Epílogo

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Me desperté perezosa envuelta en las sábanas y también en los brazos de alguien que me apretaba contra su cuerpo.
Jack dormía plácidamente mientras nuestras piernas se encontraban entrelazadas. Me tome el tiempo para mirarlo y sonreí. Sus ojos estaban apretados y tenía el ceño fruncido como casi siempre, era adorable.
Lentamente comencé a soltarme de su agarre sin despertarlo. Poco a poco me libere y me senté a la orilla de la cama viendo como la ropa se encontraba esparcida por el suelo. Suspire, luego le diría a Jack que teníamos que levantar ese desorden.
Tome la playera de él que se encontraba cercana a la cama y me la puse para cubrir mi desnudez, después me dirigí al baño para limpiar mi cara y cepillar mis dientes.
Mire mi reflejo y este sonreía mientras el cabello negro con mechones blancos caían algo revueltos sobre mis hombros con la piel ligeramente más pálida y los ojos mezclados entre dos colores, gris y dorado. Había creído que el cambio sería algo pasajero pero con los años el color de mi cabello se había ido perdiendo un poco más, claro que lo mismo pasó con mi piel incluso comenzaba a preocuparme pues mis venas se comenzaban a notar a través de mi lechosa piel. Tuve miedo al principio pero fue algo que desapareció cuando los labios de Jack pronunciaron: "Eres hermosa, no importa como cambies".
Sonreí internamente por ese recuerdo.
Mientras lavaba mis dientes escuche como Jack bostezaba y me llamaba.
-Que haces, preciosa?-
-No voy a estar todo el día en cama, cariño- conteste terminando de enjuagar mi boca.
Salí del baño y él me miraba con una sonrisa.
-Emily Rose, ven aquí en este instante-.
-No, hoy me toca preparar el desayuno- dije acercándome a la puerta.
Cuando estaba por salir fui cargada igual que un costal sobre su hombro y palmeó mi trasero desnudo.
-Adonde crees tú que vas con esas fachas?- la voz de Jack sonaba seria aunque sabía que era todo lo contrario -crees que dejare que otros te vean así? Ahora regresa ese dulce trasero a la cama-.
-Hey! Será mejor que me bajes, Jack Gotham, o sentirás mi furia!- le di unos leves golpes en la espalda desnuda.
Me bajo recostándome en la cama mientras que él se posicionaba encima mío acercando su rostro hasta que sentí su respiración sobre mis labios.
-Estoy dispuesto a pagar mi castigo- su tono seductor hizo mis piernas temblar.
-No creas que te saldrás con la tuya- dije en un susurro.
-Oh preciosa, ya lo hice-.
Unió nuestros labios en un lento y sensual beso que provocó un dolor entre mis muslos. Sus manos recorrieron mi cuerpo subiendo la ligera playera y finalmente me despojaron de ella dejándome a merced del ojiazul. Este siguió recorriendo cada centímetro de mi piel al mismo tiempo que sus labios comenzaron a dejar besos húmedos en mi cuello, yo me limitaba a pasear mis manos por su espalda tanteando cada uno de sus músculos.
Varios suspiros escaparon de mi labios gracias a la destreza con que Jack acariciaba mi cuerpo, separó con cuidado mis piernas quedando él entre ellas y volvió a besarme comenzando un ritmo un poco más necesitado.
Comenzó un lento y delicioso recorrido con sus dedos a lo largo de una de mis piernas que de manera lenta y tortuosa fue subiendo recorriendo mi muslo hasta que encontró la zona que me hizo gemir en medio del beso mientras él jugaba con mi piel rosada.
Él se separó de mí sin apartar sus ojos de los míos. Sus ojos me veían profundos y llenos de deseo haciendo que una corriente eléctrica se instalara en toda mi columna al tiempo que él seguía disfrutando de mi cuerpo entre sus manos.
Mi respiración era un desastre y de mi boca lo único que salían eran ligeros jadeos dando a entender que necesitaba más que eso.
Necesitaba sentirlo, quería más hasta que me hiciera perder la cordura.
Enrede mis piernas en su cintura buscando atraerlo más cerca de mí y escuche una pequeña risa escaparse de los labios de mi pareja.
-Alguien esta emocionada- dijo burlón a mi oído.
-Y no sabes cuanto- le conteste.
Me miró mientras un brillo demoniaco se instalaba en sus ojos y estaba casi segura que lo mismo ocurría conmigo.
Ahora los dos estábamos igual de ansiosos.
-Oh preciosa, quería ser amable... pero creo que no será necesario-.
Su aliento junto a mi oído me hizo arquear la espalda.
Mi mente se vio nublada cuando sentí como se hundía en mi. Un gemido escapó de mis labios y enterré mis uñas aún más en los hombros de él mientras el dolor mezclado con el placer me invadía.
Sus movimientos eran lentos y sensuales haciendo que mi juicio se nublara mientras mis gemidos salían más y más altos al sentir cada arremetida contra mi interior. Mi voz no podía controlarla y cuando creí que era bastante alta para que la otra pareja lo escuchara Jack cubrió mi boca con sus labios uniéndolos en un beso salvaje gracias a las mordidas y a la excitante danza que mantenían nuestras lenguas.
Entre el beso, sus manos recorriendo mi pecho y las embestidas sentía que estaba al borde del placer. Sentía como con cada una de las embestidas me acercaba más y más al tan esperado orgasmo.
El placer de ser llenada completamente por Jack me hacía perder la cabeza.
Fue cuando sentí la liberación de Jack en mi interior que mi éxtasis se disparó haciéndome temblar y mis ojos fueron hacia atrás poniéndose casi blancos mientras todas esas corrientes eléctricas recorrían cada parte de mi cuerpo.
Mis rodillas temblaban y mis uñas dejaban marcas en la piel blanca de Jack.
Escuchaba sus jadeos junto a mi oído, él también se estaba recuperando del placer.
Teniéndolo todavía en mi interior él se giró dejándome sentada a horcajadas encima de él, este me ofreció una sonrisa cansada y yo sonreí de la misma manera. No eran necesarias las palabras.
Me incline hacia delante uniendo nuestros labios en un beso lento y lleno de cariño. Cuando me separe nos miramos por unos instantes, nuestros ojos brillaban y delataban cada una de las emociones que nos inundaban en ese momento, me recosté en su pecho mientras sus brazos rodeaban mi cintura y así permanecimos por un tiempo.
Nuestras respiraciones eran tan tranquilas que comencé a sentir mis ojos pesados hasta que finalmente los cerré.
Un rico aroma fue el que me hizo despertarme poco a poco. Mi estómago comenzó a hacer ruido y Jack rió bajo todavía con los ojos cerrados.
-Pensé que era un monstruo pero solo es tu manera discreta de pedir comida- se burló.
Le di una palmada en el pecho y este abrió los ojos.
-Se supone que tienes que pasar por alto los ruidos que salgan de aquí- dije refiriéndome a mi panza.
-Algún alíen saldrá de esa barriguita?- su tono cambio a uno más dulce.
Yo abrí los ojos sorprendida por su pregunta aunque enseguida volví a verlo esta vez con ternura, pues sabía a qué se refería, delicadamente comencé a hacer círculos en su pecho desnudo.
-No... aún no...- dije bajo.
Este levantó mi mirada haciendo que nuestros ojos se conectaran.
-Supongo que entonces tendremos que trabajar aún más duro en eso, preciosa-.
El tono coqueto regreso a él y yo le sonreí.
-Dalo por hecho, cariño-.
El olor seguía ahí, entonces me levante de golpe con los ojos bien abiertos.
-Ivy me va a matar!- me levante casi cayéndome de la cama.
Jack soltó unas cuantas risas mientras me paseaba de un lado a otro en el cuarto poniéndome ropa deportiva, amarrándome el cabello y luchando por ponerme mis tenis.
-Debe estar muy enojada- dijo él burlón.
Lo mire con mala cara y después le aventé una muda de ropa a la cara.
-Será mejor que te vea vestido pero a la de ya o voy a volver a aventarte lo primero que encuentre- salí del cuarto mientras escuchaba como este reía.
Me dirigí casi corriendo a la cocina encontrándome con Ivy dándome la espalda mientras preparaba el desayuno.
-Iv...- fui interrumpida.
-Hasta que por fin salen! Pensé que tendría que reportar a Jack por secuestro- dijo con tono irónico.
-Yo...-
-Enserio que no se por qué nos dividimos las tareas si tú nunca preparas el desayuno- su tono molesto hizo que me encogiera en mi lugar.
-Lo siento, es que...-
-Es broma- rió leve -Pero te dire que pueden ser menos ruidosos, no me gusta escuchar sus aventuras matutinas-.
Ella sirvió los platos y se volteó para mirarme mostrando una linda barriga algo hinchada pero notoria.
-Y yo que pensé que Byron y yo éramos unos indecentes-.
-Lo son!- le conteste.
-Pero no tan ruidosos!-
Ambas comenzamos a reír
Tome dos platos y junto con ella los llevamos a la mesa.
Me senté frente a ella en la mesa y comenzamos a hablar mientras el sonido de las puertas cerrándose se escuchaba de fondo.
Pronto dos figuras masculinas se hicieron presentes en el cuarto haciendo que Ivy y yo sonriéramos al verlas.
-Buenos días, cariño- saludó Byron a Ivy dejando un beso en sus labios -Buenos días, Emily-.
Me ofreció una sonrisa que yo correspondí inmediatamente.
-Hola de nuevo, preciosa- sentí los labios de Jack en mi mejilla -hola Ivy, cómo está el alíen?-
-Es tan triste! Cada vez que intento comer algo que me gusta me dan nauseas!- contestó mi amiga con pesar.
Reí.
Empezamos el desayuno con tranquilidad riendo, jugueteando, hablando y sin ninguna nueva novedad excepto por el informe detallado de cómo sobrevivir a las náuseas por parte de Ivy.
Cuando terminamos todos decidimos darnos una ducha e ir al lago cerca de la cabaña.
Finalmente nos encontramos saliendo en traje de baño y nos dirigimos al lugar entre comentarios casuales y chistes malos de Byron.
-La ultima vez que estuve aquí, Jack trato de ahogarme- comentó el lobo.
-Eres un fastidioso saco de pulgas, quería averiguar si sabias nadar o no-.
Le di un golpe con el codo y el ojiazul se quejó. Entonces cuando menos lo espere Jack me cargo y salto al agua conmigo en sus brazos, estaba segura que incluso había dejado la marca de mis uñas en sus hombros, salimos a la superficie y yo tomé una gran bocanada de aire .
-Vas a ver!- le di unos cuantos golpes en el pecho.
Este rió y las carcajadas de mis amigos sonaban en el fondo, los voltee a ver molesta y con una fuerza sobrehumana me solté de las manos de Jack para después salir del agua a perseguirlos. Estos comenzaron a huir alrededor del lago conmigo pisándoles los talones. Ivy prefirió ahorrarse la tarea de seguir corriendo y se lanzó al agua mientras que Byron prefirió seguir huyendo de mi.
-Ven acá!- me lancé sobre él y ambos caímos al agua.
Las risas inundaban el lugar, disfrutábamos de la compañía del otro y el sentimiento familiar de estar con aquellos a los que quieres siempre estuvo ahí.
Ellos me ayudaron a recuperar poco a poco mi vida normal y cuando tome distintas decisiones ellos estuvieron para darme el apoyo que yo necesitaba. Estaba feliz de tenerlos conmigo y eso fue lo que yo más agradecía. Jamás me cansaría de esos momentos tan dulces.
