Faltaba solo una hora para que JiMin tuviera que plantarse frente a alguien que no conocía y hacerse el idiota ante su pésima labia. Estaba un poco nervioso, porque además de ser un idiota, sabía que su puesto en la mafia lo rodeaba de armas y cosas peligrosas contra su vida humana.
Eran las nueve de la noche, JiMin aún miraba su closet (ya lleno con su ropa) decidiendo que se pondría para el encuentro, estaba en ropa interior sentado en el borde de su cama con Drac a un lado.
—¿El pantalón blanco de vestir o el negro de cuero...?—pensó en voz alta.
—¡Sin ropa estaría mejor!—escuchó al otro lado de la puerta, luego vio a JungKook entrar por ella. Le vio en ropa interior y sonrió—De verdad quieres quedarte y que te folle ¿cierto?
JiMin se puso rojo y se cubrió con la sábana de la cama.
—No...—trató de no mirarlo a los ojos para poder mentir en paz—Solo no se que ponerme.
JungKook suspiró negando con la cabeza, se acercó al closet y literalmente sacó lo primero que se encontró y lo tiró en la cama. Un jeans blanco y un suéter color piel. JiMin los miró e hizo una expresión de sorpresa, Jeon también tenía estilo. Este hombre hacia de todo.
—Ya, ponte esto—dijo—Le das muchas vueltas al asunto. No quiero que le des ninguna importancia a YoonGi.
Salió de cuarto dando un portazo.
JiMin se quedó un momento confuso, luego borró la idea y se puso el conjunto que escogió JungKook con unos tenis del mismo color de la suéter. Se puso perfume y salió de su habitación en dirección a la sala de estar de la casa. Ni JungKook ni NamJoon estaban cerca de ahí.
JungKook estaba con NamJoon en la pequeña sala antes del garage, ambos miraban la mesa con el ceño fruncido. Cuando JungKook notó la presencia del rubio, le hizo señas para que se acercara.
JiMin vio como todo un inventario de armas estaba puesto en la mesa como el pan de cada día. Su estómago se revolvió ¿lo iban a hacer usarlas?
—¿Sabes usar un arma?—preguntó JungKook, JiMin lo miró sorprendido y negó, el pelinegro se volvió hacia NamJoon—Una navaja será.
JungKook pasó su mano por encima de las armas como si fuera a elegir una carta del tarot y casi como si fuera un iman una daga de hierro con un mango de oro. El cuchillo tenía grabados en la hoja y en el mango, tal vez significaban algo, pero a JiMin le pareció bastante bonita para ser algo tan letal.
JungKook se la extendió con cuidado, JiMin estaba dudoso de si agarrarla.
—Tómala—tomó la mano de JiMin, puso el arma en ella y la cerró alrededor de la navaja—Esto es solo precaución extra, no tienes que usarla.
—Solo es protección para ti, JiMin—agregó NamJoon, JiMin asintió. El pelinaranja miró su reloj y luego a JiMin—Es hora de irnos.
JungKook lo miró, y por primera vez en más de dos semanas JiMin le vio soltar el aire de sus pulmones de una manera fuerte y entrecortada. Estaba nervioso.
'Está nervioso por la entrega, yo solo complazco su pene' se dijo a si mismo, ya durante este tiempo se había puesto la idea en la mente de que básicamente pagaba con su cuerpo el error que cometió.
—Muy bien—JiMin respiró hondo y agarró la navaja con determinación—Vamos.
Salieron de la sala, NamJoon, JiMin en el medio y Jeon desde atrás observando todo. NamJoon abrió el portón del garage, un cuatro por cuatro color negro estaba afuera seguramente esperando a JiMin. NamJoon se acercó al vehículo y le abrió la puerta de atrás a JiMin.
—Es mejor si esta vez te sientas atrás—dijo, JiMin no dijo nada y se montó, aquello parecía un Uber y no le gustaba para nada.
NamJoon se montó en el asiento del conductor, cerró la puerta y JungKook se acercó por la ventanilla. Le dijo unas cosas en voz baja a NamJoon, este último sonrió y JungKook le golpeó en hombro.
—Ya—terminó JungKook, se volvió hacia JiMin—No le des importancia a YoonGi.
Eso fue lo último antes de alejarse del auto y que NamJoon saliera de la casa. JiMin llevaba esas palabras en su mente todo el camino, se suponía que YoonGi no podía convencerlo de nada ¿cierto? De nada que fuera importante.
—JiMin, cálmate, puedo sentir tu nerviosismo desde aquí—NamJoon habló con una notoria sonrisa en su boca.
—¿Pueden hacer eso?
—Yo si—respondió—No todos tenemos las mismas habilidades...
—¿Entonces todos pueden hacer cosas diferentes?—JiMin se acercó más al asiento del conductor. NamJoon notó como su nerviosismo se había ido y ahora estaba bastante emocionado.
—Si, también depende de que elijas ser...
—¿Que puedes elegir ser?
—Eso te lo explicaré después JiMinie...
—Ese apodo está más normal..—JiMin se volvió a recostar en su asiento y miró por la ventana sonriendo—¿Mochi?—susurró para si mismo, su sonrisa no se fue por mas estupido que fuera el apodo por el que JungKook le llamó.
El camino no duró más de diez minutos, NamJoon había entrado en otra propiedad enorme con una casa de la misma escala y un área verde inmensa.
—Porque ustedes no viven ninguno en un departamento en una torre ¿ah? Todo es enorme...
—Pues lo hacen porque pueden, como lo haría cualquier humano—NamJoon sonrió por el retrovisor—¿Estás listo, JiMin?
JiMin frunció sus labios y asintió con la cabeza por la imagen del retrovisor.
NamJoon se bajó del auto primero, y le abrió la puerta a JiMin. La maleta con dinero estaba al lado del rubio, así que antes de bajarse la tomó con una mano, y salió del auto.
—Vamos—NamJoon tomó a JiMin por la espalda y yendo a su lado caminaron hasta la puerta de la casa. Todo el camino por el que atravesaron estaba lleno de guardias y en la puerta habían dos aún más grandes.
—De aquí en adelante, el mensajero irá por su cuenta—dijo uno de los hombres dirigiéndose a NamJoon.
El pelinaranja se volvió hacia JiMin y asintió dándole una señal de que era hora. JiMin esperó en la puerta solo, NamJoon se devolvió al auto para no intervenir con los hombres de YoonGi.
La puerta de la casa se abrió, lo que JiMin observó fue a YoonGi con su cabello turquesa partido hacia los lados y una sonrisa lasciva en sus finos labios.
—Pasa JiMin...
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