CAPÍTULO XVI

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Inicio esta mañana con mucha esperanza. Ya Alejandro entra al campo laboral en la República de Perú. Agradezco a Dios por eso.

Concluyo esta historia con una carta para mi hijo

Buenos días:

Recordándote, hoy que ya no estás en este suelo, que te fuiste buscando futuro para tu familia. Yo, Pensando en el ayer, dejando que las horas transcurran vienes a mi memoria, lentamente, callada y suave se sobresalta mi corazón con los recuerdos: Es como si aún fueras un niño y me contaras las travesuras que hiciste cuando yo llegaba del trabajo. Siempre con una sonrisa como si narrara la hazaña más grande, una mentira, una sonrisa que me llenaba el alma de felicidad y me hacía sentir y pensar que valía la pena cada esfuerzo.

Mi niño más travieso, después que tu hermano partió al infinito, te convertiste en mi compañero. Tenías 27 años y aún estabas en la edad de las locuras y enamoramientos, sin embargo sabías de mis sufrimientos y temores, de mi tristeza. He cometido errores, tal vez no te di todo el amor, afecto u otras cosas que necesitabas, pero si procuré que tuvieras principios, respeto por la gente y por ti mismo, sobre todo dignidad.

En el transcurrir de la vida, ésta me fue dando lecciones para que comprendiera tus alborotos hormonales, las escapadas de la casa con las novias, llevarte el carro a escondidas... la vida me fue enseñando cómo, cómo superar tantas cosas que me lastimaban...

Hoy, hijo del alma, mi pequeño, aunque creciste siempre serás mi bebé Sé que estás lejos de mí, la distancia nos separa, las circunstancias te hicieron salir del país que te vio nacer y quiero rogar, pedir a Dios para que la vida generosamente se abra para ti, que cada caída sea sólo un traspié y que no permanezcas en el suelo más tiempo del necesario. Segura estoy que has entendido que en la vida lo importante es levantarse con más ímpetu después de la caída. Si caes cinco veces te levantas seis...

Los hijos todo el tiempo están en la mente de sus padres, de su madre. No salen de sus pensamientos.  Una madre nunca olvida un hijo, ni un solo día. Así que desde la distancia, cada día te abrazo y te digo cuando sientas la soledad, acude a Dios, pídele te dé mucha fortaleza y piensa en mí que con toda seguridad te escucharé y sabré que me necesitas, allí estará la palabra para alentarte, para estimularte a seguir adelante.

Mis oraciones estarán contigo cada día, te acompañarán y con todo mi amor te bendigo. Hay quienes dicen que los hijos son prestados y en efecto así es, son de la vida. Y lo entiendo, pero como cuesta desprenderse y decirle a un hijo "¡Vive, camina solo hijo!"

Emigrar (Un Escape a la Pobreza)Where stories live. Discover now