Compensación

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- ¡Ann! Tengo una idea para tu despecho -Yainy había venido a mi departamento justo después de hablar conmigo
- Deja de molestar, sólo quiero dormir -Me acurruqué en la cama
- Eso no te hará bien, tendrás pesadillas -Jaló la sabana haciéndome caer
- Ahhhg ¡¿Qué pretendes?!
- Debes conocer chicos, no sé cuantas veces te he dicho esto pero ya estoy harta de verte así por ese mocoso
- Ese mocoso me gusta
- Increíble, ¿Qué piensas hacer?
- No lo sé... No me consta que llegaran a tener sexo...
- ¿Vas a apelar por su lado bueno? No seas estúpida
- No hace falta que te alteres, yo soy la que sufre -Yainy cerró los ojos con amargura
- Bien, lo siento. Pero es que me enferma no poder ayudarte -Se sentó junto a mí
- Es suficiente con que quieras hacerlo -El timbre sonó haciendo que nos miráramos con extrañeza
- ¿Invitaste a alguien? -Negué con la cabeza
- No, y Jhon regresa mañana... -Me levanté y seguida de Yainy abrí la puerta, ésta le dio paso a una carga bastante pesada de entusiasmo
- ¡Ann! ¡Oh! ¿Te encuentras bien? Yainy me dijo que te sentías mal -Nel me abrazó con fuerza, frotando su rostro con el mío
- ¿Eso te dijo? -Desvié mi mirada hacia ella
- Me la conseguí en el camino, no pensé que vendría -Contestó de mala gana
- ¡Bien Ann! No te preocupes, he traído el remedio para tus dolores -Levantó las bolsas que traía entre sus manos
- ¿Alcohol? -Asintió entusiasmada - Sé muy bien lo que duele ser engañado, por eso quiero consolarte -Se paró entre ambas y abrió los brazos de forma dramática -¡Hoy será una noche de chicas! -Yainy se acercó a la puerta
- Ann, yo tengo que irme. Las dejaré para que... -Tomé su mano y la miré sonriente
- No me dejarás sola -Suspiró resignada
- ¡Bien, bien, bien! También les tengo otra gran sorpresa, he contratado a unos chicos guapísimos...
- Tal vez lo hayas olvidado pero estoy casada -Nel chasqueó la lengua
- Sólo son bailarines, aguafiestas. No es por presumir pero tengo muy buen gusto -El timbre volvió a sonar, Nel caminó con entusiasmo hasta la puerta -Deben ser ellos, ¡Esta noche será estupenda!
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- Buenos días señor -La miré sorprendido
- ¿Qué haces aquí? -Ann se había presentado en mi oficina, parecía haberse trasnochado
- ¿Acaso estoy despedida? -Negué sonriente
- No dije eso... Thomas está inspeccionando el sistema de seguridad nuevo, ve a ayudarle
- Sí -Asintió y se marchó

No creí que vendría al trabajo... Pero sin dudas pasó una mala noche

Aquel día corrió sin novedad, Ann había realizado todos los encargos mientras que yo me ponía al día con las mejoras de seguridad en el edificio.
Ese y los siguientes días de la semana habían resultado rutinarios, Ann se mantenía en aquella ridícula posición mientras que yo... No podía evitar sentirme incómodo.

Un día se retrasó al recoger su cosas, y decidí buscarla. Cuando llegué a su oficina la vi aseando el lugar pero, lo que llamaba mi atención era aquella expresión vacía. No la Interrumpí.

Entonces... Sí está sufriendo...
...
¿Por qué me siento tan mal?

Se había hecho de noche, la mayoría del personal se había marchado, y Ann ya terminaba de recoger sus cosas
- ¿Me vas a mirar todo el rato? -Preguntó con frialdad
- ¿No puedo? -Me miró retadora
- Estamos a solas
- Lo había olvidado, es tu tiempo ¿No? -Desvió la mirada
- No importa, sólo vete -Su voz era fiera, yo no podía contener más mi frustración y la descargué
- ¡No me jodas! ¿Acaso te sentarás a recibir todo y no harás nada? -Había hecho todo a mí alcance y era precisamente ese el motivo de mi estrés. Sin ninguna respuesta de su parte empezaba a hacerme sentir como el malo de la historia. Ella me miró con frialdad
- Eso parece molestarte -No pude ocultar mi sorpresa, era claro que lo hacia con ese fin. Ella desvió su atención -Nos veremos mañana -Caminó hacia la entrada pero la detuve tomándola por el brazo - Sueltame
- No lo haré -Se giró y me miró con fastidio
- ¿Qué quieres?
- ¡Yo...! -Quedé en blanco, todo lo que pensaba resultaba un disparate -...realmente no lo sé -Sin darme cuenta había soltado mi amarre, y ya no la veía a los ojos -¿Solo te burlas de mí?
- Lo pregunta quien se acostó con una mujerzuela -El desprecio se marcaba con cada palabra, pero aún así en su rostro no se desvanecía aquella sonrisa. Cerré los ojos con amargura
- Llevame a casa

Amor destrozadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora