30. La Guerra Santa

Start from the beginning
                                    

— Sí serás... Voy a destruirte, sentirás el poder la sacerdotisa de la luz —

Comenzó una transformación que hizo que su armadura pareciera más un vestido con metal puesto y su casco parecía una corona de guerra, su aura era como el de los monjes de las montañas, pero había un defecto, solo controlaba los elementos de la luz y el rayo, ya que estábamos jugando con nuevos poderes, aprovechó la situación para sacar su espada, una rara conocida como " Caza tormentas " o algo así, en lengua salvaje se le conoce como Tritio, capaz de rebanar hasta al más disperso fantasma, una espada de exorcistas, así que tuve que sacar mi nueva arma...

— ¿ Qué es ese sable que tienes en la espalda ?, no se parece a la que te vi la última vez —

— Este no es un sable, esta es la Espada Maestra... —

— ¿ La espada destructora del mal ?, ¡ imposible ! —

Comenzó el esgrima entre los dos, era como si ella esperara esta pelea desde antes, no iba a decepcionar a mi rival ¿ o sí ?, no le di chance alguno de tocarme, pero cuando lo hizo, volvió otra memoria a mí, el Sabio de 6 sendas había hecho esa espada también, y ahora conocía sus fortalezas, y sus debilidades.

Sin contener nada comencé a golpear de manera rápida la hoja de Tritio, pues en su base era débil, esto le daba flexibilidad, pero era muy quebradiza, así que tomando eso como ventaja, un golpe bastó para comenzar a resquebrajar la, y de un último golpe, la hoja se partió, con eso dieron por terminada la pelea.

— Me venciste, otra vez... Derrotada por un shinigami, dos veces... —

— Yo perdí contra ti 5 años, y nunca te lo repudie como lo haces ahora —

— La luz gana a las sombras... —

— Pero las sombras envuelven a la luz, es un balance, balance que sé que si se recupera, ayudaras a mantener —

— En eso no te equivocas, seré la próxima reina, y cree me que recordaré lo que aprendí de un insoportable pero muy sabio shinigami —

— ¿ A sí ? —

— Sí, recordaré a mi mejor amigo, Altaïr Canase —

Eso no me lo esperaba, la más rara y psicótica de mis acosadores me llamó mejor amigo, bueno, creo que para algunas cosas jamás será tarde cambiar, pero nos dimos las manos, fue cuando una explosión nos tomó por sorpresa, venía del laboratorio y eso sería normal si no fuera porque la clase de química no se da los martes, intentamos ir a ver que pasaba, pero nos dijeron que no podíamos acercarnos, pero en una emergencia muchas ordenes como esas quedan revocadas...

— Disculpe profesor, pero detenernos no va a hacer diferencias —

— Pero... —

— Si nos quedamos aquí nos matan, si peleamos podremos sobrevivir —

— Eso los matará antes... —

— No si sabemos que hacer, ¿ qué prefiere profesor Ryu, que cuenten su historia o vivir para contarla usted mismo ? —

No tuvo argumentos contra eso, así que solo nos hizo prometerle Mari y yo que volviéramos con vida, le dejé a su cuidado a las gemelas, solo saltamos a echar un vistazo pero encontramos lo que temíamos, soldados rasos de Solaris estaban atacando.

Mis fragmentos me permitieron ver algo que no notamos la última vez, había algo raro en sus armaduras, era como si tuvieran vida y los estuvieran controlando y ellos no pudieran evitarlo así que entre Mari y yo comenzamos a idear un plan para liberarlos, pero no sería sencillo, ya que primero había que distraerlos y eso sería por el tiempo suficiente como para hacerlos reaccionar, el problema estaba que el conjuro que los tenía prisioneros los enlazaba, al despertar a uno, la red haría que cayera de regreso, no podíamos dejar pasar eso, así que Mari los distraería hasta que pudiera crear y ejecutar un sello de dispersión fantasmal, este sello anula y destruye los hechizos de control mental, así que, en espera de que funcionara, comencé a hacer el sello y ponerlo debajo de ellos, al activarlo, aún a pesar de haberlo hecho, no creí que fuera a funcionar, pero funcionó, los soldados cayeron inconscientes.

Deje a Mari cuidando los y me apresure a ver a las gemelas, algo me hacia pensar que esto no había terminado y a veces odio tener razón, un cazador bestial de Micenas estaba abriendo se paso hacia las gemelas, me apresure a tratar de impedirlo, pero lo que vi fue la escena más impactante que pude presenciar, me recordó por qué jamás hay que provocar a un dios...

— Este idiota cree que pude tomarnos de rehenes, le voy a dar una lección —

— Se la vamos a dar ambas... —

Las gemelas solo levantaron sus manos, Virgo la izquierda y Midna la derecha, cuando el cazador se acercó solo chasquearon juntas y el mastodonte comenzó a compactarse dentro de su traje y de a poco comenzó a estallar su cuerpo dejando manchas de sangre por muchas partes, las gemelas solo lo miraban.

— Nuestro hermano te llevará a tu ultimó sendero, idiota — le dijo Virgo antes de patearle la cara.

Muy bien, esa escena fue muy tétrica, ¿ y si ese era solo 1% de poder que decidieron usar ?, si eso era cierto, entonces el poder de ambas al máximo era de pesadillas...

— ¿ Están bien ? —

— Lo tenemos controlado hermanito, solo encarga te del saco de allá —

— Digan me por favor que esto lo tenían pensado — contesté mientras le extraía su alma para enviarla al limbo.

— Un poco, sí —

— Eso no me ayuda mucho... —

Regresamos al domo mientras los drones de limpieza se encargaban de la sangre, algo parecía estar en desorden en el balance de la naturaleza, quien sabe cuanto tiempo pasará antes de poder acabar la guerra. Cierto, dijeron que empezó hoy, si tal solo supieran que esta guerra jamás acabó...

El Caballero del VientoWhere stories live. Discover now