El vacío que yo antes sentía era por mis amigos, por aquellos a los que había extrañado tanto sin siquiera saberlo. Los necesitaba.
Suspire una vez estuvimos de regreso a la cabaña, los cuatro nos encontrábamos agotados y mientras los otros tres habían decidido descansar en las habitaciones, yo había decidido salir a dar una vuelta.
Me despedí de Jack, este supo a donde me dirigía gracias a mi mirada y sin dudarlo me dejó ir, me despedí de él dando un corto beso en su labios para después salir de la cabaña comenzando a caminar por el bosque. Simplemente necesitaba un momento para distraerme y lo que más necesitaba era dirigirme un rato a mi lugar secreto en ese pequeño claro. Había estado ahí por poco tiempo pero ese espacio ya me pertenecía, había una escopeta vieja colocada con cuidado a lado de un árbol mientras que había varias dianas dibujadas en otros árboles. Era mi pequeño campo de tiro.
Tome la vieja escopeta y vi cuantos tiros le quedaban de la última vez que había estado ahí. Solo eran unos pocos pero funcionaría para relajarme así que comencé a disparar sin fallar ni un solo tiro.
El tiempo pasaba rápido cada vez que estaba en ese lugar y me ayudaba a despejarme. Era una extraña terapia de relajación pero bastante efectiva, al menos para mi.
Seguí disparando hasta que un crujido me hizo voltear apuntando a quien estuviera ahí dándome cuenta que era Jack, baje el arma y mire a mi alrededor dándome cuenta que el sol ya comenzaba a ocultarse.
-Estuviste tres horas aquí, preciosa- dijo con tranquilidad -tenemos que prepararnos para volver mañana-.
Resople y deje caer el arma sin mucha delicadeza para después acercarme a él cuál niña pequeña y abrazarlo.
-Enserio tenemos que?- susurre contra su pecho.
-Si estas dispuesta a pagar otro mes aquí y a decirle a tu madre y hermano que te quedas, créeme que no tengo ningún problema en quedarme un poco más-.
Me separé de él con un puchero en los labios y lo tome de la mano para después caminar dirigiéndome a la cabaña.
-Hey, no te enojes, volveremos el próximo año- dijo burlón el ojiazul.
"Es mucho tiempo" contestó mi mente.
Regresamos a la cabaña y nuestros amigos ya nos esperaban con la cena lista, sonreímos y nos acercamos para acompañarlos.
Al día siguiente, mientras Ivy y Byron iban en su auto, Jack y yo estábamos montando nuestras motos para regresar a casa, el viento hacia a mi chaqueta revolotear y la velocidad aumentaba mi adrenalina, la carretera a medida que nos acercábamos se hacía más estrecha y cuando estábamos por llegar a la ciudad pude ver cómo está se alzaba en el horizonte. Sentí un tierno calor inundar mi pecho y de pronto comencé a ansiar el llegar a mi hogar.
Cuando finalmente logré divisar la tan espectacular casa con diseños góticos, acelere y dejando a los demás detrás.
Detuve la moto de golpe en el patio y levantando algo de polvo, quite mi casco rápidamente para entrar, encontrándome con Caleb sentado en el sofá con una cerveza en la mano.
-Ya volví!- dije emocionada mientras me lanzaba sobre el.
-Bienvenida- contestó forzado pues le había sacado el aire.
Los demás entraron a los segundos riendo al encontrarse con la escena, yo estaba disculpándome mientras mi hermano trataba de recuperar el aire perdido.
-Oh! Chicos, están de vuelta! Qué tal les fue?- escuche la voz de mi madre saliendo desde la cocina.
-Espectacular como siempre- contestó Ivy.
La pelirroja se acercó a mi madre mientras le daba un abrazo.
-Oh Dios, pero mira que linda te ves- mi madre acaricio con ternura el vientre hinchado de mi amiga.
Me levante para después dirigirme donde estaban las dos, Berenice sonrió más al verme y me abrazo con fuerza.
-Mi niña, estás aquí- sonreí.
-Si, hola mamá- conteste -he vuelto-.
Me separé alegre de aquel abrazo.
-Tengo que ir a ver a alguien- dije mientras me alejaba.
-Claro- respondió mi madre.
Me dirigí a la puerta.
-Por cierto, y Kat?- me detuve y mire a Caleb.
Este giró los ojos mientras daba otro sorbo a su cerveza, todos los demás también lo veían con atención pues desde que estaban juntos era bastante extraño verlo tomando.
-Me volví a pelear con ella- contesto indiferente.
-Si sigues así la vas a perder- dije saliendo de la casa.
-Si, a la mujer que me engañó, que dolor- escuché su voz sarcástica mientras me alejaba.
Reí levemente. Kat había aclarado que el amigo al que abrazó era gay, había sido todo una malentendido y habían asistido a la boda de este pero mi hermano lo seguía etiquetando de tal forma. Pero a pesar de los problemas que ellos dos tenían, Caleb nunca se había quitado su anillo de bodas.
Me dirigí a la parte trasera de la casa y me perdí entre los árboles mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en mis labios. Estaba ansiosa.
Adentrándome más y más, mi emoción se incrementaba a cada vez más hasta que finalmente llegue a ese claro del bosque.
Un hermoso árbol, grande y con pequeñas flores blancas adornándolo se alzaba con majestuosidad en el centro del prado.
-Hola Víctor- salude.
Me acerqué con una sonrisa al inmenso árbol que había nacido en la tumba de mi amigo. Una dulce brisa soplo y un exquisito aroma se coló en mi nariz.
Cuando estuve a solo unos pasos apoyé mi mano en el tronco y después mi frente mientras cerraba los ojos, la calidez seguía ahí y esperaba que nunca se fuera.
Después me senté apoyando mi espalda contra este.
-Acabamos de volver, perdóname por no venir a verte en este mes- comencé a hablar.
Comencé a contarle las cosas que hicimos los chicos en la cabaña, le conté acerca de los regaños de Ivy y también de sus cambios de humor, de las peleas que a menudo tenían Jack y Byron, de cómo Ivy y yo les hacíamos bromas y los molestábamos.
A mi me divertía contarle eso a Víctor.
A veces recordaba como este reía cuando le decía que Julián me desesperaba, podía imaginarlo riendo en esos momentos mientras yo hablaba. Me gustaba creer que él seguía escuchándome y que me regañaría cuando le dijera que hice algo malo.
Así era Víctor.
Entonces mientras hablaba comencé a recordar cuando me di cuenta que ese árbol había nacido.
La tierra permaneció infertil durante casi dos meses después de su muerte hasta que hice el primer viaje con mis amigos a la cabaña, esa vez habían sido solamente dos semanas pero cuando había regresado un pequeño tallo estaba surgiendo en ese lugar.
Me había preguntado cómo había alcanzado ese tamaño de manera tan rápida pero pareció no detenerse y creció más hasta que ese día, ocho años después, se había convertido en el árbol más hermoso que había visto en mi vida, no importaba en qué estación estuviéramos, este siempre se veía hermoso y la calidez en mi pecho siempre crecía cuando estaba cerca de él.
Cuando termine de hablar me quede unos momentos en silencio, disfrutando del viento soplando, del exquisito aroma de las flores, de la tranquilidad del claro. Era maravilloso.
Pero siempre tenía que despedirme.
Así que después de varios minutos me levante del lugar.
-Tengo que regresar, vendré a verte después-.
Después sonreí al árbol y comencé a alejarme de regreso a la casa.
Mi vida era tranquila. Me gustaba la tranquilidad que había encontrado.
Cuando entre los chicos estaban muy atentos viendo una noticia e incluso mi madre la veía desde el comedor.
Jack estaba sentado en el sofá a lado de Caleb, me dirigí a él y me senté en sus piernas, este automáticamente me abrazo por la cintura apegándome más a él.
Y me concentre en lo que el reportero hablaba.
-Varios alumnos de la universidad de Roseworth han sido encontrados muertos en las últimas semanas después de haber sido reportados perdidos, la policía reporta que podría tratarse del incidente más grave que ha tenido la ciudad hasta el momento, en medio del desagradable incidente el asesino suele llevarse los ojos de sus víctimas, la obra de este psicópata es algo que no se había visto en años-.
Entonces alguien apagó la televisión dándome cuenta que Byron es el que tenía el control en mano.
De pronto sentí todas las miradas sobre mi.
Bueno, tal vez no tenía una vida tan tranquila después de todo.
-Sé donde queda esa universidad, está a cuatro horas de aquí- dije mientras me levantaba -Si me apresuro llegaré en la noche-.
-No, Emily, no, ese no es tu...- empezó Caleb pero lo interrumpí.
-Lo siento, ya me fui, regreso en tres días, los amo a todos- dije tomando mi chaqueta saliendo de la casa.
Me acerqué a mi moto, abrí el compartimiento dejado ver varias armas, mis pistolas, mi cuchillo y una caja donde los anillos permanecían guardados después de tanto tiempo.
Revise que las armas estuvieran cargadas y después volví a cerrar el compartimiento. Me di la vuelta encontrándome con Jack.
-Oh Dios, me asustas- dije.
-A donde vas? Acabamos de volver y ya te vas? Vamos preciosa- este me abrazo por la cintura.
-Lo siento, es trabajo- susurre.
Este acercó sus labios a los míos apenas rozándolos.
-No te vayas, no quiero que algo malo te pase- dijo bajo.
Yo baje la mirada, sentí su mano acariciando mi mejilla y después tomó mi barbilla con delicadeza para hacer que yo levantara la mirada encontrándome con sus hermosos ojos azul.
-Entonces iré contigo- beso mis labios con delicadeza.
Cuando nos separamos yo negué con la cabeza.
-Estaré bien-.
-Iré-.
-No Jack, es que...-
-Por favor.... por favor, déjame entrar, Emily-.
No entendí esas palabras, no sabía a qué se refería. Él debió saberlo pues continuó hablando mientras con un movimiento delicado acunaba mi rostro haciendo que nuestras miradas no se separaran en ningún momento.
-Creí que me conformaría solo con ser tu primer recuerdo al despertar y tú último pensamiento al dormir pero ya no es suficiente, quiero ser el que te abrace cuando sientas que tu mundo se cae y el que te bese cuando la felicidad te llene, quiero verte despertar en mis brazos, quiero tenerte solo para mi, porque tú eres mía y yo soy tuyo. Así que... me dejarías ser quien esté a tu lado por el resto de nuestras locas vidas? Me dejarías acompañarte?-
Sus palabras habían sido tan suaves y tan perfectas que unas pequeñas lágrimas nublaron mi vista.
Mi garganta estaba completamente cerrada y sabía que si trataba de decir algo lo único que saldría sería un sollozo así que simplemente asentí varias veces.
Este sonrió sellando esa discreta promesa en un beso profundo, donde reviví cada hermoso momento juntos.
Una de sus manos bajo lentamente recorriendo mi brazo y cuando se encontró con la mía nuestras manos se entrelazaron y cuando nos separamos Jack se llevó mi mano a los labios.
Y note algo que no había antes ahí. En mi mano, un anillo adornaba mi dedo anular, era dorado y un pequeño diamante lo adornaba, era precioso. Mire sorprendida a Jack y este me veía con una sonrisa satisfecha.
-Eres mía- susurro.
-Y tú mío- conteste.
-Para siempre-.
-Para siempre, mi amado demonio- sonreí -tenemos trabajo que hacer-.

Mi Amado DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora