Portón

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Hiro despertó con el primer rayo del amanecer, éste le golpeó los ojos, le recordó la garganta seca y trajo la cruda moral que todos temen cuando beben de más. Su respiración trató de ser pausada y buscó en algún resquicio de su memoria algún indició de la razón por la que estaba ahí. Lo recordaba.

El día de su cita con Miguel (no es una cita), perdón Hiro, el día de su encuentro con Miguel estaba nervioso, despertó más temprano de lo usual, llevó a Baimax a su habitación y comenzó a preguntarle cuestiones básicas de ropa y la cultura mexicana. En su afán por ser un mejor doctor, el robot buscó en internet cualquier respuesta que pudiera serle útil; nuestro protagonista estaba jodido por el latino (¡no sé qué es jodido pero no lo estaba, quítate y déjame contar!). Oh pues, entonces cuenta tú,  (un lado, escritora de quinta).


***Hiro***

Desperté sin preocuparme por ver a Miguel ese día, quería, deseaba sacarlo de mi mente desde ese beso que sólo causaría problemas (porque le había gustado demasiado y sentía que con uno más estaría dispuesto a seguir al mexicano hasta a la Patagonia), ¡cállate y déjame contar!

Llevé a Baimax a casa para un ajuste, en general me gusta tenerlo el fin de semana ahí por si algo ocurre. Le pedí que investigara un poco acerca de México para entender el contexto al cual me enfrentaba, podría ser posible que Miguel malentendiera mi rechazo como una forma de coqueteo (cosa que no iba a pasar, pues Hiro estaba dispuesto a dejarle claro que quería ser suyo de una forma total, no sólo un beso nada más como dice Luis Miguel) ¡No sé quién ese sujeto pero yo estoy narrando ahora (disculpa, sólo hago precisiones), no las hagas, (las seguiré haciendo porque yo sé todo lo que pasó y tú no, pero continúa, ebrio), ¡No soy un ebrio y.. ah... como sea, ¿dónde estaba? ah sí.

Me cambié tratando de no verme sensual (¡por favor!), arreglé mi cabello un poco (tardaste dos horas) y salí de ahí luego de recibir un mensaje de Gogo para encontrarme con mis amigos en la cafetería. Comencé a sospechar algo extraño, no era frecuente que todos se reunieran para verme y empecé a pensar en algún tipo de intervención para emparejarme con el moreno (si ayuda no necesitabas...)... ejem, como iba diciendo, salí hacia allá. 

Me sentía (enamorado) ¡no! ¡Me sentía bien! Tranquilo, caminando para ver a mis amigos, me atreví a silbar en la calle, cosa que nunca hago, y a repetirme que ese día no habría Grandes Héroes, sólo sería Hiro Hamada viendo a un chico tocar la guitarra (y qué forma de tocar)... no negaré eso.

En la cafetería estaban todos, incluyendo a tía Cass, los vi al entrar y los saludé. Me observaron extrañados un segundo, aunque cambiaron su expresión por una sonrisa. 

-Te ves bien hermano-murmuró Fred y me atrajo hacia él- Siéntate, de aquí nos vamos, en cuanto deje de llover.

-¿Vamos?-sentí pánico, ¿es que todos vendrían conmigo como la última vez? ¿era alguna especie de apoyo moral súper extendido? ¿era normal que los amigos te acompañaran a tus citas?

(Sabía que era una cita) No quise decir cita, quise decir... ah... como sea...

-Está lloviendo, igual que ese día...-comentó Wasaby, Gogo le dio un codazo.

Para este momento ya estaba seguro de que algo pasaba, todos se veían ligeramente apagados, Fred no tenía su clásico gorro y la misma Honey lucía melancólica.

-¿Qué pasa? - me atreví a preguntar.

Me observaron con extrañeza.

-¿No lo recuerdas Hiro?- murmuró mi tía delicadamente, luego me tomó la mano- Es el aniversario de la muerte de Tadashi... 

Di mi nombreWhere stories live. Discover now