Cama...

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¡Alto! Esta parte es para adultos... o eso creo, si eres mayor de edad sigue leyendo, si no pues... te harás frígido o no sé. ¡Disfruten!

Cuando entraron al laboratorio, Miguel no tenía idea de dónde iban a hacerlo. Las últimas veces que había estado ahí no había notado nada que indicara que podía ser un dormitorio. por supuesto no sabía que Hamada pasaba muchas noches trabajando en la universidad y que había tenido que acondicionar el espacio.

Al apretar un botón que parecía un apagador, de una pared salió una cama perfectamente tendida, Miguel se sintió tan tonto en comparación con el genio que perdió su temple... aunque eso es mejor que lo cuente él.

***

Miguel

"Respira Miguel" pensé sacando las cosas de mi mochila "es sólo sexo, ya lo conoces". Tenía un lubricante en agua, un par de condones (uno con textura) y unos chicles. De haber sabido que esto iba en serio hubiera traído velas... o chocolate ¡cualquier cosa!

-Déjame ver si lo que dicen de los amantes latinos es verdad...

Hiro se acercó a mí y pasó sus brazos por mis hombros, me besó lentamente, como si supiera el punto exacto para hacerme perder la cabeza. Como si estuvieran hechas para eso, mis manos se amoldaron con suavidad a su cintura y lo sentí respirar.

Acaricié con la lengua su boca, sentí su aliento y mordí con suavidad su labio, sólo para ver si le gustaba. Él gimió, perfecto, le gustaba un poco el dolor.

"Tranquilo Miguel, sólo toma las cosas con calma y todo estará bien". El problema del sexo entre hombres es que el cuerpo no está hecho para él, o al menos no para que sea fácil, para colmo tenía que saber si Hamada era de los que daban o recibían.

-Oye... espera...-pidió entre suspiros, cuando su boca estaba lejos de la de él.

El estadounidense lo miró molesto y lo empujó a la cama.

-Ya estoy cansado de esperar.

***

Hiro

Si bien en el reino animal tener relaciones sexuales es con fines reproductivos, es bien sabido que los humanos lo hacen por placer. A decir verdad comprendía el asunto y había estudiado las terminales nerviosas que causaban la excitación con anterioridad, así que estaba al tanto del asunto.

-Ya estoy cansado de esperar.

Respondí ante su petición, no iba a dejar que se arrepintiera, no tenía idea de que Rivera fuera tan inseguro algunas veces, sobre todo después de verlo sobre el escenario... El escenario... la forma en la que se movía, su cadera siguiendo el ritmo, la pelvis en un balanceo... lo quería dentro de mí.

Sobre él, sentado con las piernas abiertas en su cadera, me desprendí de mi playera esperando que él no notara mi falta de músculos. Que su deseo fuera tan grande que no viera que mi cuerpo no era perfecto como el suyo. Por mi posición noté su erección en el pantalón y recordé cuando días antes la tuve en la mano, era más grande de lo que había pensado, palpitaba un poco y ahora quería verla con mis propios ojos.

Comencé a desatar su cinturón con destreza, mis manos, si tengo que decirlo, son muy hábiles. ¡Adiós botón del pantalón! ¡Hola cierre abajo!

-¡Profesor...!-suplicó por un segundo, sosteniendo mis manos como si quisiera detenerme.

Paré mis dedos y lo miré directo a los ojos.

-Llámame Hiro.

Esto lo descolocó y pude por fin liberar su pene que ya salía de su ropa interior. Era sexy así, con esa palpitación y el líquido en la punta que indicaba que apenas podía contenerse. Bajé hasta él sin dejar de mirarlo a los ojos, creo que él no tenía idea de que fuera a hacerlo pero lamí la punta.

Di mi nombreWhere stories live. Discover now