Capítulo 46: ¿reclamando?

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-Eres un puto.

-pero… me extrañaste.-me abrazó, rodé los ojos, bueno es cierto.

-sí… ni tanto.-fingí indiferencia, lo miré y este sonreía como estúpido.- ¿Qué?-pregunté.

-solo que… si la enfermera nos ve así pensará mal de nosotros como… “¡ay Dios, ¿Qué están haciendo?!”-lo último lo dijo con una voz chillona.-no sé tú pero… tengo una reputación que mantener, vi a la rubia que se babeaba por mí.-fruncí el ceño, locas enfermeras con hormonas. Rodé los ojos… ¿eso es una broma o algo así?, quité mi pierna de encima suyo.

-sí, ese puede ser tu chance de tirártela, espera me quito de aquí…- y me iba a levantar.

-nah. Que piense lo que quiera la pervertida esa.-me apretó como si fuera un osito. Me moví intentando zafarme. No pude. Puto ninja.

-okay…, no entiendo, se supone que debo quitarme o ¿no?

-no, no. Claro que no.

El aire estaba denso, y sentía el subir y bajar de su pecho, mientras pasaba mis dedos por su brazo que estaba envuelto en un yeso… escayola. Lo que sea. Lo había rayado y ahora tenía dibujos de cat-dog.

La curiosidad por cosas que no sabía me llenó.

-¿te molesta si te bombardeo de preguntas?-pregunté mirando el cielo raso.

-no… si yo también puedo preguntar.-suspiré. Buen trato.

-okay.-me alejé de él y me senté para quedar mirándonos frente a frente.-empieza…

-okay… no estaba preparado para esto.-sus ojos comenzaron a rodar por la habitación pensando, mientras el azul parecía volver a su estado normal, ni cansancio, ni dolor, solo el mismo mar de siempre.- si tuvieras que eliminar algún recuerdo de tu vida, ¿Cuál sería?

Se me despelucó el cuerpo. Bajé la mirada y este entendió.

Suspiró.-mala pregunta, yo también borraría ese.

Sabía que ambos nos referíamos a lo difícil de sorpresa.

-mejor comienza tú.-dijo él. Mirando a otro lado.

-¿Cómo es que si eres Zafiro, estabas es tu casa y en tu departamento a la vez? Y… ¿Cómo es que vives en ambos?

Frunció el ceño.-no vivo en ambos, uso el departamento cuando quiero pensar o escribir. O estoy angustiado, y también como punto para las cosas que me envían los lectores. Tú sabes…

-sí, claro.-asentí.- ¿Cómo es que te costeas una casa y un departamento?-se me escapó. Este casi rió.

-no me costeo el departamento, los edificios son míos.

Fruncí el ceño.- ¿son tuyos?

-ajá. Si no fueran míos, ¿crees que el señor Lloyd te lo hubiera regalado?

Fruncí el ceño aún más.- ¿Por qué no decírmelo?

-porque pensé que una cosa llevaría a la otra y descubrirías lo de Zafiro y bueno… ambos sabemos que hubo una época en la que yo no… no quería que lo supieras. No es que la gente lo sepa.

-¿tus hermanos lo saben?-pregunté entornando los ojos.

-no.-dijo simplemente.

-okay…-sentí como que era algo medio especial, o algo así. Quizá solo me lo quería decir a mí. Quizá.- ¿Qué harás en tu cumpleaños? Ya se acerca.

Anónimamente Yo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora