✧ Capítulo 28

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La cabeza le palpitaba frenéticamente, mientras un largo quejido de dolor reverberó desde lo más profundo de su garganta

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La cabeza le palpitaba frenéticamente, mientras un largo quejido de dolor reverberó desde lo más profundo de su garganta. Marinette abrió los ojos y debido al destello de la luz opaca —que se colaba por la ventana— tuvo que obligarse a entrecerrarlos hasta lograr acostumbrarse.

Percibió el constante piquete de ardor en su brazo derecho e instintivamente posó los orbes allí. Tenía la manga de su blusa arremangada y varias vueltas de gasa le cubrían la herida que yacía debajo de aquel vendaje. Se sentó como pudo en la cama, para después detenerse a observar su alrededor.

Se preguntó estúpidamente donde se encontraba y las imágenes de lo sucedido le cayeron como balde de agua fría. Su cuerpo tembló de miedo.

Recordó la batalla en lo alto del instituto y como Chat Noir había sido herido, la amenaza del akumatizado y su ardua lucha con él; el dolor que sintió cuando la daga la alcanzó y como había corrido por los tejados en busca de ayuda, con Chat Noir entre sus brazos. Recordó también como habían llegado hasta la casa del Maestro Fu y el momento exacto en que fue presa de su mente, pero entonces, no había más. No tenía más recuerdos.

Marinette se levantó como pudo de la cama y sosteniéndose de los objetos que habían a su alrededor, se dirigió hasta la puerta. Sabía que estaba en extremo débil y sus torpes pasos no hacían más que confirmárselo.

Arrastró la puertecilla de la habitación, asomando la cabeza con la esperanza de encontrarse con el guardián, pero sólo consiguió vislumbrar un largo pasillo que la dirigía hacia otra puerta. Marinette maldijo por lo bajo y resopló con cansancio. La mayor parte de su cuerpo estaba suplicándole por volver a la cama, mientras que su cerebro era el único que gritaba por respuestas. Claro que su cerebro era el más sensato.

Con lentitud, volvió a emprender camino y conformé se fue acercando percibió, a lo lejos, el resonar de una charla. Eso no hizo más que animarla, pues aquellas voces era capaz de reconocerlas a kilómetros. Se trataba del Maestro Fu y Chat Noir.

—¿Cuándo cree que despierte? —escuchó que él joven preguntaba y el corazón de Marinette dio brinquitos en su caja torácica.

Le agradaba el hecho de que Chat Noir se preocupara por ella, pero no sabía si le agradaba más cuando lo hacía por Marinette o por Ladybug. Luego de microsegundos de procesar las cosas quiso golpearse puesto que ambas eran la misma persona.

—No lo sé, hay que ser pacientes. El arma con la que fue herida causó un daño mucho más profundo del que te causaron a ti —¿más profundo?, se cuestionó Marinette en su cabeza, girando el rostro, por inercia, para visualizar el brazo vendado otra vez—. Por lo que me contaste, entiendo que los poderes del akuma funcionan diferente de acuerdo al ataque, a ti te golpearon con una nube de polvo, en cambio, a Ladybug parece que simplemente la hirieron con un arma...

—Dagas. Recuerdo que tenía dagas —mencionó Chat, confirmando lo que el guardián intuía.

—Dagas —repitió pausado, casi saboreando la palabra entre sus labios—. Ella pudo llegar hasta aquí luego de ser herida y tú... ¿dijiste que las alucinaciones iniciaron en cuanto te golpeó con la nube de polvo? —Marinette imaginó al rubio asintiendo puesto que el Maestro Fu continuó hablando y ella jamás escucho a Chat decir algo en el pequeño espacio de tiempo silencioso que se había creado en la habitación—. Eso quiere decir que el ataque es instantáneo con el polvo, y con la daga no. ¿Será que el arma tenga alguna clase de sustancia que se esparza en el cuerpo y por eso le tomé un poco más de tiempo?

stitches ↠ marichatWhere stories live. Discover now