Capítulo 5

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¿Quién se cree ese tipo que es? Si, es el gran Nicolás Grant, escritor muy famoso y todo eso, pero no le da el derecho a preguntar sobre mi vida sexual

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¿Quién se cree ese tipo que es? Si, es el gran Nicolás Grant, escritor muy famoso y todo eso, pero no le da el derecho a preguntar sobre mi vida sexual. Es un... un... crétin. Aceptaré que fui yo quien mencionó a Atenea pero pudo haberse quedado callado y no hacer esa pregunta. ¡Que poco caballeroso! Y pensar que estuve a punto de pensar en lo atractivo que es. Con sus ojos azul tirando al celeste, su cabello negro y lacio, sus labios rojizos, finos, cuerpo muy bien trabajado... ¿Pero que estoy pensando? ¡Es un idiota que no se merece mis pensamientos!

Llegue hecha una furia hacia el stand de mi tía Alaska, donde Demi esperaba sentada detrás de las cortinas, con el teléfono y con una sonrisa de tonta enamorada en su rostro. Por supuesto, ha de estar hablando con Asheron. No hay ningún otro motivo para que sonría de esa forma, que no sea su novio amado. No es que la envidie, pero no niego que me gustaría tener un novio igual a Asheron. No por lo atractivo, aunque sería un buen extra, más bien seria por su amabilidad, caballerosidad y gentileza. ¡Nada que ver con el cretino de Nicolás Grant!

Me senté a la par de Demi, farfullando insultos hacia ese tipo arrogante y sinvergüenza. Todos los hombres con fama son unos... unos...

—Así que si eres Hollie Hamilton —Me levante, mirando sorprendida al crétin. Así que sabe quién soy y aun así se atrevió a preguntar eso... Admito que eso le hizo bajar sus puntos negativos — Tuve una leve sospecha, pero verte aquí me lo confirma.

—¿Qué te lo confirma exactamente? — pregunté, sin atreverme a bajar la guardia ante sus ojos azules como un despejado cielo de verano.

—Dicen que la belleza de las chicas Hamilton no se puede comparar con ninguna otra. Te aseguro que en mis 26 años de vida, nunca había visto a una mujer más hermosa que la que tengo frente a mí. —Volteo ver a Demi, quien nos miraba sorprendida— Tú también eres muy hermosa, pero según tengo entendido, tienes novio.

—Entonces, como mi prima tiene novio, ¿decides coquetear conmigo? –Me cruce de brazos, ignorando el pequeño pinchazo en mi orgullo – Deberías dejar de ver solo la belleza física y enfocarte más en la emocional. No me sorprendería que un día de estos aparezca un psicópata y te corte tu masculinidad por ser un vil mujeriego sin sentimientos.

—Con masculinidad... ¿Te refieres a mi aparato reproductor? —asentí con la cabeza. El sonrió con arrogancia— Entonces no podre satisfacerte por las noches. —Jadee sorprendida por sus palabras. Demi se cubrió la boca, ahogando una risa. Maldita traidora...— Sin embargo, podría usar mi boca y manos.

— ¡Eres un imbécil!

Cuando te juntas con personas malas, te suelen contagiar. No en todos los casos pero es más común que pase a que no pase. A los 7 años, Demi me contagio de la palabra "ridículo". Bueno, era ridikkulus y la usábamos para insultar a Gregg por molestarnos mucho. Así que, ahora Demi me contagio algo más... Su mala suerte. Por querer darme la vuelta, para alejarme lo más lejos posible de Nicolás, tropecé con mis propios pies, seguido de enrollarme con un cable del piso y luego, caí de estomago contra el piso. Sin bastarme humillarme delante de Nicolás, también tuve que humillarme enfrente de varios escritores que estaban alrededor, esperando a que mi tía terminara para poder hablar con ellas.

¡Que me trague la tierra en estos momentos! No importa si me voy con mis zapatos Praga.

Una mano apareció en mi campo de visión entre mis ojos húmedos por las lágrimas que estaban por salir. Mas por el golpe que por la humillación...Tal vez por ambos. Me trague mi orgullo y tome su mano, dejando que me ayudara a levantarme. Un dolor horrible me hizo aferrarme a él, tratando de contener el aliento para no oler su fragancia de hombre, mire mi tobillo. Estaba bien, salvo por una pequeña rojez que podría significar que el golpe fue más fuerte o que me torcí el tobillo. De igual manera, duele como el infierno.

— ¿Duele mucho? –preguntó Nicolás, mirando mi tobillo. Asentí a su respuesta, mordiéndome el labio inferior para no gritar cuando moví el pie. No, no creo poder caminar por un tiempo. Ahora tengo ganas de enterrar a mis malditos zapatos Praga junto a todos mis zapatos de tacón. — Te cargaré para llevarte a la enfermería, ¿Está bien?

—¿Crees que me den una paleta? —pregunté con un hilo de voz. Mama siempre dice que cuando estoy enferma, o me siento mal, mi lado infantil sale a la luz.

—Si no te la dan, te la compraré yo.

Y por eso, es que ahora mismo estoy siendo cargada por Nicolás Grant, el hombre que provoca sueños húmedos por sus libros llenos de erotismo, enfocados en el placer hacia la mujer y la igualdad de género. Al principio me negaba a leer uno de sus libros pero Demi logró convencerme. Empecé leyéndolo sin ánimos, pero entre mas avanzaba, mas me gustaba. Dejando de lado las escenas sexuales, su mensaje principal era el valor de las mujeres, recalcando que todas las mujeres tienen el mismo derecho de disfrutar del sexo, solo que ellas necesitaban ser mas cuidadosas que los hombres y por esa razón, los hombres podían hacer conciencia al también tomar precauciones para evitar un embarazo en a mujer. El consejo de Nicolás es: Disfrutar sin miedo a ser juzgadas, sin miedo a que les guste lo que la sociedad considera prohibido y solo vivir la vida.

Lindo mensaje, pero eso no hizo que mi virginidad se fuera. Soy cobarde en ese sentido y siempre lo seré. Mi mamá es conocida por ser santa entre mis tías, yo solo conocida por ser la santa de mis primas. Así es la vida, esta es mi posición.

—Lamento haber empezado con el pie incorrecto –dijo él, sacándome de mis pensamientos sobre mi aburrida vida.

—Bueno, ahora yo solo puedo usar un pie —Sonrió ante mi ironía, mostrándome un lado menos arrogante de él

—Esperemos que solo sea durante un día —rodee su cuello con mis brazos cuando pasamos juntos a muchas mujeres que me miraban mal— no obstante, no me molesta para nada el tenerte en mis brazos.

Puedo soportar este tipo de coqueteo más limpio, sin tantos comentarios obscenos que nos llevan a una imagen de él y yo, en su cama, haciendo las cosas que leí en su libro.

—Y a mí no me molesta ser cargada por ti. —Respondí con un tono pícaro que ni sabía que tenía. Pero su sonrisa picara, hizo que mis mejillas ardieran de vergüenza.

—No hablaba de solo cargarte pero bien, también lo podría hacer.

Oh, ingenua de mí por no pensar que esa frase tenía doble sentido.

Sin embargo, me reí divertida por su forma tan liberal de ser.

Sin embargo, me reí divertida por su forma tan liberal de ser

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Hamilton Lover |Serie Hamilton| #2 (TERMINADA)Where stories live. Discover now