2. Un mal día

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¿ Qué hacía la enfermera de mi escuela en mi casa ?, realmente no lo sé y pensé que nunca lo sabría, pero de todos modos atravesé la puerta, literalmente de nuevo, pasé por la entrada, pasé el corredor y llegué a la sala de estar, donde encontré a mis padres quienes tenían una cara de horror, como si les estuvieran contando la peor historia de terror de todos los tiempos, también vi a una mujer vestida como si viniera de Solaris, con la rara posesión de una capa de color negro, no la reconocí hasta que me acerqué, sabía que era la enfermera de la escuela, sinceramente nunca se me pasó por la cabeza que ella fuera de Solaris, pensaba que ella era de Tesara o de Tahun, tampoco llevaba el sello que indicaba que fuera de de allá, volvía a vagar en mis pensamientos cuando las palabras de mis padres me regresaron a la realidad.

— ¡ Altaïr ! ¿ qué haces aquí ?, deberías estar en la escuela — dijo mi madre.

— No deberían sorprenderse — dijo la enfermera — después de todo es el elegido...

Okay, en ese momento admito que me perdí, ¿ elegido ?, ¿ elegido para qué ?, ¿ qué estaba pasando ?, mi mente se nubló de tantas preguntas que apenas si podía mantener la cordura, sólo sabía que había creado una explosión de energía aparentemente oscura y no sabía que estaba pasando y nadie me daba una explicación para lo que me estaba sucediendo.

— ¿ Elegido ? — pregunté — ¿ elegido para qué ?

— Se que tienes preguntas — dijo la enfermera — Me llamo Luna, Luna Stunade...

— Sé quien eres — interrumpí — lo que quiero saber es que estas haciendo aquí.

Me hizo sentarme y empezó a explicarme la situación, cuando dijo que era de Solaris empecé a desconfiar, yo provenía de la casa enemiga, empezaba a creer que intentaría matarme en cualquier momento, tal vez no lo intentaba porque apenas estaba despertando, también posiblemente porque era muy pequeño.

— Si crees que voy a lastimarte estas muy equivocado — dijo la enfermera — soy de Solaris, pero fui exiliada...

Algo me motivaba a desconfiar de lo que decía, pero debía hacerlo ya que parecía que sólo ella comprendía que me estaba sucediendo.

Nos contó la historia de los inicios de la Guerra Santa, y de como se convirtió en una guerra secreta y de como Koga, el en ese entonces rey de Konoha se enfrentó a Lenara, la reina de Solaris y madre de Luna, todo por una simple profecía, sonaba estúpido, pero por alguna razón se escuchaba importante, ya que parecía que se estaba cumpliendo.

— Ya no puedes quedarte aquí — dijo Luna — ahora que has despertado, muchos asesinos y caza recompensas...

Su comentario se interrumpió en seco y su rostro cambió a una expresión de desesperación y tensión, estaba alterada.

— ¡ Debes irte de aquí, ahora ! — gritó de repente.

— ¿ Ahora que sucede ? — dije confundido.

— Ya te ubicaron... — dijo con lástima.

En ese momento, mi piel se erizó, mi pulso se aceleró y me dio un sentimiento de alerta, al parecer los había ubicado también.

— Debes irte, no puedes quedarte si no quieres que te maten — mencionó Luna.

— Él no se irá — reprochó mi madre — si lo buscan, que se lo lleven.

— Ustedes no entienden — dijo Luna — sí él se queda, lo asesinaran junto con ustedes, no dejaran vivir a nadie...

Luego de escuchar eso, preferí correr a mi cuarto e improvisar una maleta a quedarme a ver como me mataban junto con lo que debía llamar familia.

¡ Altaïr Canase, no vas a dejar esta casa ! — grito mi padre — ¡ no dejaré que un monstruo salga por esa puerta !

