Capítulo 57: El verdadero enemigo

35 2 6
                                    

22 de abril

Por las calles solitarias de la ciudad de Nuevo Chicago, por una zona que ya aun antes del bombardeo que sufrió a inicios de noviembre del año pasado, ya estaba semiabandonada, entre edificios en ruinas, se movía una motocicleta con un diseño fuera de lo común, tripulada por dos personas. Apenas comenzaba a oscurecer.

Anduvo unos metros más adelante hasta que se estacionó frente a uno de los tantos edificios en ruinas que había ahí, nada más verlo, Leonardo, uno de los dos tripulantes, suspira revelando un aire de nostalgia pero también de incertidumbre que sintió nada más ver aquel lugar.

Afuera de este hay una chica esperando de rasgos orientales, parece bastante impaciente.

Leonardo también observa a la chica y suelta otro suspiro.

La motocicleta reduce su velocidad y se estaciona unos metros frente a la chica.

─Bueno, ya llegamos chico lindo ─dijo la otra tripulante, la conductora, mientras se quitaba el casco.

─¿Qué fue eso de chico lindo? ─preguntó Yamato.

─Ehhm... no es nada, no le hagas caso ─respondió Leonardo─ Además ¿es lo primero que dirás? ¿Después de no habernos visto por más de un mes?

─Yo... no, perdón ─se disculpó la japonesa─ Supongo que... estoy celosa.

─No recuerdo que tu novia fuera asiática ─le dijo Zoé a Leonardo─ Yo la recordaba más morenita.

─Esa era otra chica ─dijo Leonardo─ Y no era mi novia.

─¿De qué otra chica habla?

─Habla de Karely.

Leonardo abrió el compartimiento de la motocicleta y sacó su maleta, y dirigiéndose a Zoé, le dijo:

─Gracias por traerme hasta acá.

─No es nada ─respondió─ Como te dije antes, lo hice más que nada por gusto.

─¿Y a donde iras ahora? ─preguntó Leonardo.

─Regresaré a Abilene ─respondió─ Ahora que no hay fronteras ni nada de eso, ya no tenemos trabajo, así que nos entretenemos como podemos, y también sobrevivimos así como los demás.

─Ohh claro ─dijo─ Suerte entonces.

─Por cierto ─dijo Yamato a la chica─ Dice mi jefe que te puedes quedar con la motocicleta.

─Dile que muchas gracias ─respondió Zoé sin ocultar su alegría.

La chica se subió a la motocicleta, ahora suya y se despidió:

─Ojala nos volvamos a ver ─y le giño un ojo a Leonardo.

Este aceptó aquello apenado, provocando de nuevo celos en la japonesa.

─Ya le dieron la moto ─dijo la chica─ Ya que se vaya.

─Oye, no te enojes.

Zoé sonreía divertida al ver la reacción de Yamato, se puso el casco, encendió la motocicleta y se alejó de ahí.

─Olvida eso ─dijo el chico, y agregó─: De todos modos me da mucho gusto verte de nuevo ─y se abrazaron, inconscientemente parecía que iban a besarse pero ambos se detuvieron.

─No creo que sea el momento ─dijo ella.

─Me gustaría hablar contigo de muchas cosas ─dijo Leonardo─ Y disculparme porque...

La Diferencia (CANCELADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora