COLMILLOS Y GARRAS

CAPITULO 37: CAMPAMENTO PRIMERA PARTE

Compartir, esa es la palabra que para la edad de 15 años de un mortal es lo más hermoso que hay. Molestar con tus amigos, reír con tus enemigos y amar a tus seres queridos, ha hecho que cada vez cambie mi modo de ver y pensar que opino del mundo actual. Los mortales por el momento no me parecen estúpidos, patéticos e indefensos.

Estos seres han hecho que mi odio se desvanezca cada vez más y más. Sus risas y sentimientos han hecho con el pasar del tiempo me vuelva más humana que demonio, sus tristezas han hecho que me compadezca más de aquellos seres indefensos.

Pero no todo es color de rosa, cada vez que pasa el tiempo voy descubriendo más cosas sobre mi pasado, mi presente y mi futuro. No solo la influencia de los humanos van hacer que mi futuro cambie, sino que el amor parece ser que tendrá un golpe duro.

Dos días después, todo decimo íbamos al famoso campamento, con el pasar de los días, Anthony y yo fuimos dos seres totalmente inseparables, compartíamos todo, el amor, nuestros cuerpos y nuestros sentimientos.

Mis compañeros, iban más emocionados que nunca, ya que por primera vez, saldríamos de la escuela legalmente, sin escaparnos o sin sancionarnos, simplemente iríamos a descansar de la ciudad, de nuestros padres y hasta de nosotros mismos.

Gordon y yo, por primera vez, saldríamos con los compañeros del manicomio, tendríamos la oportunidad de salir y conocer otros rincones de este país. Todos se preguntaran si somos vampiros ¿No nos afectara la luz del sol en un lugar donde prácticamente todo el año es verano?, no nos afecta ya que él y yo somos divididos, mitad vampiro y mitad demonio, el único efecto que hay en nosotros  es que debilita nuestras fuerzas para el combate. El ajo nos hace daño al igual que el agua bendita, no nos podemos reflejar en el espejo y no comemos comida mortal.

Preparamos todo para el viaje, ropa para playa, cremas (para disimular un poco que no somos iguales a ellos), alcohol, cigarrillos, vestidos de baño, accesorios para el cabello y sangre de sirena (para poder reflejarnos en el agua y por si nos tomamos algunas fotos) y mi collar en forma de garra que me regalo Anthony.

Cada uno cogió sus maletas, y nos despedimos de nuestros padres y hermanos. Gordon guardo nuestro equipaje en el maletero del auto, nos subimos en él y este comenzó a conducir para ir nuevamente al manicomio.

Al llegar a nuestro salón pudimos ver que todos estaban con sus equipajes de lujo, pude ver que aún no llegaba Anthony, así que me acerque donde estaban mis amigos y con una sonrisa y un beso los salude a todos, y Juliana con alegría me dijo.

-¿Lista para la farra de esta noche?-.

-Yo siempre, ¿Y ustedes están listos para romper las reglas?-.

-Sí-, dijeron al unisonó Juliana, Sandra, Marcos y Carlos. Sandra con una mirada cómplice dijo:

-¿Ya cada uno tiene su pareja para el bus y para la farra?-.

-Yo sí, iré con mi princesa-, respondió Carlos besando sensualmente a Juliana.

-Igualmente, iré con Anthony, bueno si llega, aunque si no, iré sola-, dije encogiéndome de hombros ya que al pasar el tiempo no veía a Anthony por ningún lado.

-Iré contigo si Anthony no llega ¿Qué dices?-, me pregunto Marcos.

-Si quieres sí, además hace rato no salimos tu y yo juntos-, le dije sonriéndole inocentemente a Marcos-Y tu Sandra ¿Con quien te vas a ir?-.

-Iré de farra, conseguiré compañía esta noche-, dijo coquetamente mi pequeña Sandra.

-Cachona-, dijo Juliana.