48: "Pasado"

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Ruggero

Me encuentro parado frente a su puerta, con la ropa mojada y el cabello revuelto producto de la lluvia que yace afuera. Supongo que ella ya debe estar ahí dentro, acurrucada y dispuesta a dormir. Lamento interrumpirla, pero necesito pedirle disculpas por haberme ido y dejarla sola.

No lo voy a negar. El simple hecho que no me presentara como su novio me hirió, y mucho. Pero no puedo seguir enfadado con ella, ha pasado una hora desde que volví del hospital y deambule por las afueras del internado pese a la tormenta que se aproximaba, y ya la extraño. Extraño tenerla entre mis brazos y besarla hasta cansarme.

Mierda, me siento como un psicópata. Un psicópata enamorado.

Dos golpes en la puerta, creo que son suficientes para que pueda oírme. Escucho algunos pasos aproximarse, ojala sea ella, ojala me reciba con los brazos abiertos y me de ese calor que necesito ahora.

—Hola Rugge — finjo una sonrisa al ver a Carolina saludarme. Era lógico que ella también debía estar — viniste por...

— ¿Esta Karol? — pregunto y noto la desilusión en su rostro. Claro, debió pensar que venía por un encargo de Agustín o algo parecido.

— No. No ha venido desde la tarde, creí que estaba contigo — dice. Arqueo una ceja de inmediato ¿no ha regresado?— cuando llegué le digo que la buscaste.

Asiento y retrocedo unos pasos, justo antes que cierre la puerta. ¿Donde se ha podido meter? ¿Y si todavía sigue ahí? No. Recibí una llamada de ella y dudo mucho que le permitan estar allá mas de una hora.

La última opción que me queda es la que menos quisiera pensar. En la fraternidad de los "XX". Quisiera equivocarme pero es lo mas probable. Así que, tomando una bocanada de aire, empiezo a caminar. No me agrada ir a ese sitio, por mas que ya no discutamos como antes las rivalidades siguen presentes, y por el momento dudo mucho que cambie.

Después de pocos minutos, llego hasta su puerta, y me detengo en seco. ¿Que se supone que debo decir? Dándome valor, toco el timbre, con la esperanza de que ella se encuentre ahí.

La puerta se abre, dejando ver a un soñoliento Lionel con el cabello revuelto. Se restriega los ojos y me mira, espero no haber interrumpido.

— ¿Donde está Karol? — pregunto firme, sin rastros de ser amable.

— ¿Que haces acá? ¿No deberías estar en tu fraternidad? — espeta, cruzándose de brazos.

— Te he hecho una pregunta, necesito verla.

— Está arriba. Con Eduardo — y por esas simples palabras, mi cuerpo se tensa.

Joder, ¿Que hace ahí? ¿Estan en la habitación de él? ¿solos? Mierda, siento el fuego por mis venas. Mis celos me están ganando.

— ¿Te vas? No quiero perder el tiempo — vuelve a espetar el rubio. Lo miro con repugnancia, soy capaz de hacer cualquier cosa si no me controlo.

Lo hago a un lado y subo los escalones, sin importarme los gritos que lanza. Sigo subiendo hasta llegar al piso de arriba, no conozco cual es su habitación, asi que, cegado por la rabia, abro puerta por puerta. Algunas de ellas están vacías, y felizmente aún no me he topado con Michael.

Solo queda una puerta, una jodida puerta, y estoy seguro que esta es. Giro la perilla y en efecto, es esta. Mi cuerpo se tensa, aprieto los puños, ahora solo quiero golpear cosas.

Karol se encuentra recostada en el hombro de Eduardo mientras que este le acaricia levemente el cabello. Al verme, ambos se separan, nerviosos.

— Rugge ¿Que haces acá? — pregunta ella, secándose las lágrimas.

2| La Chica Mala |Ruggarol| #ECHM2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora