┊ . ˚𝘉𝘢𝘯𝘨𝘵𝘢𝘯 𝘚𝘰𝘯𝘺𝘦𝘰𝘯𝘥𝘢𝘯 ✧ ⋆｡˚

𝙉𝙖𝙢𝙟𝙤𝙤𝙣

— No hagas esto más difícil T/N va...— lo interrumpí por segunda vez.

— Vete Nam, por favor... — murmuré llevando mis manos a mi rostro.

— En serio eso es lo que quieres? — cuestionó mirándome de forma incrédula y dolida.

— Vete he dicho! — mi voz fue levantada otra vez.

— Bien — dió un suspiro largo — Me iré, pero no olvides que te amo muchísimo T/N... — trato de acercarse pero lo detuve colocando una mano en su abdomen.

— Adiós — me levante y corrí escaleras arriba hacía la habitación que compartía con Namjoon.

Namjoon solamente se quedó parado en el centro de la sala desconcertado, tratando de analizar lo que acababa de ocurrir.

Era cierto que yo y Nam teniamos peleas como toda pareja, pero está sí que se les había salido de las manos. Nunca nos habíamos gritado cosas tan feas, reclamado cosas y mucho menos que alguno de los dos nos hayamos atrevido a levantarnos una mano como yo había hecho al empujarlo.

Namjoon al no aguantar el enojo, la frustración, la confusión y la tristeza que tenía tomo el vaso de cristal que estaba sobre la mesa y lo estrelló contra la pared.

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Al escuchar el horrible estruendo que sonó en la planta de abajo gracias al cristal me acurruque más entre las sábanas hundiéndome más en mi llanto.

Me sentía muy confundida, enojada, decepcionada, con muchos sentimientos encontrados, no sabía que hacer u pensar. Todo era tan irracional, sin sentido. El comportamiento tan indiferente de Namjoon era extraño y nuevo en él, por más que mil y una vez le explique las razones por las cuales trabajaba y estudiaba.

Que significaba lo ocurrido hace un momento? El final? El final de la relación con el hombre que amaba?

Aish, necesito un tiempo a solas  — me dije mentalmente.

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A la mañana siguiente desperté confundida sin saber cuando me quede dormida.

Un inmenso dolor de cabeza y cuerpo me inundó y por instinto lleve una mano a mi sien.

— Mierda auch — me queje por lo bajo.

Cuando el dolor disminuyó un poco me estiré y me levanté para hacer mi rutina mañanera.

Al bajar las escaleras encontre con la casa hecha un desastre. Cristales rotos esparcidos por el suelo, las sillas fuera de sus respectivos lugares, botellas de alcohol vacías y los cojines de los sillones arrojados en el suelo.

La ira y la frustración recorrieron mis venas y justo en ese momento mi celular sonó. Lo saque de mi bolsillo y sin mirar el identificador respondí.

[Llamada entrante]

- Bueno - dije en un tono suave aún mirando el estado de la casa.

- Hija? Cómo estás? - preguntó la voz de mamá notandóse la preocupación en su voz. - Ayer no hablamos, todo bien?

Sacudí mi cabeza saliendo de mi trance.

- Umm sí mamá, lo siento pero ayer no me sentía nada bien y estuve recostada casi todo el día - mentí apoyando mi mano en la barandilla de las escaleras.