Capitulo 7

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El recorrido fue largo. El viento enfrió mi piel y me aferré a Jack por miedo a caer. No me desagradó para nada. No supe cuanto tiempo pasó hasta que llegamos a nuestro destino. Bajamos de la moto, los árboles bordeaban el lugar y había tierra bajo mis zapatos.
-Qué es este lugar?- seguí explorando con la vista.
-Es mi lugar secreto- tomó mi mano y me guió hasta el borde del mirador -eres la unica que lo conoce.
Las luces de la ciudad estaban vivas y parecía que reflejaban el cielo estrellado en la tierra. La luna se alzaba con majestuosidad, era la sonrisa del gato de Alicia en el país de las maravillas. El verde cubrió el suelo después del camino de polvo, frondoso. Sonreí con entusiamo. La gran colina me hechizó.
-Es precioso.
Miraba todo, estaba enamorada. Jack decidió acostarse en el fresco pasto, puso ambas manos en la nuca. Cerró sus ojos, se veía más relajado de lo habitual. Me acerqué en silencio y me agaché para apreciar sus rasgos. Labios rosados, largas pestañas, cabello desordenado. Todo en él me atraía. Sonreí. No era facil admitirlo pero me sentía bien a su lado, me daba tranquilidad. Viajé entre pensamientos hasta que vi que él tenía los ojos abiertos. Su mirada era iluminada por una chispa traviesa.
-Te gusta lo que ves?
Me sonrojé en un instante, era atractivo pero no lo admitiría en voz alta. No quería aumentar su ego. Quise apartarme pero su mano atrapó mi muñeca y tiró de ella, solté un jadeo de sorpresa. Me tiró y terminé apoyada sobre su pecho y él sonreía.
-Que hermosa suerte tengo- me veía a los ojos.
-Sigue soñando, idiota- me burlé.
Él dejo salir una carcajada. Tan sexy. Oculté mi rostro en su playera. Dios, qué me pasaba?
Sus manos apretaron mi cintura, eran cálidas. No me atreví a verlo a los ojos, no quería saber que había en ellos. Nos quedamos así por varios minutos. Disfrutamos de la compañia del otro en silencio. El bosque desapareció, los animales callaron y solo quedamos nosotros. Fue suficiente para hacerme olvidar lo ocurrido en la biblioteca. Estaba protegida en sus brazos.
Su respiración era tan calmada, tan ritmica que cerré los ojos y me concentré en seguirla. Comencé a sospechar que se había quedado dormido y levanté la mirada, lo confirmé. Apoyé una de mis manos entre mi barbilla y su pecho, lo observé. Llevé una de mis manos a su mejilla, la acaricié con suavidad.
-Me vas a atacar?- dijo con los ojos cerrados.
Aparté mi mano e intenté separarme pero aferró más su agarre. No tenía escapatoria.
-Quisieras- fruncí el ceño -suéltame.
-No, es muy cómodo así.
-Hablo en serio.
-Yo también.
Lo miré molesta y él parecía divertirse, suspiré. Le di un ligero golpe en el pecho.
-Eres tan terco- hice un puchero.
-Y tú tan enojona- llevó una mano a mi rostro y aplastó mis mejillas.
-Tú eres peor.
-Eso no te aleja de mí, o si?-
Su sonrisa empezó a hacer efecto, sonreí un poco. Soltó mi rostro y me miró, otro largo silencio se hizo presente hasta que Jack lo rompió.
-Por qué siempre actuas como si odiaras al mundo?- parecía curioso.
-Para que las personas molestas se alejen pero no parece tener mucho efecto en ti.
Fui indiferente, aparté la mirada de la suya y me mantuvé así por varios minutos. Seguí el compás de su respiración. Sentí su mirada sobre mi, era como si una nube se posara sobre mí.
-No creo que esa sea la unica razón.
Estuve escondida en su pecho por un rato más. Él era capaz de leerme como un libro abierto, me aterraba. Quise mentirle pero siempre terminaba siendo descubierta. Tomé una profunda respiración y dejé salir el aire con lentitud. Alcé la mirada.
-Nunca se sabe quien es la persona que te hará daño, puede ser incluso alguien que amas- susurré.
-Alguien se atrevió a lastimarte?
Mis labios se sellaron y las palabras murieron en mi garganta. No quería contestar. No quería terminar de abrir mi mundo a él. Ivy y Byron eran los unicos que sabían la historia, me apoyaron durante aquel martirio. Nadie más sabía, yo lo creía así. Mi mente dudaba pero sus ojos azules me daban la seguridad que me faltaba. Era inquietante de cierta forma. Una extraña combinación entre esos sentimientos. Apreté los puños, tiré un poco de su playera y me armé de valor.
-Somos mi madre y yo, nadie más. Antes estaban mi padre y mi hermano mayor- Jack presiono sus manos contra mi cintura -mi padre engaño a mamá cuando era niña, se separaron poco tiempo después. Él quiso hacerla sufrir. Se mudó a otro país y arrastró a mi hermano con él. Todo empeoró a partir de eso, mi madre llegaba a casa ebria. Muchas veces alivió su dolor reclamándome por cosas que no había hecho. Nunca tuve el valor de detenerla hasta solo dejó de hacerlo.
No tenía valor para verlo a los ojos. Tal vez él pensaba que eran unos problemas ridículos pues era algo que había ocurrido hace mucho tiempo pero era importante para mí.
Mis ojos evitaban que las oleadas de lágrimas se desbordaran. No hubo ninguna palabra solo un silencio compartido. Pasó bastante tiempo antes de que pudiera verlo a los ojos y un cosquilleo recorrió mi columna, me miraba como un artista miraría a su obra de arte.
-Y tú hermano?- su voz sonó suave.
-No lo sé, nunca pude ponerme en contacto con él- traté de recordar el rostro de quién fue mi hermano -no lo recuerdo muy bien.
-Lamento que pasaras por eso- acarició mi cabello con delicadeza -Ivy y Byron lo saben?
Asentí y volví a esconder mi rostro en su pecho. Sus labios se posaron en mi pelo, la sensación se extendió por mi cuerpo.
-Por qué haces eso?- murmuré
-Me gusta tu aroma, es tan adictivo que me vuelve loco.
La sangre subió a mis mejillas, tal vez parecía un pequeño tomate.
-Eres horriblemente cursi- me quejé.
-Ya puedes golpearme- respondió divertido.
Obedecí sus ordenes y di un pequeño golpe en su abdomen, de la sorpresa él soltó una quejido.
-No lo decía enserio- rió.
Apretó su agarre en mi cintura, me tiró sobre el pasto y se posicionó encima de mí.
-Ahora es mi turno- dibujó una sonrisa traviesa.
Se acercó a mí y mi corazón bailó en mi pecho. Estaba nerviosa por su cercanía. Su mirada era tan intensa que cerré mis ojos. Pasaron unos segundos de suspenso hasta que sentí sus dientes clavarse en la piel de mi hombro.
-Oye! Qué haces?!- lo empujé.
-Marco lo que es mío.
-Sigue soñando.
La mordida no había sido fuerte pero había dejado unas pequeñas marcas. Limpié la zona donde él dejó saliva y lo miré.
-Dime por favor que no me convertiré en vampiro o mujer lobo- puse una mirada aterrada.
-No pero si está la marca de que eres mía.
-No por favor, eso es peor!- le mostré la mejor mueca de terror que tenía.
Nos quedamos en silencio por un momento, estabamos serios pero ninguno pudo aguantar la risa por mucho tiempo. Las carcajadas estallaron.
El silencio llegó con el tiempo. Nos sentamos lado a lado para apreciar la vista. Era hermoso, todo era espléndido.
Miré a Jack y regresé mi vista a la ciudad, apoyé la cabeza en su hombro.
-Emily, no hagas esto, no tengo tanto control.
-Ya lo había escuchado antes- sonreí.
-Deberías tener más cuidado con mis advertencias- tomó mi barbilla y nuestros ojos se encontraron.
El azul comenzó a ahogarme. Tan brillante. Tan profundo. El viento susurró y nos abrazó, provocó un escalofrío que subió por mi columna.
Nuestros rostros se acercaron, sentí su aliento acariciar mis labios y nuestras narices se rozaron. El bosque se perdió en la infinidad del momento. Su mano acarició mi mejilla, hizo que me olvidara de todo. Me sentía en paz. Quedé atrapada en su hechizo, en su mirada. Mis labios apenas rozaron los suyos cuando un sonido destruyó lo mágico del momento. Míramos la dirección de donde provenía el crujido de las ramas secas.
-Qué fue eso?- susurré y él se levantó para revisar.
Jack apenas dio unos pasos, otro crujido rompió el silencio. Un aullido atravesó la noche.
-Oh dios- me levanté con rapidez.
Él retrocedió y me aferré a su brazo. Observamos el bosque con el ceño fruncido. Pude ver lo que parecían ser un par de ojos brillando en la oscuridad, nos miraban fijamente. Mis nervios sufrieron por una corriente electrica. Estaba aterrada. La bestia analizaba cada uno de nuestros movimientos.
-Emily- murmuró Jack -corre y sube a la moto, yo te sigo.
Me congelé en mi lugar y apreté con fuerza su brazo.
-Vamos Em.
-Tengo miedo- susurré.
-Lo sé, pero prometo que no dejaré que nada te ocurra, solo no mires atrás.
Asentí. Mis piernas se encontraban temblorosas y las rodillas en cualquier momento iban a fallarme pero no me impidieron dar el primer paso. La adrenalina hacía a mis pies moverse con rapidez sobre el pasto. La moto no estaba lejos.  Las pisadas de Jack se escuchaban muy cerca de mí. Los pulmones me quemaban, la garganta ardía y me mordía los labios para evitar gritar. Me atreví a mirar. Un gran lobo nos seguía. Sus fauces dejaban escapan gruñidos sedientos de sangre, los colmillos amenazaban con clavarse en la carne. El pelaje claro hacía contraste con la noche, su pecho era de un tono casi negro. Los ojos verdes brillaban de hambre. Furioso. El miedo corrió bajo mi piel. Subí a la moto casi de un brinco, Jack subió de la misma forma y arrancó. Las llantas chillaron contra el asfalto cuando nos alejamos. Mis manos temblorosas se aferraban a la playera de Jack. Cerré mis ojos casi todo el viaje, mi respiración era irregular. El corazón me golpeaba con fuerza el pecho. Qué había sido eso?
La mano de Jack se posó sobre la mía. Dio unas caricias, me tranquilizó de manera silenciosa. Se lo agradecí de la misma forma, entrelacé sus dedos con los míos.
Llegamos a mi casa. Bajé con movimientos torpes y él tuvo que abrazarme para evitar que cayera al suelo. Me veía preocupado.
-Lamento el último susto- me apretó contra su cuerpo, cerré los ojos -pero disfruté mucho al estar contigo.
Sus labios dejaron un delicado ósculo en mi frente, mi corazón revoloteó. Me transmitió paz. No quería que me soltara. Sus brazos me hacían sentir pequeña y protegida. Su aroma me envolvió con amabilidad. Envolví su pecho con mis manos. Alejé mi cabeza de su pecho para poder irarlo desde abajo y él hizo lo mismo. Me sonrió y yo también lo hice. De esa forma fuimos dando pasos extraños hasta la puerta. Reímos. Nos detuvimos en la entrada.
-Te veo después?
Afirme con la cabeza. No quería alejarme.
-Nos vemos después.
Besó la punta de mi nariz, me tomó por sorpresa. Me sonroje y lo miré. Tenía una sonrisa burlona en su rostro. Le un ligero golpe en las costillas y se quejo.
-Oye!- se rió.
Me aleje de él y me crucé de brazos.
-Eso pasa por burlarte de mí.
Sonreí de la misma forma que él.
-Me lo gane- admitió.
Nos quedamos en silencio por varios segundos en los que sonreimos.
-Adiós preciosa- se despidió acariciando mi mejilla y caminó hasta su moto.
Se subió y el sonido del motor encendido rasgo el silencio. Se despidió por última vez con un movimiento de mano antes de salir de ahí. Sonreí, tenía las mejillas pintadas de rojo. Me adentré a la casa, cerré la puerta con llave. Caminé hasta el sofá y me tiré sobre él.
-Me está volviendo loca- susurré a la nada.
Me di cuenta de lo que había dicho  y me tape la boca sonriente, negué con la cabeza. Jack me volvía extraña.
Me levanté y fui a mi habitación para dormir. Quería olvidarme de las cosas malas que había vivido ese día en la biblioteca y el susto en el bosque; solo quería quedarme con los buenos momentos. Me lavé la cara y cambie mi ropa pero la sensación de inquietud siguió persistiendo así que caminé a la ventana para verificar que no había nadie. Mi respiración se congeló en mi oecho y mis manos comenzaron a sudar. Una sombra estaba de pie en medio de la noche. El par de ojos de aquel hombre de la biblioteca mirandome a través de la ventana. Un sudor frío se deslizó por mi espalda. El temblor de mi cuerpo apenas me dejaba moverme, era incapaz de desvíar la mirada. Con lentitud me aleja de la ventana. No entendía. No había sido una alucinación. Me volví a asomar y la sombra ya no estaba ahí. Mi corazón se paralizó, un jadeo salió de lo más profundo de mi ser. Abracé mi cuerpo. Quise creer que mi mente solo estaba jugando conmigo. Caminé a mi cama y me envolví con las cobijas. Deseé desaparecer. Estaba aterrada.
Fue una noche tormentosa. La lluvia arrasó y los truenos quebraron el cielo, el clima reflejaba mi sentir.  En ningún momento desapareció el miedo y el sueño se esfumó. No dormí hasta que mis ojos se cerraron solos. Anhelaba que Jack estuviera conmigo.

Mi Amado DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora