16. Terapia: la profesional y la amateur

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-Ah... es bueno escucharte.- dije sonriendo.

-¿Cuánto falta para el termino del semestre?-

-Dos semanas.- le dije mirando el colorido calendario de mi puerta.-Y en dos semanas más también me quitan el yeso.- le recordé.

-Debes estar emocionado...- dijo y escuché voces al otro lado de la linea.-Lo siento, debo cortar.- se disculpó.

-Te llamaré luego.-

-Sí, ¡oh!- exclamó.-¿Traerás a Dana y a Ben contigo este año? Necesito saber para que les preparen un cuarto en casa, o en el hotel si quieren... no sé.-

-Supongo, pero te avisaré.-

-Ok, adiós y tenía razón.- dijo y simplemente cortó.

Rodé los ojos ante aquella despedida tan propia de esa mujer y guardé el teléfono dentro de mi bolsillo.

Salí de mi habitación y subí al cuarto de Ben, pues allí también se encontraba Dana. Habíamos instaurado algo así como un "circulo de conversación" en el cual íbamos a ponernos al día en lo que se nos ocurriera, aunque conociéndolos esto era una estrategia para hacerme hablar y ahora que estaba comenzando a abrirme a la idea no pude negarme. Además, ellos también estaban obligados a contar sus experiencias y eso hacía que me sintiera menos acorralado.

Entré sin golpear antes, a pesar del trauma de la última vez, y los encontré sentados sobre la cama mirando el juego de tetris que Ben guardaba en su mesita de noche. Dana estaba concentrada jugando y él simplemente la observaba con atención. No pude evitar pensar que yo seguiría siendo el del puntaje más alto.

-¿Cómo te fue?- me preguntó Ben mientras daba unas palmaditas en la cama, incitándome a sentarme en ese lugar.

-Bien.- asentí.-Mamá quiere saber si irán a casa en las vacaciones.-

-¡Mierda!- maldijo Dana.-Perdí, aleja esto de mi vista.- sostuvo el tetris con dos dedos como si estuviera contaminado y me lo entregó.

-Eres una mala perdedora.- me burlé dejándolo sobre el escritorio.

-Dile a tu madre que sí iremos.- contestó Dana ignorando mi último comentario.

-Eh...-

Quien profirió ese sonido de obvia duda fue Ben, y tanto Dana como yo pusimos nuestra atención sobre él. Era obvio que tenía derecho a quedarse aquí o ir a visitar a su familia, pero aún así ese simple gesto tocó la sensibilidad de nuestra amistad.

-¿Qué?- lo presionó Dana.

-Estaba pensando en quedarme una semana y luego viajar de vuelta a casa.- dijo.

-¿Por qué?- preguntó ella.

-Tengo que ordenar unos asuntos con... ¿"Sultán"? ¿"Ibrahim"? no sé como lo llaman.-

-Ah no, espera.- dijo Dana.-Nuestra primera sesión de grupo de apoyo moral entra en sesión... luego buscaremos un nombre mejor porque ese es un asco, en fin, Ben, tu vas primero.- lo apuntó.

No iba a oponerme a ese orden, por lo que me acomodé en mi lugar y miré a Ben expectante mientras él ordenaba sus ideas dentro de su cabeza. Me daba bastante curiosidad saber qué pasaba con él y con Sultán, sobretodo teniendo en cuenta el hecho de que mi amigo amaba su soltería y que en realidad no se enfocaba demasiado en las relaciones románticas.

-Ok, entonces... lo conozco hace tiempo, pero solo este año me di cuenta de que había algo...- comenzó.

-¿Es de tu carrera?- le preguntó Dana, y todo en su postura me indicaba que estaba lista para lanzar preguntas.

La Primera RupturaWhere stories live. Discover now