CAPÍTULO CUATRO:

2.8K 376 119
                                    

Los centros médicos para los Androides habían sido uno de los primeros cambios presentados por el estado. Markus mismo había ayudado a convertir viejos centros de distribución en hospitales para androides. Sus puertas estaban abiertas a todos ellos. En poco tiempo su brazo pasó a estar tan bueno como uno nuevo (de hecho, era nuevo), su sangre azul perdida fue repuesta y todo había vuelto a la normalidad.

Excepto Hank. No estaba en su habitual carácter en absoluto.

A pesar de permanecer con él durante la mayor parte del proceso de reparación, todavía estaba distante y hosco. Al menos parecía aliviado cuando le dieron el alta a Connor.

—¿Quieres que te lleve a casa? Tu chaqueta está rota —se ofreció el mayor.

—Por supuesto.

Silencio.

Hank comenzó a alejarse, pero Connor se detuvo con cautela. ¿Qué estaba mal? Él había sido reparado, todo estaba... ¿bien?

—¿Vienes o qué?

—S-sí.

Se apresuró a perseguir a Hank y se unió a él en el auto acompañado por la sensación más incómoda que hubieran tenido a lo largo de toda su relación. Antes de volverse un divergente, siempre se había sentado con Hank en silencio para luego verse mezclado en una conversación sobre el trabajo y algunas veces con el Teniente introduciéndolo a una nueva música. Esta noche Hank rechazó todos y cada unos de sus intentos de conversación y lanzó un deprimente heavy metal que parecía extrañamente adecuado para el humor oscuro en el que se encontraba su compañero.

Después de un rato se dio por vencido y dejó que Hank resolviera lo que sea con lo que estaba luchando por su propia cuenta. Había aprendido que a veces la mejor medicina para el humor de Hank era en realidad el silencio.

No funcionó esta vez.

Aunque no les quedaba mucho por hacer, la sensación permaneció tensa y desagradable en el ambiente durante todo ese tiempo. Al final llegaron al viejo edificio de apartamentos que había sido remodelado en unidades de vivienda asequibles para androides. Le quedaba bien a Connor, satisfacía sus necesidades y eso era todo, pero Hank pareció mostrarse aún más descontento desde el primer momento en el que llegaron.

—¿Qué es este lugar? ¿De verdad vives aquí?

Frunciendo los labios, Connor asintió. 

—Sí —estaba un poco herido por el tono en la voz que su compañero utilizó.

—Hogar, dulce hogar... supongo —Hank murmuró.

Caminaron hasta el departamento sin más comentarios. Connor abrió la puerta y dejó entrar a Hank a su casa. Era un departamento, sin mucho mobiliario; solo unos pocos lugares para sentarse, una cama y un tocador que contenía su ropa. A decir verdad, Connor pasaba más tiempo en la casa de Hank que en su propio departamento.

—Por favor, siéntese —dijo señalando a una de las sillas. El androide se acercó al tocador y comenzó a quitarse la ropa rasgada, perdido en sus pensamientos sobre el mal humor de su compañero.

Hank frunció el ceño un poco, pero seleccionó la silla de aspecto más cómodo y se dejó caer. Ugh. ¿Por qué no podía simplemente entender que su vida era importante? ¿Por qué tenía que actuar como si todo eso no importara? ¿Acaso no le importaba del mismo modo que él? Deseó haber podido tomar una cerveza. Miró hacia arriba para preguntarle a Connor si tal vez tendría algo así en su apartamento, cuando descubrió que el chico se estaba quitando la ropa.

—Fff... —el sonido se le escapó antes de que pudiera detenerse o ser consciente de él.

—¿Teniente?

"Gasoline" (Gasolina) - TRADUCCIÓN AUTORIZADAWhere stories live. Discover now