49. ESPINAS SANGRIENTAS

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Tales dígitos evocaron viejos recuerdos aleatorios que ahora cobraban sentido; como las chicas del anuario, las rosas (en la morgue, el ramo y la foto), los "suicidas" y el lugar de su deceso., la dirección de la tienda de antigüedades, los posibles asesinos y sus alter egos, las cartas y quien sabe que otros detalles habrá pasado por alto. Todo estaba conectado.

Subliminal o explícitamente los números estaban implantados en cada una de las pistas, como una especie de clave para resolver algo más grande. Con todo esto en mente era claro que la novena chica, el noveno corazón y la novena flor, era ella. Pero, ¿por qué?

Dos rosas en su pecho luego de tres implicaban un tipo de conteo regresivo, algo sin precedentes estaba por ocurrir, lo decían las cartas y las fotos lo confirmaban.

Sin apetito tras su perturbador hallazgo, optó por quedarse a revisar lo recopilado en lugar de salir a almorzar. Profundizando meticulosamente respecto a las rosas, se percató de un pequeño pero importante detalle; a menos que tuviera un jardín en casa, solo había un lugar en toda la ciudad donde conseguir flores, y era en el vivero "Lilium Garden" a las afueras de la ciudad, en el mismo trayecto que conduce al parque, bastante cerca de la casa del posible psicópata.

Debía ir ahí, si las compró en ese lugar seguramente el vendedor podrá darle más información al respecto.

Guardando todo bajo llave y tomando su bolso, salió de la oficina y se apresuró a subir al auto, no había tiempo que perder, el rompecabezas cada vez estaba más cerca de ser completado.

En su trayecto al vivero cruzó de lejos el parque abandonado, donde la aparición quimérica de su amor no correspondido se materializó momentáneamente para desaparecer en un parpadeo. Habían sucedido muchas cosas ahí, sin embargo, debía dejarlas atrás.

Tras casi media hora de estresante trayecto, había llegado. Aquel lugar desprendía una calma y una serenidad etérea, el aroma a vida se sentía en el aire, la atmosfera del lugar era acogedora y confortante, desde el exterior se podían atisbar verdes hojas y coloridos pétalos de diferentes plantas de todos los tipos y especies, y al entrar, las sensaciones fueron incrementándose a medida apreciaba la belleza de la naturaleza y olor a petricor que desprendían los invernaderos y las plantas recién regadas. Los bambús se erguían imponentes al fondo mientras que las orquídeas irradiaban belleza bajo la luz del sol que atravesaba el techado traslucido que cubría su recinto.

Maravillada por lo majestuoso del sitio, por poco olvidó a que iba hasta que una de las jardineras la abordó.

—Bienvenida a "Lilium Garden" ¿Puedo ayudarle en algo?

—ah sí, lo siento —reaccionó distraída — ¿Me podría mostrar las rosas? —solicitó haciéndose pasar por una cliente (aunque su uniforme no pasaba muy desapercibido)

—No hay problema, acompáñeme —respondió dirigiéndola a otra área

—¿han vendido muchas últimamente? —preguntó mientras caminaban

—¿Rosas? Claro, todos los días, son las más buscadas.

—¿Qué color es el más popular?

—El rojo sin duda alguna, aunque también suelen pedir blancas, rosadas, amarillas. Todo depende del gusto —añadió

—¿Cuál es el color menos común en las rosas?

—hum, sin duda son el morado, verde, negro y el azul —exclamó haciendo memoria

—Fascinante ¿de casualidad tienen azules?

—Por desgracia no, ese tipo de rosas es sumamente raro y difícil de conseguir — explicó —no se encuentran de ese color en la naturaleza, solo se consiguen insertando genéticamente el pigmento azul en las rosas blancas —añadió —actualmente la variedad más exótica con la que contamos es la negra.

El asesino de ojos azulesWhere stories live. Discover now