<•> Capítulo treinta y nueve <•>

Mulai dari awal
                                    

Tenía razón. Era demasiado afortunado de haber topado con esa familia. A mi padre lo extrañaba muchísimo, porque siempre me daba consejos para cualquier situación. Pero, debíamos seguir con nuestras vidas con normalidad, aunque ya nada fuera lo mismo.

Era el momento adecuado para darle un fuerte abrazo y fue lo que hice. Me guindé de su cuello, para luego darle un gran beso en la mejilla.

—Dame otro —dijo con picardía e hice caso al instante—. Otro... —volví a obedecer—. Otro...

Pidió de nuevo, pero esta vez, cuando mi boca se dirigió a su mejilla, él corrió el rostro, para así, unir nuestros labios de forma suave y lenta. Deliciosa. Entonces, tomando otra vez la iniciativa, me separé de él y me coloqué a horcajadas suyo. Sus manos viajaban suavemente por mi cintura.

—Así que... ¿La barba me queda bien? —reí. ¿Qué no lo había olvidado?

—Sip —respondí, acariciando su nuca—. Mu-muy bie-bien.

—Quería morirme cuando supe que ustedes dos eran novios.

Y dale otra vez con lo mismo. Definitivamente era ese tipo de persona que nunca olvidaba algo.

Reí, negando un poco.

—Ya pa-pasó.

—¿Lo querías? —asentí y él suspiró.

—Pero ya, ya fue. Pasado.

—Y espero de verdad, que se quede ahí —me dio una nalgada, de esas que tanto me gustaban—. Ya te dije que no me has visto celoso de verdad, Ivo. No provoques a Daddy.

Le mostré mi lengua, e hice una mueca digna de un niño de cinco años.

—¿Por qué mejor no usas tu lengua para chupármela?

Lamió mi cuello y prácticamente me deshice en sus brazos. Un tremendo escalofrío me recorrió por la espalda, haciéndome ocultar el rostro en su hombro.

—Anda, ¿tienes miedo? Harás enojar a Daddy y no te gustará.

—Ya.

Lo jalé del cabello, haciendo que se quejara. Siempre decía ese tipo de cosas que me apenaban al máximo.

—Eres un grosero, precioso. ¿Y bueno? ¿No me la vas a chupar?

Me incorporé de inmediato y apretando mis labios con fuerza, evité que me temblara la mandíbula. Sentía demasiada adrenalina en ese momento, por eso, decidí quitarme de sus piernas y arrodillarme al frente suyo.

—Ey...

Lo tomé del cinturón y lo miré desde abajo. Su expresión no tenía precio. Tenía la cara extremadamente roja y los ojos muy abiertos.

—Ivo, espera... ¿Lo harás?

—Dad-daddy quere, ¿no? —dije, refregando mi rostro en sus gruesas y trabajadas piernas.

Parpadeó muchas veces y rápido, para luego, tragar duro y asentir. Me encantaba ponerlo de esa manera. Él jugaba a ser un macho, pero era todo lo contrario.

Entonces, mis manos temblorosas ya lo estaban deshaciendo del broche de su cinturón.

—Derek vi que mi tía Pa...

¡Ay, noooo! ¡Otra vez nooo!

—¡Mierda Sophie!

Sí. Había entrado con total normalidad, así que no tuve más opción que moverme a toda velocidad detrás del sofá, para ocultarme.

—¡Aaaaaahhhh! —chilló—. ¡¿Te la iba a chupar?!

—Sí, maldita metiche —me volteé, y vi a Derek ponerse de pie y colocarse el cinturón—. ¡¿Por qué entras cuando no lo necesito?!

Perfecta ImperFecciÓnTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang