Capitulo VIII

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Por vía telefónica conversé con la madre de un emigrante, Egda, quien está sumamente preocupada, triste porque su hijo menor, Juan Antonio decidió irse del país con toda su familia: la esposa y los hijos.

 Egda siente que está destrozada, ni su esposo, ni ella duermen no pueden conciliar el sueño pendientes del viaje y la incertidumbre de no saber si volverán a verlos.

Lloran mucho. No se imaginan cómo será el día que les corresponda despedirlos. Manifiesta que ahora entiende el dolor de las madres que pierden a sus hijos y nunca más los volverán a ver, ya que su hijo hoy se va a otro país en busca de calidad de vida, por la evolución de su familia y ella está tan mal, aun sabiendo que tiene la posibilidad de volver a verlo.

Entre sollozos expresa: "no sé que será de nosotros. Tantos sacrificios de mi hijo y Narci para adquirir sus bienes y hoy salen de todo para emprender un viaje" Entiende que lo hacen por el bienestar de la familia, pero le cuesta aceptarlo y continúa; ellos tratan de explicarle a los chicos que en el país donde van no tendrán las comodidades que aquí disfrutaban, que deben adaptarse a un nuevo modo de vida y todas esas explicaciones me entristecen más.

Ante el corazón compungido de esta madre le dije: "No, la situación mírala desde otra perspectiva" Tus hijos y tus nietos embalan en esas maletas aparte de sus sueños el afecto de cada uno de los que aquí dejan. Los llevan en su corazón.

Juan es tu hijo, pero no es de tu propiedad tienes que dejarlo ir, que no te vea llena de tristeza. Sonríe y dile te va a ir bien, yo y tu padre vamos a estar bien. Recuerda sus hijos, Juan y Egdi, son jóvenes adolescentes y deben proporcionarles seguridad, educación, la posibilidad de una vida bonita.

 Hoy nuestro país es un caos y resulta difícil la vida, ya ni siquiera se puede adquirir lo básico para la subsistencia, no se puede salir a la calle sin el peligro y el miedo de ser asaltado o agredido por algún delincuente, hasta pueden quitarle la vida.

Recuerda es tu hijo y lo formaste con valores éticos y principios sólidos. Entonces confía en él, en sus decisiones. Ya tiene su familia y es su obligación luchar por ella. tú lo enseñaste a volar sin alas y es lo que hace, emprender su propio vuelo. Sonríe, abrázalo fuerte, bendícelo y deséale éxito en lo que decida hacer.

Dile que estarás aquí para ellos, toda vez que necesiten tu consejo, tus palabras que te llamen, te escriban. Hoy el mundo globalizado te permite acortar las distancias y a través de las redes puedes estar cerca. No olvides "tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida..." Expresión de un poema de Khalil Gilbran, apropiada en este momento para las madres que vemos a los hijos abandonar el nido, emprender vuelo en busca de nuevos horizontes.

Recuerda los hijos son como los barcos, queremos que sonrían que sean felices, pero no podemos sonreír ni ser felices por ellos. Ya al crecer son responsables de sus vidas y deben seguir desde donde los padres llegaron, así como los barcos parten del puerto en busca de nuevos rumbos para sus propios logros.

Emigrar (Un Escape a la Pobreza)Where stories live. Discover now