•6•

457 102 13
                                    

Hyunwoo es popular.

No hay persona en la escuela que no le conozca.
No hay persona en la escuela que no le admire.
Y, obviamente, no hay nadie que ose contestar su opinión.

Desde pequeño, siempre ha pertenecido a ese pequeño grupo de privilegiados que no importase lo que hicieran, siempre era bien recibido.

Esta era una realidad ventajosa, pero de la cual Hyunwoo nunca había abusado.

Los recuerdos de su infancia siempre eran los mismos. Las constantes mudanzas y el enorme apartamento de dos plantas vacío, que no era siempre el mismo pero tampoco era diferente.

Siempre había destacado por sus cualidades físicas e intelectuales, sin embargo, sentía que estas eran sobrevaloradas por muchos.

Pero tampoco era como si le molestara.

No era caprichoso, ni insolente, ni desagradable ni agresivo.
Sin embargo, estaba acostumbrado a la sumisión por parte de los que le rodeaban. Había aprendido a no bajar la cabeza por nadie, y su orgullo se apoyaba en los cientos de adolescentes que le idolatraban sin ni siquiera plantearse la posibilidad de que se equivocara.

Hyunwoo era un adolescente afortunado, con la vida resuelta, una familia pudiente pero cariñosa y prácticamente la vida resuelta.

Menos por una cosa.

Lee Minhyuk.

Hyunwoo nunca se había considerado un acosador.
Nunca había necesitado utilizar su autoridad para doblegar a nadie.

Pero Lee Minhyuk... Deseaba su destrucción por encima de todo.

Su odio empezó el primer día de su translado al instituto.
Hyunwoo recuerda su presentación a la clase, la mirada admirativa de sus compañeros y el pelo revuelto de Minhyuk, sentado junto a la ventana, por dónde miraba con interés.

Ignorándolo.

Cada vez que Hyunwoo piensa en ese momento, recuerda  esa asquerosa sensación cálida que inundó su cuerpo, su deseo por sentarse junto al chico y acariciar esas hebras rebeldes que volaban con el viento.

Que fue eso? Hyunwoo no lo quiere admitir, pero sabe perfectamente lo que pasó esa mañana de primavera.

Toda su vida iba perfectamente. Todo estaba planeado.
Y ahora aparecía ese Don Nadie y le hacía dudar.

Dudar.

La sensación cálida se mezcló enseguida con la amargura y el miedo, generando el odio.

Minhyuk, por ese entonces, era alguien con pocos amigos, pero popular en el colegio.
Era atractivo, simpático y su sonrisa contagiaba el ambiente.

Para Hyunwoo, no fue difícil destruirle.

Los pocos amigos de su víctima pasaron a orbitar alrededor suyo con una facilidad altamente desagradable.

Simplemente ignorándo a Minhyuk y soltando a veces comentarios desagradables sobre su aspecto, logró que es chico culpable de sus dudas y inseguridades se convirtiera en un marginado.

Hyunwoo seguía odiandolo, pero se sentía mejor .

Se sentía mejor.

O eso quería creer.

Por mucho que las palpitaciones de su corazón se activasen en cuanto lo veía.

Por mucho que se sintiese morir cada vez que le insultaba.

Por mucho que se sintiese culpable por la brutal pérdida de peso de Minhyuk.

Lo odiaba.

Era la única manera.

Y era ya tarde para arrepentirse.

el tercer tipoWhere stories live. Discover now