El tiempo que teníamos, el cual no era mucho, se estaba agotando y seguir con esta discusión haría que llegaran los asesinos antes de que pueda escapar, cuando me di cuenta, estaba en el suelo, sentía que que algo se había roto en la parte de atrás de mi cuello, sentía frío, todo se ponía borroso, pero empecé a recuperar la conciencia rápido, me intenté levantar cuando Luna me tomó de la camisa y me lanzó al sótano, tenia malas experiencias en ese lugar, esa solía ser mi habitación y mi cuarto de castigo, al parecer Luna le miró potencial para ocultarme allí, fue cuando miré la escena que nunca olvidaría.

— Donde está — dijo un tipo al cual no vi — y les suplico que no me mientan.

— ¿ Quien es usted y que esta... — dijo mi padre a medias.

Cuando miré bien, el sujeto había matado a mi padre, seguía preguntando donde me encontraba, quise salir a terminar todo pero Luna me detuvo, dijo que yo era de vital importancia para el mundo, pero eso no era suficiente razón para mi.

— Se agotó el tiempo — dijo el tipo — soy un cazador de Solaris y vengo por su hijo, así que me lo entregan y hacemos esto más sencillo, o los mato y lo seguimos buscando con mi equipo.

Mi madre, mi hermana, mis abuelos y mi prima eran la única familia que tenía, y tuve que ver como le suplicaban que esperaran hasta encontrarme, que él se iría conmigo y así ya no tener que soportar me, el cazador hizo caso omiso a los pedidos del resto de mi familia, por lo que los mató a todos, sin que sintieran dolor, luego ordenó que revisaran la casa, por lo que revisaban todos los cuartos que encontraban sin encontrarme, Luna me abrazaba y lloraba conmigo por lo sucedido.

— Lo siento — decía Luna — esto no debió pasar así, ellos no son así...

Yo no podía decir nada, estaba en shock, apenas si sabía que estaba pasando, Luna trataba de consolar me, pero no estaba funcionando, no me importó que fuera mi familia, ellos me odiaban, pero jamás e sido un admirador de la muerte.

Esperamos a que se fueran para poder recoger el resto de mis cosas y poder irnos.

No hablé en todo el viaje, perdí casi por completo la noción del tiempo y cuando la recuperé, ya estábamos en camino, era de noche y pasábamos por el bosque saliendo de Cenobia dirigiéndonos a lo que sería las aldeas de Tehara, cuando levanté la vista miré una torre, era gigantesca, demasiado para una torre, Luna se percató de eso y me explicó que era.

— Esa es la Torre de Babel — dijo mientras conducía — es conocida también como El Camino al Cielo, esta dividida en diferentes pisos, y cada uno de esos 100 niveles posee obstáculos para superar tanto física como mentalmente.

Me quedé observando esa torre un muy buen tiempo antes de que se perdiera en la arboleda, Luna me contó que existe un camino para llegar a la torre, pero se había perdido ya que se convirtió en un campo de batalla.

Luego de seguir la carretera por un buen tiempo, nos desviamos a una montaña, cuya carretera se dirigía en parte a un monasterio el cual se veía algo viejo.

— Se que te parecerá viejo — escuché que dijo Luna de repente — pero en realidad esta en buenas condiciones, será suficiente...

Yo no decía nada, no porque no quisiera, no podía, aún si quería hablar, no podía abrir mi boca, sólo podía quedarme viendo las estrellas preguntándome por qué pasaba todo esto.

— ¿ Por qué ? — salió de mi boca — ¿ por qué hicieron eso ?, no merecían morir, no así...

Mis palabras apenas se escucharon, parecieron un susurro, creí que no las había escuchado, pero al parecer me equivoqué, cuando me di cuenta, Luna me estaba abrazando, tratando de consolar me, bajé del auto, tomé mi maleta y entramos al monasterio subiendo al segundo piso donde las gemelas nos esperaban...

El Caballero del VientoWhere stories live. Discover now