Capítulo 50: ¿Chica Lémur?

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Levanté la mirada de las páginas, la verdad no quería saber que él había pensado en mí momento de auto lástima.

 

“-mira, solo digo que te servirá decir lo que sientes, tengo primas.-y una hermana.-, sé que eso de hablar mucho les gusta.

Suspiró como si fuera un tema que le sacara de quisio.

Oh no.

-Zeev, ¿qué es lo que quieres saber?, que no salido con nadie más porque la gente no puede verme con esos ojos,-¿Cuáles ojos? .- soy la chica que está sentada en una esquina vas le hablas lindo y piensa: “oh si, está interesado en mi”,-su vista estaba perdida como si remirara.- cuando lo único que quieres es que te presente a mi mejor amiga o a la chica de tu clase de inglés, pero no quiere nada contigo, porque ¡hey!, solo me quiere como amiga. Así son las cosas.

Ella era la clásica chica en la escuela a la que todos piden la tarea.

-¡¡ouch!!, ¿enserio eso te pasa?, creo que intimidas a los demás con eso de: “solo me usan para las demás”, y por eso nadie quiere salir contigo.

Es algo que ella misma se creó en la mente y si ella no se lo saca de su cabeza nadie podrá mirarla como ella quiere.

-dejemos de hablar de esto, ¿sí?

Se notaba tan incómoda con el tema como un niño de diez años al que le preguntan si tiene novia, el resto del camino solo miraba por la ventana y suspiraba de vez en cuando como si los recuerdos aparecieran una y otra vez.

Estacioné en el Hotel de los Lloyd, bajé del auto y  la miré, no pude evitarlo.

-¿tienes ganas de llorar?-dije mientras envolvía mis brazos a su alrededor, ella se veía tan pequeña mientras el estacionamiento lucía vacío y parecía como si fuéramos las únicas dos personas en la faz de la tierra.

-no las tenía, hasta que me abrasaste.

Rompió a llorar y la apreté, ay chica lémur.

 

 

 

 

No dejaba de pensar… ¿se dará cuenta sola de alguna manera que yo soy Zafiro Z.C.?

Por alguna razón quiero que lo sepa. Pero no quiero.

Solo Rey y los chicos lo saben, porque son mis amigos y… se enteraron de que cambie, de que todo era diferente, allí acababa de cumplir 20 años.

Quería escucharla, por alguna razón… no puedo borrar de mí las ganas de molestarla o hacerla reír.

Parece que su risa es adictiva. O algo así… yo escribo esa mierda romántica pero… no entiendo. No entiendo como las cosas que son plasmadas por mas ficción que lo creamos sucedieron, a alguien.

Agarré el teléfono y marqué el número de su habitación. Contestó al segundo tono.

-¿aló?-sonaba igual a hace unos minutos, ¿Por qué hago esto?

-¿me cantarías una canción para dormir?

Fue lo primero que se me ocurrió… genial Zeev, ahora solo falta que tiré el teléfono y te mande al carajo. Un clásico.

-no… cántame una tu a mí.

¿Es en serio? No se enojó, su risita sonó a lo lejos.

Anónimamente Yo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora