Hamilton Lover |Serie Hamilton| #2 (TERMINADA)

Extra: En un mundo diferente

¡Oh por Dios! ¡Había olvidado por completo que sería hoy! Mis padres me matarán si no llegó a tiempo. ¡Maldición!

Me levanté de un salto del sofá y corrí a mi habitación a buscar algún vestido decente para la ocasión.

Suerte que mamá se encarga de llenar mi armario o yo sólo tendría pijamas y más pijamas.

Espero que esta fiesta no sea aburrida cómo las demás.

Hay ciertas cosas que me gustan además de escribir. Si no fuera escritora, trabajaría en algún orfanato ayudando a cuidar de los niños. Siempre he sentido mucho amor hacia los pequeños, con su inocencia y una risa que ilumina tus días más oscuros. No hay nada más hermoso que la bella risa de un niño.

Es por eso que ni me tomé la molestia de vestir un vestido muy extravagante.

Los niños corrían por el gran salón llenos de personas importantes de la sociedad, sin importarles que las monjas que cuidan de ellos estén a punto de perder la cabeza. Me pareció muy gracioso y dulce cuando una pequeña niña le llamó "señora aburrida" y le dio una flor qué agarró de algún centro de mesa. Es realmente un acto completamente inocente de una niña, pero muy estresante para la persona que arregló el arreglo floral.

Di unas cuantas vueltas por el salón, saludando a algunos conocidos y a otros no que sólo me conocían a mí, y sin idea de quienes eran, les devolvía el saludo.

Visualicé a mamá y a papá hablando con mis tíos y en el centro de baile estaba Demi con Asheron, bailando un dulce vals ante la mirada de muchas chicas soñadoras.

Yo también estuviera fantaseando bailar con un hombre si no estuviera tan ocupada siendo... aburrida. ¿Habrá algún punto de mi vida en el que decida sólo atreverme agarrar la mano de un hombre y obligarlo a bailar conmigo? Igual no creo que le haga mucha gracia y lo más probable es que me deje en ridículo en frente de todos. Si, es un hecho comprobado científicamente.

Saludé a Zac, quien estaba mirándome desde la otra punta del salón con cara de aburrido.

El pobre de mi hermano odia tanto, si no es que más, este tipo de fiestas de gala. Lo más que una fiesta con niños pueda llamarse "gala". Estaba por ir hacia él cuando una mano me agarró del brazo. Algo confundida, me di la vuelta, encontrándome con unos bellos ojos verdes.

—Señorita Hamilton, es un placer al fin coincidir con usted.

Ahí estaba luciendo su más radiante sonrisa junto a sus ojos verdes en un traje negro, digno de toda su belleza. Mi corazón palpitó más de prisa al percatarse que delante de mí está el hombre de mis fantasías, ese que me quitó la inocencia de mi mente.

Mi primer escritor erótico...

—Nicolás Grant, es un honor tenerlo en esta fiesta —respondí con amabilidad, llevando mis pensamientos sobre él y lo que provocó en mí, muy lejos de mi boca para no hablar de más—. No sabía que lo habían invitado.

—Vine con el orfanato —sonrió viendo a un pequeño escondiéndose debajo de una mesa, a la par de ambos—. Necesitaban ayuda con estos pequeñines y no dudé en brindarles mi ayuda.

—Es muy amable de su parte—dije con honestidad. ¿Cuántos hombres dejan de lado una noche con la compañía de alguna hermosa mujer por cuidar unos niños traviesos?

—Me gusta ser amable —sus ojos bajaron por mi cuerpo, inspeccionando mi vestido, o imaginando lo que hay debajo de él—. Me habían dicho que tenía una belleza singular, pero hoy veo que no hay palabra para describir su belleza.

—Gracias —agarré una copa de vino de la bandeja de un mesero. Necesito algo de alcohol—. Son los genes de mi familia.

—Apuesto a que nuestros hijos saldrían mucho más hermosos.