Andén

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Hiro despertó con un dolor de cabeza terrible, la boca seca y el corazón roto. Cuando escuchó a Miguel salir, el genio había tratado de levantarse pero el alcohol había hecho de las suyas y terminó en el suelo. Baymax lo había levantado y llevado hasta su cama donde se quedó dormido apenas tocó la almohada.

Ahora tenía el doloroso sentimiento de las personas que recuerdan lo que hicieron la noche de borrachera, y vaya que le había ido mal. Todavía recordaba el rostro decepcionado de Miguel, la profunda herida en los ojos del chico y su voz llena de desprecio. ¿Qué se supone que iba a hacer?

Se levantó con cuidado y su tía ya lo esperaba, le comentó que lo encontró dormido y decidió dejarlo así, luego besó su frente y Hiro se sintió basura de nuevo.

-Iré a ver hoy a Fred, les llamaré a todos para disculparme...

-No te preocupes cariño, todos entendemos.

Y era verdad, todos lo hacían, por lo que cuando les llamó solo tuvieron palabras de aliento para él, sobre todo Wasabi a quien había herido a propósito.

-¡Hey! No te preocupes pequeñín, sé que estabas en un momento difícil.

-De verdad... de verdad lo siento.

-No hay problema, ya no pienses en eso.

-¿En serio?

-Para eso están los amigos, para soportar algunos gritos a veces.

Y su amigo lo decía en serio, por lo cual se quitó un peso del alma, uno al menos.

Luego vino la visita de Fred, quien corrió a su lado y lo abrazó con fuerza.

-¡¡Hiro!! ¡¡Mi amigo!! ¡Qué bien te ves! No parece que hayas salido de una borrachera.

-Gracias... ammm... ¿puedo sentarme?

Fred sonrió y señaló el puf a su lado, luego le tendió una Coca Cola y lo miró con tranquilidad.

-Fred... hice algo horrible.

-Todos lo hacemos, pero creo que no te refieres a nosotros.

-Le hice algo horrible a Miguel.

-Naaaa, los mexicanos tienen mucho aguante, una vez le tiré agua hirviendo sin querer en el pie, y me perdonó cuando salió del hospital cojeando.

-Hice algo peor... lo usé.

El rubio abrió los ojos sorprendido, sus cejas bajaron con preocupación y se sentó recto en su sitio.

-Eso no suena nada bien, dime ¿qué pasó?

Hiro contó todo, la sensación de locura y libertad, el deseo por olvidar su error, su intento de seducción que casi da resultado... sólo se guardó la sensación de sus labios, el sabor de su sudor y la sensación de su corazón rogando por ser tomado por ese chico, eso no lo dijo, no quiso soltar sus sentimientos tan pronto.

***

Leo San Juan

Xochitl y yo llegamos a mi departamento caminando. Ella tenía puesta mi chaqueta porque el tiempo había empeorado mientras caminábamos y le quedaba enorme, parecía todavía más pequeña ahora que la tenía puesta.

Al entrar se la quitó y la dejó colgada en la entrada, luego me miró con sus hermosos ojos enormes de gacela y preguntó por un vaso con agua. Ya había estado ahí antes, pero nunca solos y eso me incomodaba. Por lo regular cuando llevaba a una chica sabía lo que tenía que hacer, un poco de música lenta, vino tal vez, una historia graciosa para romper el hielo y un movimiento para acercarme.

Di mi nombreTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang