Ya se aproxima el viaje de Alejandro, será mañana 23 de febrero cuando inicie el tránsito que lo llevará al país de destino.
Ha estado apresurado, corriendo con sus gestiones de última hora. Su mamá lo observa y acompaña. Hoy le pregunta ¿tienes todo empacado? ¿No está muy pesado ese equipaje?' ¿llevas dinero suficiente? El responde tranquila, vieja, todo está bien. De manera que a esta hora aún anda por la calle, resolviendo, así dice.
Su madre está triste, pero no lo demuestra. Ella sabe que es común, hasta normal pasar por este estado de ánimo, la tristeza, pero cuidado con pensar que la vida ha perdido sentido, que no hay motivos para luchar.
Ellos mismos que emprenden vuelos son un motivo para la lucha, así que dice debo sacudirme la depresión y no soltar mis sentimientos. Corazón tranquilo, no llores... Debo estar con él despidiéndolo. Dándole mi bendición.
Cuando los hijos abandonan la casa por las razones que sean produce desazón, dolor el hecho y en ocasiones hay sentimiento de culpa por no haberles dado todo lo que debíamos, por lo que dejamos de expresar, por los abrazos que no les dimos.
Son tantas cosas, pero ya es hora de que él vaya en busca de sus metas y logros: su crecimiento profesional, el amor, vivir con su familia, disfrutar de sus hijos.
Aquí trae a colación la frase del poeta Khalil Gilbran "tus hijos no son tus hijos, sino los hijos de la vida misma, vienen a través de ti, pero no son tuyos".
Hoy los sentimientos son encontrados, chocan entre si; tristeza, dolor, pero también alegría. La alegría de ver a su águila volar, volar tan alto como sus ideales lo quieran. Está orgullosa de haberlo conducido a esta etapa de independencia, de haberlo enseñado a asumir responsabilidades, de tomar el timón del barco y echarlo andar.
Siente que sus esfuerzos han sido recompensados. Existe regocijo por haber formado un hombre independiente que hoy lucha por cristalizar sus sueños, por el bienestar de su familia. Considera que esto es un motivo para estar alegre y continuar con su vida hasta que Dios lo decida. Lo extrañará, claro que sí, pero internamente tendrá la satisfacción de haber cumplido con su deber. Haber formado un hombre, un ciudadano es su mayor orgullo.
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Emigrar (Un Escape a la Pobreza)
Short Story¡Emigrar es triste, es una decisión que duele!, y esa tristeza la tiene que vivir uno solo, ya que no acepta que se comparta, haciendo una mella mayor aún, en las personas profundas y sensibles. Es incluso más perversa que el dolor, porque éste tien...