LIV.

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harry potter & hermione granger

Dos habitaciones y la pérdida de un Gryffindor después, Harry, Hermione y Diana se adentraron en una nueva sala.

Sus paredes eran de un tono dorado, y en el centro de la misma, yacían siete botellas de diferentes tamaños y con líquidos de distintos colores en su interior, puestas en fila sobre una mesa oscura.

Mirándose de manera confusa, los tres pasaron el umbral, y se sobresaltaron cuando, de inmediato, se encendió un fuego tras ellos, impidiéndoles salir. No se trataba de un fuego común, sin embargo. Este era de un color púrpura que parecía tan bonito como peligroso. Al mismo tiempo, frente a ellos, se encendió otro, pero este de color negro.

Tragando saliva, Diana se adelantó hacia la mesa, observando las botellas con precisión. Al mismo tiempo, Hermione cogió un papel de encima de la misma, y leyó en voz alta:

El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás, dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres, una entre nosotras siete te dejará adelantarte, otra llevará al que lo beba para atrás, dos contienen sólo vino de ortiga, tres son mortales, esperando escondidos en la fila. 

—Elige, a menos que quieras quedarte para siempre, para ayudarte en tu elección, te damos cuatro claves: Primera; por más astucia que tenga el veneno para ocultarse, siempre encontrarás alguno al lado izquierdo del vino de ortiga. Segunda; son diferentes las que están en los extremos, pero si quieres moverte hacia delante, ninguna es tu amiga. Tercera; como claramente ves, todas tenemos tamaños diferentes: ni el enano ni el gigante guardan la muerte en su interior. Cuarta; la segunda a la izquierda y la segunda a la derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque a primera vista sean diferentes.

Hermione dejó escapar un gran suspiro, y Harry se sorprendió al ver que sonreía.

—Bien —dijo—, esto no es magia, es lógica. Es un acertijo. Muchos de los más grandes magos no han tenido una gota de lógica y se quedarían aquí para siempre.

Harry tornó su expresión a una aterradora.

—Nosotros también, ¿no es así? —dijo, en tono de derrota.

Hermione pareció ofendida.

—Por supuesto que no —dijo—. Lo único que necesitamos está en este papel. Siete botellas: tres con veneno, dos con vino, una nos llevará a salvo a través del fuego negro y la otra hacia atrás, por el fuego púrpura.

Harry asintió, tratando de procesar todo aquello.

—Pero, ¿cómo sabremos cuál beber?

—Bueno, —contestó Hermione, mirando las botellas— Dame un minuto. Oye, ¿no falta una...?

El estruendoso sonido de un sorbo la interrumpió, y los dos Gryffindors se apresuraron a mirar su procedencia que era, como era de esperar, Diana, quien se había tomado la libertad de hacerse con la botella más pequeña de todas y beber de ella.

Harry abrió mucho los ojos, temiendo que hubiese sido una de veneno.

—¡Diana! —exclamó Hermione.

La pelirroja miró a ambos, arqueando las cejas.

—¿Qué? —preguntó, dejando la botella con el poco líquido restante en la mesa y acercándose al fuego más oscuro de ambos.

—Diana, ¿qué haces? —Harry dio una zancada hacia ella, tratando de pararla, pero se detuvo cuando lo único que hizo Diana fue meter su mano en el fuego, y no se inmutó.

—¿Era esa? —preguntó Hermione, sorprendida.

—Pues claro que era esa —contestó Diana, orgullosa, mirando su mano bailar entre las llamas sin recibir ningún tipo de daño—. ¿De verdad creéis que me la hubiese tomado si no estuviese segura?

—Bueno, no pero...

—Pero no esperaba que supieses cuál era tan rápido —terminó Hermione por Harry.

Diana le dedicó una sonrisa.

—Parece que si sé tanto de alquimia como digo, ¿no es así? —alejó su mano del fuego, y dio una palmada— Está bien, vamos. No quiero que se acabe el efecto.

Harry asintió, pero Hermione, que ya se había hecho con la botella de la que Diana había bebido, negó con la cabeza.

—No hay suficiente para otros dos tragos. A penas hay para uno.

Harry miró a Diana.

—¿Cuál nos hará volver por entre las llamas púrpura?

Diana señaló a la botella de la derecha más redonda de todas.

—Hermione, tu bebe de esa —dijo Harry—. Vuelve, busca a Ron y pedid ayuda. Puede que Diana y yo podamos entretener a Snape lo suficiente.

Hermione dudó.

—¿Y si Quien-Tú-Sabes está con él?

—Le lanzaremos un Wingardium Leviosa —contestó Diana. Harry no pudo evitar sonreír ante su comentario, pero a Hermione no le hizo gracia.

—Ya tuve suerte una vez, Mione —dijo—. Puede ser que la tenga de nuevo.

Hermione le dedicó una mirada llena de emoción, mientras sus labios temblaban, y le dio un abrazo que tomó al de pelo azabache por sorpresa.

—Ten cuidado —le pidió, y Harry asintió.

Se separaron, y Diana se acercó a Hermione.

—Cuida de Ron, ¿eh?

Ambas se enredaron en un abrazo breve.

—Y tu de Harry.

—Por supuesto —contestó Diana.

Se dio la vuelta, para ver que Harry ya se había adentrado en la próxima sala.

Diana tragó saliva, y se trató de convencer de que todo iría bien mientras notaba las llamas rodear su cuerpo sin hacerle daño.

Sin embargo, un sentimiento en lo profundo de su estómago le hizo tener que coger una gran bocanada de aire para tener el valor de separarse del fuego oscuro y hacerse paso a la siguiente habitación en donde le esperaría Harry y, si tenían suerte, nadie más.

Pero la suerte no había sido su mejor aliado hasta la fecha.

***

Queda otro capítulo y el epilogo. Y otros seis libros pero quién está contando lol.

❛i. venomous❜ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora