45. CATARSIS

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Toda mentira llega a su fin, cuando la verdad empieza a emerger. Elizabeth lo sabía, mas no quería aceptarlo. Su pasado podría ser el motivo del tormento de su presente o quizá todos estos recuerdos que volvían de la tumba eran parte del juego del asesino para desorientarla y hacerla perder rastro de él.

Sea cual sea el verdadero motivo, debía afrontarlo con firmeza y no ceder ante sus emociones. Encarar el pasado no es fácil, pero tratar de mantenerlo enterrado suele ser peor.

Era doloroso para ella apreciar con melancolía la única foto familiar en la que todos lucían felices, sin embargo, la muerte es irreversible, y nada de lo que hiciera traería de vuelta a la vida a sus seres queridos.

Su madre no debió morir así y ella no merecía verla partir de esa manera.
Vengar su muerte sirvió de consuelo, sin embargo, la sangre no puede llenar el vacío del alma.

Una muerte no remplaza otra, solo crea un nuevo vacío por llenar. ¿Cuantos cadáveres serán necesarios para colmar el hueco desmedido de una mente corrompida? Solo había una manera de averiguarlo.

Aquellos hórridos pensamientos emergían para someterla, pero su fuerza de voluntad era más grande que locura en su interior.

—¡Reacciona!, ¡reacciona!, ¡reacciona! —repetía entre lágrimas mientras con ira y desesperación golpeaba el volante.

La situación se estaba saliendo de sus manos, si es que alguna vez tuvo control de ella. Lo único que restaba por hacer era analizar una vez más los hechos y dejar a un lado los sentimientos.

Entre las tétricas líneas de la nota que sostenía con rabia en sus manos, la última era la más intrigante; "Las flores son para los muertos"

Una clara crítica social o una referencia a los acontecimientos ocurridos tiempo atrás.

Esto último cobraba sentido y más al recordar eventos tales como los cadáveres remplazados por flores en la morgue y las muchas notas recibidas a lo largo de la investigación.

Teniendo en consideración lo anterior, aún no quedaba del todo claro el verdadero significado tras las rosas, sin embargo, la nota de voz ayudaría a entenderlo mejor;

"No confundas la maleza con flores". 

Nada es lo que parece, y detrás de cada muerte, carta y llamada, yace una verdad oculta tras un matorral de mentiras. Aunque nada era seguro, había algo claro;

Cada rosa era una víctima o quizás, un asesino.

Los colores, las cantidades y el significado tras ellas lo confirmaba. Todo estaba conectado. Cada flor, pertenece a un amor y cada amor a un asesino.

De ser así, las víctimas restantes solo eran el señuelo para desorientarla, y las verdaderas, nueve rosas. Eran las chicas del anuario.

Ya con eso claro en mente, su semblante cambió y la oficial determinada y segura de sí misma, había vuelto. Debía redimir su pecado; aunque antes llegó a pensar que la muerte limpiaría sus heridas, ahora sabía que salvar la vida de alguien más, era la mejor manera de salvar la suya.

El descubrimiento era una bocanada de aire fresco para su autoestima y la investigación, aunque no lo último por indagar.

Su acosador, o uno de ellos, aún estaba suelto, herido pero en libertad.  No obstante, ahora tendría un rasgo distintivo para identificarlo con menor dificultad.

Ahora resta saber como encontró esa foto y como supo sobre los asesinatos de la fiesta.

Los únicos indicios de su larga etapa de inestabilidad mental y los pocos rastros de las atrocidades que cometió, estaban plasmados en los expedientes clínicos de los cuales se deshizo luego de salir de rehabilitación, sin embargo, haciendo memoria con detenimiento, recordó que sólo eran las copias.

Los originales aún seguían en los archivos de la clínica donde, evidentemente, alguien los tomó.

Quien sea que esté tratando de manipularla, accedió a ellos por cuenta propia o por ayuda de terceros.

Y solo había una persona que pudo hacerlo; John Evans.

Él trabajó ahí, y es la única persona cercana a ella que pudo haberlos obtenido. Aunque aún no tenía claro cómo se enteró sobre de ello, nadie sabía sobre su condición mental, y mucho menos de su pasado. Nadie excepto Liz.

El simple hecho de imaginar que ambos fueran cómplices parecía absurdo y posible a la vez.  Liz podría estarle dando la información a John y este la usaba para su juego psicológico. Parecía razonable asimilarlo, sin embargo, había muchas piezas sobrantes que embonar, empezando con el porqué Liz quisiera hacerle algo así, o tal vez,  ella también esté siendo parte del juego.

No era la única posible sospechosa, Richard no podía quedarse atrás. Su detención no fue casualidad, probablemente hay algo detrás de todo eso que aún desconoce.

Si el asesino trataba de confundirla, lo estaba logrando. De un momento a otro el asesino pasó de ser un completo desconocido a ser Richard, John y ahora incluso Liz. 

Las apariencias engañan y nada es lo que parece, por lo cual estaba cien por ciento segura que ninguno de ellos era el verdadero asesino, sino simples títeres del verdadero genio macabro detrás de todo esto.

Todo lo que había investigado tomaba sentido a la misma vez que lo perdía. Una cosa llevaba a la otra y esta a su vez a la nada, estaba siguiendo pistas equivocadas y debía dejarlas a un lado. Era momento de quitar la rosa entre la maleza.

Antes de bajar del auto y regresar a casa por sus cosas antes de salir, el teléfono sonó y solo podría ser alguien.

—¿Ahora que quieres?  —preguntó Eli con seguridad.

—Necesito rosas para un velorio, ¿podrías traerlas por mi? —respondió una masculina voz en tono de burla.

—Claro,  me encargaré de llevarlas a tu funeral —añadió con sarcasmo

—Las flores son para los muertos —enfatizó con una risa sutil.

—Entonces te encantarán —respondió austera.

—A mi no, pero a alguien más si —enfatizó riendo —.Por cierto, te veías hermosa con ese vestido rojo, y tu mamá también —añadió —. Era el color favorito de tu papá, le gustaba tanto que quizo que tu madre lo usará hasta la muerte, así como tu lo harás.

—¿Que demonios quieres con todo esto? ¿dinero, fama, placer? —cuestionó molesta

—Aunque creas saberlo, nunca lo sabrás. Y cuando lo sepas, ya no existirás...

El asesino de ojos azulesWhere stories live. Discover now