvidando que lo odiaba, o tal vez sólo recordando su amor, se atrevió a preguntar.

-¿Estás asustado?

Si el genio decía que sí, Miguel iba a detenerse.

-Un poco, pero estoy seguro, sólo... ten paciencia conmigo, es mi primera vez.

Miguel lo besó con profundidad antes de preguntar de nuevo.

-¿Con un hombre?

Hiro sonrió y derritió cualquier sentimiento adverso en su compañero. El mexicano recordaría esa sonrisa hasta el último día.

-En general, no he dormido con nadie aún.

Y besó otra vez esa boca carnosa que tenía un ligero sabor a chocolate.

Pero el genio no sabía que los mexicanos tenían un pequeño problema con la virginidad... porque cuando se va no vuelve, y aunque después de eso ya da igual, la primera vez sí era importante.

-¿¿Qué??

-¿De qué?- preguntó somnoliento el americano.

-¿Eres virgen?

-¿Eh? Sí... bueno, bésame.

-No, espérate.

Miguel se alejó de sus brazos para respirar bien, luego volteó a verlo con sorpresa.

-¿Qué pasa?-cuestionó algo molesto el oriental.

-¿Cómo que qué pasa?, ¿qué estás pensando? No puedes acostarte con alguien así, porque sí.

-¿Eh?

-Es algo importante, no vas y te acuestas con un wey nada más porque está medio pendejo por ti... ¿¿¿CÓMO CARAJO SIGUES SIENDO VIRGEN??? ¡¡¡ERES TAN SEXY!!!

-... Pues gracias por tu percepción de mí, pero pues sigo siendo virgen porque no había querido acostarme con nadie, sólo contigo... podemos volver a...

-¡¿Quieres perder tu virginidad en el cuarto de universidad de alguien?!

-¡¡¡Miguel!!! ¡¡Me importan un fucking pepino el lugar, quiero perderla contigo!!

Apretó las manos con fuerza, no podía creer que el mexicano se portara de una forma tan estúpida.

El doctor lo veía con ira y él sólo podía pensar "quiere perder la virginidad conmigo... conmigo...".

-Vamos a otro lugar... un lugar menos... feo.

-¿¿Estás bromeando??

-No lo hago, no quiero que recuerdes esto, mi cuarto horrible, con una cama individual a medio tender, y los calcetines rotos de mi compañero de cuarto...

-No me importa el lugar y, ¡puaj! ¿eso es lo que apesta?

-Vamos- tomó su mano y salió de ahí- a algún lugar...

-¡Mi laboratorio! Está a 10 minutos caminando, 5 corriendo, vamos ya.

El mayor tomó su mano y lo sacó de ahí, escapó de todos, surcó por los caminos corriendo, sin soltar la muñeca de el muchacho de piel canela, tenía la sensación de que si lo soltaba se iría para siempre. Miguel sintió el jalón de su mano, su respiración aumentó aunque el viento frío de la noche lo hizo sentir menos culpable por lo que iba a hacer... también tenía la pequeña esperanza de que Hiro Hamada pensara bien las cosas antes de llegar, no quería ser el primer hombre del héroe... quería ser el último. Pensar en que lo usaba de esa forma, de nuevo, le dolía aunque su corazón no dejaba de decirle que si era su única oportunidad debía tomarla.

"No volverás a dormir con él Miguel, hazlo, besa su cuerpo, muerde su piel, lame su sudor... deja que se claven en tu memoria para que nunca lo olvides, para que siempre se quede algo de él en ti."

***

Finalmente, Hiro llegó al laboratorio, encendió las luces y dio gracias de haber dejado a Baimax en su casa. El sitio era el mismo cuchitril que la última vez... pero había un par de sitios que estaban limpios: El baño y la cama.

Apretó un botón en la pared y de ésta salió una cama matrimonial perfectamente tendida.

-¿Necesitamos algo más?

El labio de Miguel temblaba, sus ojos se veían confusos y se notaba tímido, como la primera vez que había ido. Mordió su sensual boca... esa boca que Hiro iba a probar.

-No... traje algunas cosas en la mochila- murmuró torpemente y sacó algunos líquidos, por un segundo dio a impresión de que el virgen era él.

Como siempre, la inseguridad hacía sentir cómodo a Hiro.

-Déjame ver si lo que dicen de los amantes latinos es verdad...

Lo besó con suavidad.


***

¡¡Hola personitas que me leen!!

¡¡¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡¡ Ya iba a lo bueno, lo juro!! Pero me contaron algunas cosas y me dije "nooooo, no puede sólo llegar así y ya, ¡Miguel es un caballero!". Creo que los mexicanos sí tenemos un problema con la virginidad de las personas, cuando te lo dicen es así como de "ah... y qué le digo o qué hago o qué" por eso, si van a dormir con un mexicano... no le digan nada.

El siguiente capítulo sí viene para adultos, por favor, si son menores de edad, sáltenlo y les dejaré un resumen en el que va después de este.

Quiero agradecerles a todos los que me han dejado comentarios, eso me anima mucho sobre todo cuando hay días difíciles como hoy, cuando todo sale mal. La escuela va un poco mejor pero siento que no doy el ancho en mi trabajo...

Gracias por leerme, me esforzaré por no hacer esto largo y espero que todos disfruten este fic. :3


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