Una escritora de novelas románticas que le huye al amor... Irónico, ¿no?
¿Cómo se puede vivir la vida cuando sientes un vacío? ¿Qué pasa cuando te rompen el corazón y luego te quedas... sola? ¿Puedo seguir mi vida como si nada? No sé y de igual form...
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"Ten cuidado."
Maldito seas, Nicolás...
Dejé el teléfono en mi escritorio mientras miraba la foto de fondo de pantalla de mi laptop, una bonita foto de mi "familia". Suspiré cansada de este drama de tele novela, fuera feliz si fuera un dorama pero no, es una novela mexicana. ¡Qué horror! Pensé que podría aprovechar para tener unas pequeñas vacaciones antes de regresar a Paris, pero papá no quiere que salga de mi oficina ni del apartamento. Así que... ¿Qué hago? Pasar mi día jugando en mi laptop.
Algo aburrida abrí mi correo electrónico, pasando por los mensajes recibidos y luego los que tengo en la papelera. Abrí el mensaje del maldito de Gregg, leyendo esas dos simples palabras.
"LO SIENTO."
¡JA! Sé muy bien que Hollie lo obligó a que se disculpara conmigo. No quiero su perdón. No quiero ni ver su fea cara.... ¿A quién engaño? El maldito tiene un rostro digno de un superhéroe de Marvel. Quiero un capitán América...
No es justo que León se haya tenido que ir a Los Ángeles a cuidar a una tal Susan sólo para alejarlo de mi y de las malvadas garras de Mamá y Ethan, es completamente injusto. ¿Qué hay conmigo? ¿No podré tener un romance porque mi psicópata ex prometido puede salir de la cárcel y matarlo? Mejor me consigo un perro y ya. Oh cierto, No puedo hacerlo porque soy alérgica a los animales. Bueno, al pelo y al olor de comida de mascota.
Que injusto... que malditamente injus... ¡Estoy llamando a alguien! Oh joder, ¿Qué tecla presioné? ¡Fue sin querer! Sólo golpee el teclado de rabia y ¡Oh Dios Mío!
— ¿Cristal? ¿Estás bien?
Hay un hombre en toalla y con el cabello mojado en mi pantalla. Oh Dios, hay un malditamente atractivo Hamilton en mi pantalla con un cuerpo de ensueño, gotas deslizándose por sus músculos, una toalla que me deja ver el camino hasta su... órgano. ¡Qué vergüenza... y suerte!
— ¡Número equivocado! —Cubrí mis ojos y escuché su risa— No es divertido...
—No, tienes razón. Colgaré la llamada y tú podrás seguir haciendo lo que sea que estabas haciendo ¿bien? —asentí con la cabeza repetidamente, haciendo lo reír de nuevo. Tiene una linda risa...— Adiós, Cristal.
El sonido de una burbuja dio a entender que la llamada finalizó y me destapé el rostro, el cual ardía del calor. ¡Mi laptop me odia! ¿O me ama? Ya no entiendo... agarré mi teléfono y le mandé un mensaje a Hollie:
"Vi a un Hamilton en toalla... sin nada más. ¿Cómo quitas esa imagen de tu cabeza?"
Por suerte mi cuñada se apiadó de mí y me respondió de inmediato.
"NO PUEDES. Somos algo así como unos dioses griegos: una vez que nos mires, quedas ciego. Lo siento pero te acaban de cegar."
No era la respuesta que esperaba. La imagen volvió a mi mente y me lo imaginé quitándose esa toalla, mostrándome su trabajado cuerpo en todo su esplendor... ¡No! ¡Tú no eres una pervertida, Cristal!
