Una joven de diecisiete años, cuya vida se ve envuelta en una serie de problemas, en su proceso conoce nuevos amigos y el chico el cual está dispuesto a darlo todo para protegerla de su infierno. La historia intenta trasmitir como una joven debe ser...
-¿Te has golpeado con Stevan?- Pregunté sin rodeos y muy molesta.
Joshua me miró de inmediato como si lo que dije fue algo grave, pero aún así no me contestó y entonces supe la respuesta, su silencio habló por él.
-¡Por qué me mentiste!- Me enojé y salí de allí, sentí que me seguía pero no le tomé importancia y seguí mi camino.
-Como quieres que justo el día que tuviste ese horrible momento con Diego, te diga. Ah mira Luna me topé con tú maldito padre y con la impotencia que llevaba terminé golpeándole y acabo mal.
Me paré en seco y lo miré, no sabía si reír o enojarme ante esta situación.
-Te lo prohibí Joshua, aún sigo en su casa y no sabes las cosas horrible que puede hacerme.- Dije molesta.
-Lo sé Luna, por eso quiero que pases menos tiempo allá.- Dijo mirándome.
-¡Dios!- Caminé a la salida aún molesta.
-Luna ¿Creés que es lindo para mi saber por todo lo que mi amiga de toda la vida pasa? Mi pequeña hermana.- Suspiró. -¿O que incluso ya casi ni me cuentes para no preocuparme?- Me detuve otra vez y lo miré a los ojos pero esta vez estaban tristes. -¿Creés que no lo sé? ¿Qué no sé lo que él está haciendo contigo?
-Esto pronto acabará, ya verás.- Me acerqué a él. -Ahora, no quiero que busques a Stevan, ni a ninguno de mis padres para pegarle o lo que sea ¿Entendido?- Lo miré amenazante.
-Si mamá.- Me abrazó y le correspondí al abrazo.
Enojarme con Josh no sirve de nada, a pesar de todo sólo se preocupaba por mi, sólo que no quiero que sufra o se lastime por estupideces como esas...
(...)
Había llegado el viernes y hasta ahora no había visto a Stevan y era raro, con Andrea siempre me chocaba y sólo me insultaba, cosa que es normal en ella.
Busqué la ropa que me había regalado Nicky para que la usara hoy y me la puse.
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Decidí dejarme el pelo suelto y poner las gafas en mi cabeza, me puse unos zapatos y no me maquillé, sólo usé labial.
Recibí el mensaje de Josh, ya eran las cinco de la tarde, según los chicos llegaríamos a eso de las siete. Salí de mi habitación con mi mochila en los hombros y bajé las escaleras lo mas rápido que pude.
-¿A cuánto la hora?- Escuché a Andrea y la miré sentarse en el sofá.
Sigo mi camino porque no tengo ganas de responderle a ese cerebro de paja.
-Recuerda protegerte.- Dice y Sonreí.
-Recuérdalo tú, prostituta barata.- Le dije antes de salir de ese infierno.
