Capítulo 38: Marduk

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9 de diciembre

Los rayos del sol vespertinos invadían el cielo sobre la ciudad de El Cairo, la capital de Egipto, ocultándose entre las imponentes pirámides de Gizeh, aquel día el sitio arqueológico permaneció cerrado a visitantes de manera que a esa hora se encontraba completamente solitario, o así debería de ser.

Una polvareda de arena se levantó cuando una camioneta pick-up avanzaba a gran velocidad por el desierto contiguo a las pirámides, bordeándolas hasta llegar a la más grande, rápidamente, la camioneta se estacionó y, de ella bajaron 3 individuos cubiertos casi completamente por ropas blancas y turbantes que les hacen más soportable el sofocante calor del desierto, a pesar de esto, es posible observar batas blancas bajo sus vestimentas.

Rápida pero discretamente, los 3 avanzaron hacia la pirámide cuidando de no ser observados por ningún guardia de seguridad, cuando finalmente llegaron a la pirámide, en una de las caras de la misma, lograron abrir una abertura que en realidad parecía ya haber sido escavada con anterioridad, acto seguido, pasaron hacia dentro; pero la realidad era que si estaban siendo observados, ya que, tras de ellos, y siguiéndolos muy de cerca habían otros dos individuos usando la misma ropa para climas desérticos, estuvieron todo el tiempo observando atentamente los movimientos de los primeros 3 y cuando los vieron entrar a la pirámide, decidieron moverse.

A gran velocidad se acercaron y llegaron al punto donde estaba la abertura de la pirámide, aún abierta, entraron también de manera discreta para no ser descubiertos, tanto por los que entraron primero como por algún guardia de seguridad, caminaron lentamente por unos pasillos poco iluminados por la luz exterior, dieron vuelta en una esquina y ahí vieron un pequeño resplandor, asomándose discretamente pudieron ver a los primeros 3 individuos conversando con otro más que al parecer, ya estaba dentro de la pirámide desde antes, pudieron observar también que con ellos había un carrito metálico y encima, una caja de plomo negra. Guardaron silencio para poder oír la conversación entre los 3, o, mejor dicho, para oír el mensaje que les daba el que ya estaba adentro desde antes a los otros dos:

─El líder ya está en Teherán ─dijo─ Y está esperando a Marduk ─dijo señalándoles la caja negra─ Ya tenemos también al hijo del presidente, solo hace falta llevarle el 125 allá.

─Entendido ─dijeron a coro los otros dos.

─Esa es la esfera ─murmuró uno de los que observaban la conversación a lo lejos─ Hay que quitárselas ─y el otro asintió con el rostro.

Rápidamente los dos que estaban observando hicieron acto de presencia sorprendiendo a los otros 3.

─¿Cuántas veces les he dicho que cierren la puerta cada vez que entren a algún lugar? ─gritó enfurecido el tipo. Deténganlos.

Comenzó entonces una rápida pelea, y fue rápida porque a los dos que observaban no les tomó ni un minuto dejar fuera de combate a los otros 3, esto porque ellos venían equipados con ciertos guantes tecnológicos desarrollados por cierta doctora pelirroja.

Quitándose el turbante que le cubría el rostro, uno de ellos, una chica morena, va con uno de los caídos, quien está en el suelo adolorido y le increpa:

─¿A qué te refieres con que ya tienen al hijo del presidente?

─Sera mejor que hablen ─dijo el otro también quitándose su turbante, revelando un muchacho moreno.

─Hablen ─dijo el otro revelando a un muchacho que los amenazaba con su guante tecnológico.

─Nosotros solo seguimos ordenes ─dijo el que estaba siendo apuntado─ Nos dijeron que tenías que secuestrar al hijo del presidente de Egipto y levarlo a Teherán, donde se llevaría a cabo la conferencia.

La Diferencia (CANCELADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora