Capítulo XIX

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                                                                               Mi hijo se fue



"Mi hijo se fue" es una expresión en boga. Hoy en las colas que se hacen en negocios, farmacias, bancos se escucha esta frase y la tristeza en la voz de quien lo expresa.

En cualquier ambiente: señoras: madres esposas..."Estoy sola" dice una madre mi hijo se fue o mis hijos se fueron. Aquí no se puede vivir, literalmente "nos estamos muriendo de hambre". No soportaron tantas penurias y se fueron. Con seguridad en otro país estarán mejor, tendrán oportunidades...

Probablemente sí, pero te has preguntado ¿Cuánto sufre tu hijo? Lo difícil que le resulta vivir lejos de la familia, lejos de su casa, de los amigos, de tantos afectos. No es fácil.

Yo, digo dejar su patria es para valientes, para aquellos que tienen empuje, coraje y un deseo inmenso de luchar por la familia, de buscar oportunidades para tener calidad de vida, de escapar de la ignominia, de la injusticia, de la pobreza que cada día se cierne más sobre la población.

Aquel que deja su casa, su familia, su trabajo... es porque tiene un corazón inmenso y unos deseos inconmensurables de luchar por sus sueños, que en su patria se los han robado, de buscar calidad de vida. Digo un corazón tan grande como una autopista para empacar en él tantos sentimientos, tantos sueños, proyectos inconclusos, alegrías, dolores, la familia, los amigos y esas cosas materiales que tal vez tengan poco valor, pero lejos, en la distancia de tu hogar cómo se extrañan.

Cuando llegas a un país desconocido todo es extraño, es nuevo: esa cama o colchón donde duermes no tiene tu forma, esa almohada no es la tuya, esas paredes de la habitación lucen frías, sin color y se siente tan extraño, con tantas añoranzas que siente unas ganas tremendas de correr y correr hasta llegar a su casa.

Mira el cielo con tristeza buscando explicación a su nostalgia y cuando en las noches mira el techo de aquella habitación que no es la de él; se pregunta ¿por qué a mí? ¿Por qué a mi país? ¿A dónde voy? ¿Qué hago aquí? Son tantas las interrogantes. Aquí no hay familia, ni amigos. Esta no es mi tierra. Es un empezar de cero.

El que se va para otras tierras, a países lejanos requiere de ese corazón grande, muy grande para recomenzar una vida. Empezar una vida nueva.

Un corazón sin miedo, un corazón seguro que no tiemble ni tema ante el probable olvido. Eso no pasará quien te quiere no te olvida...

Vive otro momento, el pasado quedó atrás, el presente es el que importa y tiene el control de su vida.

Pero ese corazón grande, en ocasiones la tristeza lo vuelve débil, se detiene por momento porque siente que eso no es lo de él, esa no es su tierra, no es su país y ansía volver a su casa, a sus afectos. Qué duro es alejarse de la casa por circunstancias que nos obligan. Es lo que ocurre en mi país. Se van los jóvenes, se va el futuro forzados por la difícil situación, por las políticas erradas de un gobierno.

Para aquel que ha tomado esa decisión, por demás difícil, debe saber que se dirige hacia su propio destino y cómo debe luchar para entenderlo, para asumirlo, por eso necesita un corazón grande y una firme creencia en Dios que siempre lo acompañará. Llenarse de fuerza y no desmayar, pues Dios no lo abandonará.

Como ya he manifestado, no es fácil y solo lo puede entender quien lo vive.

agosto 30 de  2018

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⏰ Last updated: Jun 08, 2019 ⏰

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Emigrar (Un Escape a la Pobreza)Where stories live. Discover now