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Una vez satisfecho con su trabajo, se arrastró por el pasillo hasta el ascensor. No tenía sueño. Bueno, en realidad sí, pero él vivía con sueño. 

      En realidad, por un momento se vio cansado de tan solo pensar en lo planificadas que estaban sus próximas horas. 

      Revisó la hora suspirando al ver que se le habían hecho las once. 

      Se subió al autobús hasta llegar a la dirección que le había dado Bang. Hizo un ruido de molestia cuando empezó a ver las pequeñas gotas estrellándose contra el cristal. Rápidamente se vio a sí mismo en una entrada hacia una casa de tamaño considerable, en la que le sorprendía que viviese una sola persona. 

      Tocó a la puerta intentando hacer suficiente ruido como para llamar la atención del ocupante del lugar, pero no el suficiente como para molestar a cualquier otra persona. 

      Se preocupó un momento de la vergüenza en la que se sumiría si había despertado al mayor. 

      Una luz encendida en el piso de arriba le alertó de que había actividad en la casa y se tranquilizó. 

      Escuchó unos pasos de pies descalzos sobre planchas de madera a través de la puerta. Y allí, bajo el pequeño porche de Seokjin, huyendo de la lluvia, echó de menos su cama y encogió los hombros para darse calor. 

      La puerta se abrió, dejando ver a un Seokjin en pantis con un jersey azul y unas gafas de culo de botella sobre su nariz, recordándole de alguna forma al famoso mago de los libros, aunque sus cristales eran más grandes que su nariz . Y por supuesto, a Seokjin le quedaban mucho mejor. 

      —¿Min? —Carraspeó, frunciendo el ceño confuso. 

      —PD-nim me ha pedido que te traiga esto. Solo necesito que lo firmes, debo llevármelo. —Rebuscó en su mochila, antes de tenderle los papeles, dispuesto a esperar en el porche. 

      Seokjin miró los papeles con recelo. 

      —Son las once y media. 

      —Sunbaenim me lo ha pedido. —Contraatacó, suponiendo que el mayor entendería que como becario no estaba en posición de oponerse a lo que el CEO le pedía. 

      —Sunbaenim te lo ha pedido, ya. —Agarró los papeles con molestia desapareciendo en el interior de la casa. 

      El pelirrosa volvió, menos de un minuto después y devolvió los papeles. 

      —¿No vas a leerlos? —El azabache murmuró, dudando si coger los folios, agarrados con desprecio. 

      —Sé lo que pone. ¿Algo más?

      Yoongi se sorprendió por la frialdad del mayor. Y bajó la cabeza, negando. Agarró los papeles y volvió a colocarlos donde venían. 

      —Lo siento, no ha sido un buen día. —Suspiró Seokjin mientras Yoongi se erguía de nuevo. 

      —Ya... Vi tu discusión con PD-nim. 

      —¿Me estas espiando, Min? —El cantante frunció el ceño, pareciendo serio, lo que provocó un momento de duda en el cuerpo del menor. 

Star °°Yoonjin°°Where stories live. Discover now