2| La Chica Mala |Ruggarol| #ECHM2

47: "Mentira"

Ruggero

Las puertas del hospital se abren, e inmediatamente percibo ese olor propio de lugares como este. Siento un remordimiento, he estado en un lugar así muchas veces, como aquellas vez cuando mi madre llegó a emergencias con las costillas rotas y yo con la nariz sangrienta. Y así sucesivamente.

Miro a Karol de reojo, nuestras manos están entrelazadas, aún lleva su traje de animadora y debo admitir que no me canso de observarla. De acuerdo lo admito, debería estar pensando en otra cosa que no sea su atractivo cuerpo.

Está llorando, tiene los ojos cristalizados y unas lágrimas recorriendo su precioso rostro. Me duele verla así, devastada, destrozada, esa no es mi karol, no la que yo amo. Llegamos hacia la recepción, donde una simpática enfermera nos atiende.

Karol le dice el nombre de su madre y la mujer se dispone a escribir en su ordenador, aprovecho aquel momento para mirar al rededor. No estaba en un hospital desde antes de entrar a la facultad, y aunque no quiera, los recuerdos de cuando era niño invaden mi mente. Por mas que quiero olvidarlos, ellos están presentes ahí, y creo que nunca se irán.

- ¿Estas bien? - escucho la voz de mi novia dirigiéndose hacia mí. Debería yo estar preguntándoselo.

- ¿Por que no? ¿Tú como estas? ¿Preparada? -le pregunto asegurándome de no hacer notar mi inseguridad. En estos momentos debo hacerla sentir segura por el gran paso que daremos.

- Un poco nerviosa. Ella nos verá entrar juntos y temo mucho cual sea su reacción. - baja la cabeza y una pequeña lágrima se escapa.

- Hey bonita, tranquila - digo, alzando su rostro - todo saldrá bien, yo estaré aquí contigo cual sea la respuesta. Y recuerda que la salud de tu madre es lo primordial aquí.

Asiente y se seca los ojos. Me sostiene de la mano y comenzamos a caminar, nos detenemos frente a una habitación con el número 53 resaltando en la puerta. Respiro hondo, debo admitir que me siento nervioso. Gira la perilla y entramos.

Una mujer recostada sobre la cama y con los ojos cerrados es lo primero que vemos. Tiene cables conectados al rededor de sí y una maquina que mide su ritmo cardíaco. Escucho los sollozos de Karol y de inmediato rodeo su cuerpo y la pego a mi pecho.

La entiendo, la entiendo mas que nadie. Yo también estuve en esa misma situación, y duele, duele mucho.

- Mamá -susurra mientras se acerca al borde de la cama - mamá, dios, despierta por favor.

Rosario se mueve y de a pocos, abre sus ojos uno por uno, hasta que madre e hija se ven y una sonrisa curva de los labios de ambas.

-Karol - farfulla a duras penas, su voz a penas es audible - hija, estas aquí.

- Si, si claro que estoy acá ¿Que te pasó? - pregunta, besando levemente su mano.

- No se, ya sabes como son los doctores. Llevo mas de tres días acá, yo estoy bien, tengo cosas que hacer, mi trabajo...

Se detiene y siento un escalofrío apoderarse de mi frágil cuerpo. Me está mirando, se ha fijado en mí, y su ceño fruncido da a entender que no tiene ni idea de que hago acá.

- ¿Que hace usted aquí? - cuestiona. Me ha reconocido.

- Señora, tenemos cosas de que hablar y...

- ¿Karol que haces con este sujeto? - espeta, la dulce voz que tenía se ha transformado en una fría y tosca.

- Ruggero...él quiso venir a verte - ambos la miramos con una ceja alzada ¿Que coño está diciendo? ¿No se supone que le diríamos toda la verdad? - somos amigos ¿Verdad?