Capítulo 51: Cendrillon

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28 de febrero

La noche había caído en el colegio y las actividades se habían terminado por ese día, al contrario de como lucia en el día, la escuela parecían unas ruinas en excelente estado de conservación, una escuela recientemente abandonada, solitaria, sin ningún habitante, el ruido y ajetreo de los días no se escuchaba a esa hora, las únicas personas que aún permanecían afuera eran algunos guardias que se encargaban de vigilar que no entrara algún desconocido a la escuela, y que nadie anduviera fuera a esas horas. Sólo se permitía deambular por el interior de las instalaciones, y eso, en solo algunas partes, como los baños o la biblioteca, ya que en ocasiones había pocos alumnos que se desvelaban haciendo tareas.

Eran las 11 de la noche según el reloj que consultó Leonardo, el chico estaba por alistarse para dormir, luego de aquello, como por impulso, se acercó a la ventana de su habitación al contemplar una porción del cielo nocturno, y al llegar al balcón, pudo observar en su totalidad lo que había visto antes, una noche clara y brillante, y un cielo oscuro salpicado de incontables estrellas, la vía láctea cruzaba de extremo a extremo la bóveda celeste, el chico no recordaría la última vez en la que tuvo la oportunidad de ver un cielo tan estrellado, en donde él nació, debido a que se encontraba en la periferia de una de las ciudades más pobladas del mundo, la contaminación no le permitía ver espectáculos como ese. Tampoco recordaba haber visto alguna vez la franja galáctica, sólo la conocía por libros y películas.

Sus ojos se dirigieron del cielo al paisaje nocturno, de distintos colores, pero todos ensombrecidos por la noche, y de ahí se dirigieron a tierra firme, a los jardines con bancas que se encontraban frente a su edificio, y ahí la vio.

Himiko estaba sentada en una banca contemplando el mismo cielo estrellado, preguntándose si también habría visto alguna vez un cielo así en su tierra natal.

─¿Qué haces aquí Himiko? ─preguntó Leonardo después de haber bajado a ver porqué se encontraba ahí.

─Quería ver el cielo ─sonrió sin dejar de mirar hacia arriba─ Hace tiempo que no veo uno tan lindo.

─Si te ven que estas aquí afuera, te regañarán ─le dijo el chico.

─No es como si me interesara realmente eso ─respondió─ No vinimos a estudiar.

─Pero eso tampoco quiere decir que no sigamos las reglas que hay aquí.

La chica lo ignoró y siguió mirando el cielo nocturno, en otras circunstancias, Leonardo habría dicho otras cosas, pero, como ya se estaba acostumbrando al carácter de la japonesa, prefirió rendirse y sentarse a su lado.

─¿ Y siempre has sido así de floja en la escuela? ─preguntó el chico como para burlarse un poco de ella.

─Cuando iba de verdad a la escuela ─respondió─ Sí estudiaba mucho, pero eso sólo era cuando no estaba con las 3 princesas, pero como ahora no estamos aquí porque quiera estudiar, no le veo caso.

─Suenas como si buscaras un pretexto para no estudiar.

─Puede ser ─y sonrió de manera distinta.

─Yo ─dijo Leonardo─ A pesar de que no venimos a estudiar, sí hago mi tarea y todo, incluso ya estoy aprendiendo francés, y supongo que ya te imaginarás porqué hago estas cosas.

─Miranda-chan me comentó una vez que perdiste tu semestre ─dijo la japonesa─ ¿pero por qué quedaste fuera?

Y Leonardo le contó aquella historia cada vez más conocida en la que, por haber detenido un ladrón, llegó tarde a un examen importante y de esa manera, perdió el curso. Y que fue esta la causa por la que él terminó escapando de su casa, conoció a Karely y a la larga se terminó involucrando en la batalla entre Axis y Axiom.

La Diferencia (CANCELADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora