Capítulo 18.

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- Hasta mañana chicos.- Digo mientras agarro mi pequeña bolsa para luego colgármela de lado y salir por la entrada de la cafetería.

- Hasta mañana.- Escucho gritar a algunos de mis compañeros de trabajo al verme salir.

Salgo de la cafetería y empiezo a caminar con mi cabeza abajo porque necesitaba asegurarme de que no me olvide de nada, pero en ese momento siento cómo mi cuerpo choca con algo y sólo formo una gran "O" en mi boca y mis antebrazos se levantaron. Me quedé en shock, hasta que pude reaccionar después de unos segundos noté que choqué con David, y sentí cómo me sonrojaba fácilmente.

- David, cuanto lo siento.- Le digo al ver que su playera estaba un poco manchada de helado.- Fue mi culpa.

- No, yo lo siento, de verdad.- Ví que sostenía dos helados, pero uno ya estaba un poco desecho y embarrado en su playera.

- Que tonta. Lo siento mucho, no quise hacerlo.

- No pasa nada, tranquila. Al menos salvé tu helado.- Me señala con la mano en la que tiene el helado al que no le pasó nada.

- ¿Mi helado? ¿Para mí?.

- No, para otra Mich.- Me mira fijamente y yo pongo una cara un poco confundida, y de pronto se empieza a reír.- Es broma, sí es para tí.

En ese instante reacciono y entiendo que lo anterior lo había dicho con sarcasmo, y ambos nos reímos para después seguir con la plática.

- Ay ¿para mí?

- Ahh... Ya te dije que sí... O bueno, no sé si dije algo mal, aun no me acostumbro al español...

"Que tonta" me decía a mí misma.

- No, no es eso, es que, nunca pensé que me compraras un helado. Que lindo.- Le dirijo una sonrisa, lo más sincera que pude y él me entrega mi helado.

- ¿Te gusta?.

- Sí, me gustas.- Al escuchar eso él alza una ceja y voltea un poco la cabeza sin dejar de mirarme; después reacciono y corrijo.- Digo, me gusta. Ammm... gracias.

Después se nota cómo aparece una sonrisa de lado en su rostro. Tan bella como siempre, como cada sonrisa que pone con aquellos labios bien definidos que me tientan a tocarlos durante todo el tiempo.

- Bien, ehh... Bueno yo quise verte para preguntarte si quieres, no sé... salir conmigo.

Mi boca era imposible cerrarla de tanta emoción que me dominaba en ese momento.- ¿De verdad? ¿Tú y yo?- Suspiré- Ahh... Claro que sí. Me gustaría.

- ¡Genial! Entonces ¿vamos?.- Me muestra una sonrisa y me extiende la mano.

- ¿Ahora? Pero, ¿no tienes que cambiarte por la mancha de helado?.

- Eso es lo de menos ahora, además tú ya tienes tu helado, y con eso estoy bien.- Ambos nos miramos mutuamente.- Entonces ¿vamos?.- Me vuelve a extender la mano, y esta vez decido agarrarla.

- Sí, vamos.- Y empezamos a caminar juntos.

Fue una tarde increíble, fuimos a una feria que apenas había llegado a la ciudad y nos subimos a la feria de la Fortuna y a la montaña rusa; ahí David gritaba más niñezco que yo y eso me hacia reír y al bajar casi casi vomita de tantos mareos que tuvo.

Luego de ahí fuimos a comer en un pequeño restaurante cerca de ahí, y finalmente terminamos en el centro de la ciudad visitando plazas y tiendas que estaban abiertas. Dado las 10:36 pm. decidimos irnos a mi apartamento.

Cuando llegamos, David me dejó justo en frente de la puerta, controlamos nuestras risas y él empezó a hablar.

- Fue divertido ¿no crees?.

- La verdad que sí. Gracias, necesitaba distraerme, je.

- Sí, de nada. Ojalá volvamos a salir.

- Sí, tal vez otro día.

Hubo un silencio, incómodo, pero luego David siguió hablando.- Bueno, de hecho, los chicos y yo saldremos mañana a una albercas, y queríamos invitarte para que estemos los cinco juntos ¿quieres venir?.

- Pero mañana trabajo. No podré.

- Saldremos en la tarde. Puedes ¿no?.

- Ammm.... Bueno, voy a tratar, porque debo avisarle a una amiga.

- Bien, de todas formas, te puedo pasar a buscar al trabajo, nos venimos a tu apartamento, te preparas y alcanzamos a los chicos.

- Wow, ammm... Sí, estaría bien. Gracias por la invitación.

- De nada.- Sonreímos uno al otro.- Bien, ya me tengo que ir. Me gustó hablar y salir contigo.

- Sí, igualmente. Cuídate mucho.- Se despide de mí con un beso en la mejilla y yo le respondo.

- Hasta mañana.- Veo como se va y yo pienso en lo mucho que lo amo y en lo mucho que me dan ganas de detenerlo y hacer que se quede en el apartamento, pero recuerdo que el lugar en el que vivo ni siquiera es mío.

Mañana un nuevo día. Al parecer ya íbamos avanzando.

Sin Importar El Tiempo... [David Bryan]Where stories live. Discover now