Capítulo 18

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10.00 AM. Los Ángeles, California

Cogí las baquetas y volví a sentirme completo, más que cuando tenía a una mujer en mi cama o cuando me drogaba. Llevaba semanas desconectado de ellas, y me dieron la bienvenida como si no hubiera pasado el tiempo.

Las descargué contra los platillos, y empecé a tocar. Los tambores sonaban –dum dum dum– y me dejé llevar por la música.

*****

Dia 5 antes de que me venciera el alquiler.

Dum dum dum, hacían mis pies sobre el pavimento.

Había salido de casa para pasear, pero ahora corría a la velocidad de mis pensamientos.

Lo sé, tendría que ser más organizada. Quedaban cinco días para que el casero me echara a patadas de allí, y por lo pronto no había decidido en qué usar el dinero ni si quería seguir viviendo en Los Ángeles.

Decidí pasar de vehículos y corrí por la vereda cercana de un de un bosque cercano –y por cercano me refiero a bastante lejos–, el caso es que quería andar para vaciar la mente de todo pensamiento. Y como no tenía nada en qué pensar…

Tenía más dinero que el que había podido ahorrar para vivir en Los Ángeles, por eso se hacía más difícil el cómo usarlo. ¿Seguiría en Los Ángeles? Desde luego ahora mismo podía permitírmelo, con ese dinero podía vivir un año entero, y sin tener que trabajar, sólo dedicándome a la fotografía. Pero había explorado ya todos los sitios de me interesaban, ¿y si cambiaba de ciudad? Podría dirigirme al norte, a una ciudad plagada de nieve donde volver a empezar de cero. También podría volver a casa y dejar que el tiempo pasara y que la fotografía fuera solo un hobby, y no mi vida entera.

Y luego estaba Dylan Hoyt. El destino nos enredaba, ¿o éramos nosotros? ¿Por qué parecía tan frio a veces, y tan cálido otros? ¿Por qué tenía esa sensación de que miraba de una forma especial? Debían de ser imaginaciones mías. Y ¿qué paso el otro día? Bueno, eso se puede explicar, el me llevo a su casa y yo antes lo había llevado a la mía. De todas formas no era sano para mí.

Eran cosas en las que pensar que no podía estar retrasando más. Dejaría que el destino me diera una señal.

Seguí corriendo a buen ritmo, dejando que el aire se llevara todos mis problemas.

*****

23.00 PM. Berlín, Alemania

Entre canción y canción, subimos al escenario a unos quince chicos y chicas al escenario. Todos ellos llevaban las caras pintadas en negro con nuestro nombre. Los saludé a todos ellos y les pregunté a cada uno su nombre, y les di colorante de la bolsa que sostenía. Augustus se acercó para seguir repartiendo colorante de otros colores.

Cuando todos llevábamos un puñado en cada mano, se inició la guerra, y el aire se lleno de colorante de colores, y nosotros también. Ese era un momento épico en cada momento del concierto de los Go!Planet.

Acto seguido, toquemos la última canción de ese concierto y nos retiremos al backstage mientras recogían los instrumentos.

–Venga, vamos a hacernos una foto –me dijo Augustus con la mitad de la cara de color verde.

Cogí el teléfono y nos hice la foto, que mas tarde subiría a las redes sociales para que los fans la vieran. Pero también se la mandé a mi hermano.

–Jordan, por aquí –me dijo Chloe guiñándome un ojo.

La seguí, evitando salir fuera del edificio y darme de bruces contra los fans y ser devorado por ellos. Chloe era parte del equipo desde hacía un año y había estado en todos los conciertos de la gira. Hacía tiempo que manteníamos una relación sexual sin compromiso, y quería cambiar eso.

No es que me fuera  a comprometer ni nada de eso, pero si a darle formalidad a lo que teníamos y a dar un paso más. A vernos no solo desnudos y en la oscuridad, si no salir juntos y tener citas –si, ya se lo cursi que suena eso, pero era la verdad–.

Acabemos en uno de los camerinos cerrados, no había cama, pero sí un sofá mullido donde nos habían entrevistado para una revista de música antes del concierto.  Y nos era suficiente.

*****

Tras caer sudoroso sobre los tambores y platillos, paré de ensayar. No estaba en plena forma, pero dentro de poco estaría perfecto para irme de gira de nuevo.

Fui a la ducha directamente, y dejé que el agua se llevara mi esfuerzo por el sumidero. Al salir de la ducha oí mi móvil sonar, al acercarme vi una foto que mi hermano me había enviado de él y Augustus tras una batalla de colorante. La verdad es que tenía ganas de regresar a los conciertos.

El próximo seria en París, y quería estar bien preparado para ello, pero por lo pronto ensayaría sin descanso para eso. Pero había perdido una oportunidad de oro, y te lo explicaré en pocas palabras. Siempre he viajado con mi hermano o con Augustus, y lo cierto es que no me gusta volar solo. Bueno, no me gusta volar y punto. He elegido una mala profesión para tener miedo a volar. Iba superándolo poco a poco, pero seguía necesitando a alguien que estuviera a mi lado.

Cogí el móvil y busqué en la agenda, tal vez encontraría a algún amigo que estuviera disponible para viajar y que me pudiera acompañar. La verdad es que no se me ocurría nadie hasta que llegué a la penúltima letra del abecedario.

*****

<<¿Quieres tomar un café?>>

Había leído el mensaje como veinte veces y no había sido capaz de contestar ni de cerrar la boca. Había estado corriendo, dejando que el sudor me empapara hasta que noté la vibración de mi teléfono y me pare a respirar.

¿Quería en serio tomar café con él? Ysolde, es Dylan Hoyt, ¡no hay nada que pensar!

Así que le conteste que si, y riéndome como una quinceañera, esperé su contestación con la hora y el lugar. Respiré un par de veces más y me puse a correr como una loca hasta mi apartamento, pues en dos horas tenía una cita con Dylan Hoyt.

Te puedes quedar [Resubido, sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora