◑Apogeo◑

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Epílogo

Lunes, 15 de Septiembre del 2008

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Lunes, 15 de Septiembre del 2008

Había una pequeña nota colgada en la nevera con un imán maltrecho de una abeja de plástico. La joven de cabellos rizados con un cepillo de dientes en la boca frunció el ceño al ver la nota de su madre y continuó arreglándose para salir con sus amigos a una fiesta de viernes por la noche. Su padre aún no regresaba del trabajo y había pensado en nuevamente escapar aún ante el posible castigo que le pondría su madre al volver. A la joven de casi diesiciete años le importaba un comino, pues escupió la pasta dentífrica en el lavabo de la cocina y siguió arreglándose para salir antes de que su madre volviera.

Por otro lado, una figura solitaria avanzaba por las aceras tranquilas de Galway, Irlanda, sumida en un centenar de recuerdos que le provocaban un sabor agridulce en la boca.
Su cabello pelirrojo a la altura de los hombros, ondeaba ante el ventoso clima de otoño del lugar, con un fresco agradable a diferencia de los violentos gélidos de donde ella era originaria.
Sus ojos marrones iban lívidos, recorriendo el camino de hojas secas bajo sus pies. La mirada se clavó en la prótesis que sustituía el lugar donde su pie derecho debía estar. Algunas noches de lunas llenas, podía sentir un leve cosquilleo en la zona de la herida y las garras de la desesperación rasgaban su pecho.

El sonido del mar golpeando la orilla rocosa con vehemencia le trajo los arreboles de Reikiavik a su cabeza; como el sol se encendía como una pira y se ocultaba entre los riscos y coloreaba de naranja el agua cristalina de los helados fiordos en invierno, y como el mar violento cobraba su venganza con la costa en verano golpeando las rocas en medio del barullo de las gaviotas.

Aquel lugar no era la capital islandesa. Ella se había mudado a Galway, Irlanda, huyendo de la angustia que le provocaba al caminar por las aceras gélidas de su ciudad.
Con cada paso que daba, cada copo de nieve que caía o por el crujir de la nieve bajo sus botas, los recuerdos maltrechos de su vida en aquella ciudad la trastornaron. Llegó a tal punto que fue ingresada en un psiquiátrico por una fatídica depresión que le incitó al suicidio en múltiples ocasiones.

Su actual esposo, un exitoso empresario originario de Dublín, había tenido severas discusiones con ella y hasta amenazó con dejarla y llevarse a su hija adoptiva lejos de ella y su locura sobre los hombres lobo, un policía muerto y los recuerdos de la sangre sobre la nieve. La consideraba una paranoica de la que increíblemente ae había logrado casar.

La pelirroja cruzaba por calles, aceras y esquinas, ignorando las miradas cansinas de los transeúntes que regresaban a sus casas o trabajos. Había una leve bruma marina en el ambiente y muy en el fondo, se oía el mar embravecido.

Sus pies la condujeron hasta un puente sin ningún alma cercana. Su prótesis rechinaba como nunca aquellos días, la había cambiado en múltiples ocasiones aunque jamás se sintió contenta con ninguna de ellas.

La máscara de pestañas corría por sus mejillas, como un río de brea sobre una montaña de flores que eran las pecas sobre sus mejillas. Su mente ignoraba toda ética y el dolor de la pérdida la consumía en el fondo de su corazón.

No se había percatado, pero ya se encontraba parada en el borde del puente con el viento agitando su cabello pelirrojo y su abrigo daba un dramático ruido de frufrú. Lloraba internamente, aunque ya carecía de lágrimas. Eran incontables las noches que lloraba por Hannes, por recuperar esa vieja vida junto a él. Su mano subió hasta sus labios y contempló el cielo en iridescencia.
-La espera me mata todos los días...

Entonces, una voz fuerte la sacó de esa laguna profunda en la que había metido su cabeza.
Un joven, no parecía tener más de quince años, empujando una bicicleta que la llamaba para que no se lanzara.

-Señora... No lo haga...

Veronika lloraba como nunca. Había extendido los brazos y se podían observar las cicatrices paralelas de sus muñecas.
-Dime una razón.

-Porque vivir es hermoso, aún si estamos en las peores circunstancias que uno puede imaginarse. Aún habiendo cometido los errores y pecados más inhumanos, el arrepentimiento es lo primordial. La vida es una sola y no se puede desperdiciar.

Veronika observó al muchacho de tez un poco obscura, cabello negro y lo más impactante: unos vibrantes ojos dorados.

Ella quedó hipnotizada ante ellos. El recuerdo del lobo le vino a la mente y se pasmó en el sitio.
-¿Por qué me ayudas?

El muchacho rió un poco y se rascó la parte de atrás de la cabeza.
-No es nada personal. Solo trato de hacer lo correcto alguna vez... -y entonces, el chico tendió su mano a la pelirroja al percibir que ella confiaba en sus palabras.

Sus ojos dorados brillaron al sus manos tocarse y ella lo observó con algo de recelo al bajar de la baranda del puente y quedarse frente a él.

-Gracias por comprender...

El silencio fue grato aunque por primera vez, no le tuvo miedo a tan conocidos ojos dorados.

El muchacho se alejó arrastrando su bicicleta y Veronika observó atenta a sus movimientos. Él avanzó unos metros, caminó hacia una bocacalle y se perdió entre las casitas y árboles.

Veronika suspiró una última vez y siguió caminando rumbo a el bosque, para poder encontrar algo de paz para relajar la mente y quizá perderse en el follaje por unas horas antes de regresar a su hogar.
Por alguna razón, no sentía esa paranoia de que un lobo podría aparecer y siguió su camino en una extraña paz que le dibujó una cálida sonrisa en los labios. Esta fue dirigida al arrebol del cielo.

Del mismo modo que él se las dirigía a ella...

"No pienso continuar narrando con lo que ocurrió después. Jamás pensé que el muchacho la atacaría. Pues yo fui testigo de un hecho similar hace varios atrás, cuando una licántropo me atacó poseída por sus demonios logrando controlarse de manera increíble, demostrándome que nada podía vencer a la fuerza de voluntad y al amor que sentimos".

~Fragmento de "Varúlfur: Un monstruo incomprendido" del biólogo británico Travis Ackerman.

Teratos: Luna Roja (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora