•Epílogo•

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-Tenia tanto miedo.

Las lágrimas de Kihyun le mojan las sábanas blancas, dejando un rastro perlado de agua pero a Minhyuk no podía importarle menos.

-¿Funcionó?

La única respuesta que necesita. La única certitud de que el dolor valió la pena.

Kihyun sigue lagrimeando, débil, conmovido como nunca lo había estado, como si todos sus demonios se hubieran despertado en el corto tiempo de inconsciencia de su pareja.

-Sí, lo hizo. Changkyun lo grabó todo, Seungcheol y Jihoon recopilaron los testigos y Hoseok hizo la denuncia. El director está enterado y los juzgados también.

Minhyuk sonríe, dolorido, y la sombría habitación de hospital parece iluminarse, cegada por el rayo de sol que es su risa cantarina.

-Lo hemos conseguido, Minmonggie... Dudo que ganemos el caso pero Hyunwoo no volverá a pisar la escuela... Así lo arreglan todo los ricos: huyendo...

El abrazo desesperado del chico fuerte desgarra el corazón de Minhyuk.

-Tenia morías de preocupación, verdad?

-No tienes idea.

Y el beso que comparten sabe a lágrimas y a victoria, junto con la esperanza de un futuro mejor.

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"Y qué le dijiste a Hyunwoo para que te partiera una costilla y te dejara irreconocible?"

"La verdad, esa que tanto duele oír. Que por mucho que la mayoría se postre a sus pies, siempre habrá alguien... Alguien como yo que le dirá que no. Porque nadie es más que nadie, y nadie posee a nadie.
Que resguardarse y mover hilos era una cobardía, y que si su felicidad costaba en la dominación, estaba enfermo."

"Y él que dijo?"

"¿Que iba a decir? Al principio me ignoraba, pero sus ojos lo traicionaban. No es feliz.
Hyunwoo es probablemente la persona más vacía de la escuela.
Pero reaccionó cuando le dije que no era suyo.
Me gritó, gritó como nunca nadie le había oído gritar.
Dijo que yo era suyo, que no podía ser de nadie si no era suyo.
Mencioné a Kihyun.
Y la oscuridad en sus ojos tornó a burdeos y solo recuerdo sus golpes, rabiosos, enfermizos..."

"No podías ser de nadie, pero le perteneces a Kihyun."

"No le pertenezco a nadie. No necesito que nadie colme ningún vacío en mi interior porque nunca me faltó nada. Me costó entenderlo pero ahora lo tengo clarísimo. Kihyun también es un ser completo. Y nos apoyamos y amamos, solo eso. No somos dependientes.

Eso es amor."

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La lápida reluce, brillante por la lluvia de la noche, y las flores de los lados, secas y marchitas tiñen el agua de tonos pastel.

Es la segunda vez que Minhyuk ve la vulnerabilidad de Kihyun, materializada en esos enormes lagrimones que, como una cascada, se deslizan por sus mejillas.

-Ojalá hubiera sido valiente.

Ojalá.

Siempre habrá un ojalá para Kihyun. Pero su mano, estrujada entre los deditos finos de su pareja le recuerdan que no está solo frente a ese recuerdo.

Ahora lo comparten todo, risas, pena, remordimientos y alegrías.

Y la lápida deja de ser una condena para alzarse como puerta al futuro.

-Ojalá no existe Kihyun. Ojalá es un mundo perdido, al que nadie puede llegar. Pero tranquilo, yo tengo otro mundo que enseñarte.
Se llama Ahora, y si me das un beso, notarás lo cálido que es.

Kihyun ríe, sorprendido por las ocurrencias de Minhyuk, pero le besa, tranquilamente, tomándose el tiempo de apreciar cada sensación.

-El Ahora es muy cálido, Minhyuk, y sabe a cerezas.

-Nuestro Ahora sabe a cerezas y huele a lluvia y flores marchitas, pero es perfecto porque es nuestro.

El sol empieza a retirarse, y la Luna despunta, acompañada por su ejército de estrellas.

Y para Kihyun, en brazos de Minhyuk, ya no hacen parte de Ojalá.

Sino de Ahora, un Ahora que comparte con el muchacho, ya no tan esquelético, que le toma de la mano.

Fin

el tercer tipoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora