Capitulo 19

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Dos días habían pasado, era jueves y nada estaba bien, no había dirigido la palabra a Jack en todo el tiempo y cuando nuestras miradas se cruzaban yo bajaba la mirada. También vi varias veces como la arrastrada de Aura se acercaba a mi novio tratando de hablarle y este en un inicio pareció tratar de evitar mantener la conversación con ella porque sabía que yo estaba viéndolo pero en algún punto se había rendido hablando normalmente con ella mostrándole una sonrisa, yo solo me limitaba a apretar los puños y observar con enojo a ese par que hablaban tan natural como si el que los viera no importara.
Tampoco Jack había ido a la biblioteca como prometió, tampoco me estaba llevando a mi casa pues yo le había dicho a mi hermano que pasara por mí después de que esté terminara su trabajo.
No me di cuenta en que momento entre clases había comenzado a morder la pluma hasta el punto en que esta se rompió en mi boca dejándome una pequeña herida de donde salía el sabor metálico de la sangre.
-Maldición- susurre y maldije mi mala suerte por lo bajo.
Ya para el final de clases de ese día, Ivy y yo estábamos sentadas en las mesas de siempre con la única diferencia de que esta vez faltaban los dos chicos pues Byron tenía problemas con algunos trabajos pendientes así que él tenía que regresar a casa justo después de clases. Deje caer mi cabeza sobre la mesa y solté un enorme suspiro.
-Pero porque no le dices algo?! No lo entiendo!- dijo Ivy mientras se llevaba a la boca la hamburguesa que había comprado en la cafetería.
-Porque le dije que iba a confiar en el, aunque sé que esto me está matando- dije aún con la cabeza recostada.
-Pero si esa zorra cada vez se aprovecha más!- contestó con la boca llena.
-No lo sé, tal vez no sea tan malo alejarme de él- finalmente solté -lo amo demasiado pero ahora estoy dudando de si el me ama-.
La imagen de aquel hombre que se había colado en mi sueño apareció.
"Un demonio es capaz de hacer lo que sea para conseguir lo que quiere, incluso si eso significa fingir amor"
No sabía porque pero esas palabras habían golpeado mi ser en lo más profundo y estrujaron mi corazón haciéndolo dudar de la fortaleza que tenía. Cuando decidí volverme la pareja de Jack fue sabiendo que me estaba arriesgando pero aún así mis sentimientos ganaron y me aferré a ellos como si de una cadena de acero inoxidable se tratara pero en ese momento parecían tan frágiles como el hilo de una telaraña. El temor me hacía dudar y la ira también amenazaba con llegar cada vez que veía a él ojiazul con esa chica pero no dejaba que nada saliera provocando que mi corazón solo se viera aún más fragmentado.
-No puedes renunciar a él solo por un momento de debilidad- dijo Ivy mirándome con preocupación.
Me levante y apoye mis codos en la mesa para después colocar mi cabeza en la palma de mis manos mirando hacia la nada.
-Tal vez tienes razón- conteste bajo sin mirarla -O tal vez enserio necesito alejarme-.
Mi corazón estaba teniendo su momento de debilidad, eso era, nada más.
Y esa debilidad volvió a golpearme cuando Jack llegó pero se sentó en otra mesa, detrás de él iba Aura meneando las caderas de un lado a otro como si fuera un perro moviendo la cola y no tuviera nada mejor que hacer. Miré la escena con Ivy y esta tenía la boca abierta por la impresión.
-Este hijo de...- comenzó mi amiga.
-Dejalo, Ivy- interrumpí.
-No! No lo voy a dejar! Está comenzando a hartarme!- dijo enojada -no! Ya me harto! Como se atreve a dejarte botada por una zorra cuando tu eres su novia!-
Vi como ella se ponía de pie y comenzaba a caminar hacia la mesa de ellos, yo había tratado de detenerla pero Ivy había sido aún más rápida.
Cuando llego a la mesa escuche como ella hablaba totalmente irritada.
-Hey, imbecil, se puede saber qué haces con esta zorra?- señaló hacia donde yo estaba con el pulgar -tu novia esta allá y justo ahora no se encuentra bien, pero parece que no te importa pues tú estás aquí bastante cómodo con la prostituta esta-.
Me levante rápidamente, debía intervenir antes de que las cosas se tornaran peores, no iba a dejar que mi amiga gastara saliva en cosas en las cuales yo tenía que hacer algo. No iba a dejar que ella arreglara las cosas que yo no me atrevía a enfrentar. Fue entonces que vi a Jack fruncir el ceño, parecía algo molesto.
-Vaya que eres entrometida, no tienes nada más que hacer que meterte en los problemas de otros?- escupió el azabache -vete a meter a tus propios asuntos después de que te disculpes con Aura-.
Abrí mis ojos al escuchar como le hablaba a Ivy. Oh no, eso sí que no. Permitiría que se juntara con ella pero no le permitiría que se metiera con mi mejor amiga y mucho menos por Aura Kilgore. Me acerque a pasos pesados hasta donde estaban mientras apretaba mis manos en puños dejando las pequeñas marcas de mis uñas en la piel.
-Que rayos te pasa?- dijo Ivy sorprendida.
Me paré a lado de la pelirroja y lo miré con enojo apretando los puños a cada lado de mi cuerpo.
-No se te ocurra hablarle a Ivy de ese manera- solté.
-Yo solo defendí a Aura, ella llegó diciendo idioteces y metiendo su nariz donde no le incumbe- contestó molesto.
-Ivy solo quiso enfrentarte por mi cuando yo no me atreví así que no te metas con ella-.
-Pues dile a tu amiguita que se comporte-.
-Ella se comporta como se le pegue su maldita gana, al menos ella se preocupa por mi, mientras que tú te la pasas pegado a Aura como una estupida sanguijuela!- estaba furiosa y estaba dispuesta a sacar todo el enojo que tenía -Gracias por tu jodida atención-.
El solo me miró con el ceño fruncido mientras que ninguno de los dos apartaba la mirada del otro, Aura tenía una sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro e Ivy la veía como un perro con sarna. Sentía la mirada curiosa de varias personas que pasaban por ahí y de algunos que se encontraban sentados en alguna mesa contigua pero no le di importancia, mi enojo estaba más a flor de piel.
Jack giró los ojos y soltó un suspiro fastidiado.
-Agh, no sé en qué momento te volviste tan molesta-.
Mis ojos se abrieron como platos y me deje llevar por mis impulsos, se escuchó un golpe, mi palma ardía y la cabeza de Jack se encontraba ligeramente ladeada. Mi respiración se había tornado pesada.
Ivy y Aura se encontraban sorprendidas por mi atrevimiento, baje la mano volviendo a una pose recta mientras lágrimas de enojo y frustración solicitaban salir.
-Agradece que no fue mi puño en tu nariz que ganas no me faltan! Eres un imbecil! Me tienes harta! Parece que te interesa más ella que yo!- solté mientras las lágrimas comenzaban a caer -Pues bien! Quédate con ella! A mi ya no me importa lo que hagas, jodido imbecil!-.
Salí del lugar a paso rápido con Ivy corriendo detrás mío. La furia estaba apoderada de mi haciendo lo que jamás creí hacer. Llorar de impotencia. El ardor de mi mano me recordaba lo que acababa de hacer y eso solo me hacía enfurecer más.
Los alumnos me veían curiosos pero al ver mis ojos ellos se apartaban un tanto sorprendidos y asustados. Claro que tenía la mirada asesina de la familia, como pude dudarlo.
Ivy iba llamándome detrás pero en ningún momento me detuve o la volteé a ver. Solo seguía mi camino. Quería irme de ahí. Alejarme lo más posible.
Los latidos de mi corazón retumbaban en mis tímpanos y con cada latido sentía la sangre recorrer mis venas cargada de adrenalina. Tenía que golpear algo o tranquilizarme pues si no lo hacía pronto terminaría haciendo algo de lo que me arrepentiría después.
Al llegar al auto de Ivy la miré y sin decir una sola palabra ella entendió, abrió la puerta y salimos de la universidad en dirección a mi casa.
Respire profundo varias veces, conté hasta cincuenta, incluso tome una pelota anti estrés, que mi amiga tenía guardada en su auto para la temporada de exámenes, y comencé a estrujarla con fuerza, todo eso con tal de tranquilizar el mal genio con el que estaba cargando en ese momento.
-Es un hijo de perra- dijo Ivy.
-Un gran hijo de perra- secundé.
-No vale la pena, no te molestes por un imbecil-.
-Este imbecil es mi novio y me enoja que después de estos meses el se comporte como un cabron solo porque comenzó a llevarse bien con la señorita "le abro las piernas al primer estupido que me pase por enfrente"- dije con veneno.
Yo no era así, me enojaba pero siempre trataba de controlarme aunque fuera algo que me tocara alguna fibra sensible. Pero ese día había descubierto una que ni yo misma sabía que existía en mi sistema.
Nadie se metía con mi mejor amiga. Nadie. Ella había estado defendiéndome desde pequeñas, ayudándome, estando conmigo en los momentos más difíciles ; nunca se lo había pagado pero esa vez yo sentí que tenía oportunidad de compensarla un poco.
-Crees que el reaccione a lo que le dijiste?- pregunto ella aparcando delante de mi casa.
-No lo sé, ni me interesa, el no tenía derecho de tratarte así cuando tú solo estabas ayudándome- conteste.
Ambas nos quedamos dentro del auto y soltamos un sonoro suspiro.
-Esto es una mierda- dijimos al mismo tiempo.
Nos quedamos en un cómodo silencio mientras buscábamos tranquilizarnos.
-Quieres pasar? Podemos ordenar pizza y ver alguna película- sugerí.
-Me encantaría, siempre y cuando sea antes de las 7, todavía tengo que trabajar- afirmó.
-Claro que si- sonreí de lado -te molesta si te acompaño allá?-.
Ella abrió la boca de sobremanera y me miró sorprendida. Después su expresión fue cambiando lentamente a una sonrisa emocionada.
-Claro que si! Enserio?!- gritó feliz -Tu nunca quieres ir!-.
-No me vendría mal distraerme un poco del imbecil de mi novio- suspiré y desvíe la mirada -Ya no sé si lo pueda llamar así-.
-Pero y tu trabajo?- dijo mirándome preocupada -no piensas ir?-.
Sonreí tranquilizándola.
-Yo me encargo de eso- suspiré -tengo que sacarme de la cabeza a Jack-.
Ella posó una mano sobre mi hombro, la miré y me ofreció una sonrisa tranquilizadora.
-No te preocupes, lo arreglarás, solo necesitas hablar con él cuando no se comporte como gillipollas- dijo.
Yo solté una pequeña risa.
-Ahora dices groserías como Gillipollas?- conteste.
-Cállate, solo trato de subirte los ánimos- rió.
Reímos y después no dirigimos al interior de mi casa. Esta se encontraba vacía pues mi madre se encontraba en una junta de trabajo mientras que mi hermano se encontraba a esas horas en su trabajo. Aunque no sabía específicamente de que trabajaba. Ambas no sentamos en el sofá a ver la televisión y saque mi celular marcando el número de la pizzería que tenía guardado en mi lista de contactos.
Después de casi treinta minutos el timbre de mi casa estaba sonando, me levante del sofá para después dirigirme a mi mochila sacando el dinero. Me dirigí a la puerta y cuál fue mi sorpresa al encontrarme con Caleb vestido con la ropa típica de repartidor junto a una cajas de la cual salía un exquisito aroma.
-Oh por Dios- me tape la boca tratando de contener la risa.
-Bien bien, si te ríes te mataré- dijo con una sonrisa espeluznante -Ya sabes cuánto es-.
-Si si, ten- le di el dinero mientras todavía sentía unas pequeñas convulsiones por aguantarme la risa -te ves hermoso así-.
-Solo es uno de mis trabajos, en la noche me toca ir al bar- contesto entregándome la pizza.
-También trabajas en un bar?-.
-Crees que me quedaría la tarde noche sin hacer nada?- contestó y se volvió a dirigir a la moto de repartidor aparcada en frente.
Vi como este se iba a toda prisa.
Entre a la casa y miré Ivy. Me encontraba un poco sin creerlo.
-Caleb trabaja en la Pizzeria-.
-No juegues- contestó dando un brinco.
-No lo hago-.
Nos miramos entre las dos y después estallamos en carcajadas. Esa si que había sido una sorpresa increíblemente divertida.
Después de que comiéramos la pizza, viéramos una película y perdiéramos el tiempo un rato,
nos dirigimos hacia la casa de ella para que se cambiara y después se dirigiera a su trabajo.
Cuando llegamos al bar/antro, me di cuenta que este se encontraba bastante tranquilo a comparación de otras horas y otros días, solo había dos grupos sentados en distintas mesas y unas cuantas personas sentadas en lo largo de la barra.
Ella se dirigió a un espacio en la parte trasera mientras que yo me sentaba en un lugar frente a la barra.
-Te sirvo algo, muñeca?- dijo el hombre al otro lado mientras me mostraba una sonrisa.
-Oh no, Hugo, esta chica es mía- hablo Ivy dandole unas palmaditas en el brazo.
-Oh vaya, es amiga tuya?- pregunto ese hombre sonriente.
-Ella es Emily, mi mejor amiga- contestó mi amiga señalándome y después me miró -Em, él es el dueño y mi jefe, Hugo-.
El hombre me miró con una gran sonrisa asomándose entre su tupida barba y bigote. No parecía tener más de 40.
-Me alegra ver quien es la que cuida a nuestra pequeña Ivy cuando no se encuentra en el trabajo- extendió su mano hacia mi -encantado-.
Tome su mano y él la estrujó sin lastimarme. Su personalidad no encajaba con su imagen. Cualquiera se sentiría intimidado por su gran tamaño dejando ver a mi amiga con un hobbit y con su corpulento cuerpo aparte de todos los tatuajes que lo cubrían, pero era bastante agradable.
-Me alegra conocerlo, aunque diría que ella me cuida más de lo que yo a ella- ofrecí la mejor de mis sonrisas.
Entonces escuchamos como uno de los tipos que se encontraba a unos lugares del mío le llamaba.
-Bueno, el deber llama- dijo Hugo -que se diviertan esta noche, chicas-.
Ambas nos despedimos de él y después miré a mi amiga.
-Bien, mi clienta favorita, que le sirvo?- pregunto Ivy guiñándome un ojo.
Por un momento mi sonrisa se esfumó pero enseguida recobré la compostura, no dejare que el resto de mi día se fuera a la mierda.
-Algo que me haga olvidar todo lo que ha pasado últimamente-.
Ella me sonrió.
-Enseguida!- dijo feliz.
Esa noche estaba dispuesta a olvidar todo lo que había ocurrido en toda esa maldita semana, no me dejaría arrastrar pero aún así necesitaba algo para distraerme un poco y sacarme a ese demonio idiota de la cabeza. Aunque tuviera que arrancármelo de la cabeza con alcohol.
Sírveme más Ivy!

Mi Amado DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora