Capitulo 18

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—¿Cuando volverá Kido-sama?— cuestiono el pequeño por novena vez.

Seo sonrió incómodamente desordenando los cabellos albinos  provocando la molestia en el, Kido se había marchado dejándolo solo junto a Seo y rodeado de cientos de dioses y familiares quienes lo miraban con curiosidad y burla. Tomoe ya comenzaba a fastiadiarse pero lamentablemente no podía faltarles el respeto a los dioses como el lo hacia con Kido.

—Volverá .. Tenía asuntos que atender solamente— le dijo la mayor tratando de tranquilizarlo.
Mientras que Tomoe asintió no muy convencido, si bien el ya conocía esos "atendiendo asuntos" los cuales en realidad significaban "iré a vagar un rato".

Sin duda, esta seria una larga espera.

—¿Quieres comer algo, Tomoe-kun? Hay de todo aquí así que puedes servirte lo que quieras.—una de sus orejitas se agitó.

O bueno, quizá no sea tan malo esperar después de todo.

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La puerta de la habitación principal se abrió estrepitosamente llamando la atención de los presentes. Un apuesto joven albino hizo su aparición, el par de unos hermosos orbes ambares la miraron de arriba a bajo sin poder creerselo.

—..¿Madre?— la mayor asintió tratando de contener las lágrimas, ¡Dios había crecido mucho! Ella a duras penas le recordaba debido a que le había dejado desde muy pequeño –3 años si no mal recordaba– y el encontrarse con el desde pies de siglos.. Era algo indescriptible. Kido abrió su manos para después abrazarlo comí si su vida dependiera de ello. —..Madre.

—Has.. Has crecido mirate siendo todo un hombre— hablo la mayor tratando de aligerar el ambiente. —¿Donde quedo el pequeño zorrito que no dejaba de esconderse debajo de mis ropajes?— Naki solo enterró su rostro en el pecho de su progenitora sin dejar de restregar sus mejillas en el.

Por otro lado Kogitsune y Mikazuki sonrieron enternecidos ya que hacia mucho tiempo desde que su pequeño hermanito menor no mostraba sonreír.

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La noche ya había caído en el reino humano.

Sentada sobre el gran Tori de madera estaba la albina y en su regazo un ya dormido Tomoe. Kido miraba el hermoso paisaje a la vez que bebía del Sake que la diosa Seo le había obsequiado. El regreso a su tembló fue tranquilo y sin problemas, Ethän la recibió con la cena ya servida y sus mikos con sonrisas, sin embargo no quería ver a nadie.. La razón por la que había sido citada fue como un balde con agua fría.

“Padre le tiene en la mira madre.. El sabe sobre sus reuniones con el Rey de los Vampiros..”
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“No le mentiré.. El castigo por parte de nuestro Padre sera severo madre.. Ya que el lo considera nuestro enemigo..”
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“Y eso la convierte en una traidora.. Y para salvarla..”
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“Padre estará decidido a asesinarlo”

Sin contenerse mas, Kido soltó a llorar en silencio procurando no despertar al menor en el acto. Era tanta su rabia, impotencia y frustración.. ¿Como se atrevía a hacer eso? No era justo, Inari había estado con muchas mujeres.. ¿Por que simplemente no la dejaba ser feliz? ¿Es que acaso ella no tenia el derecho?.. No, no lo tenia, ella estaba marcada. Kido acaricio las mejillas de Tomoe con ligera sonrisa.. Ese pequeño dentro de poco se convertiría en el nuevo guardián por lo que a ella le tocaba instruirlo para tan importante labor.. Y una vez terminado..

Ella simplemente desaparecería...

—¡Kido!— y ahí estaba de nuevo, el dueño de sus contantes pensamientos y problemas.. Karlheinz. No ella no dejaría que Inari lo hiciera, aun si le costara la vida, ella estara junto a el siguiéndole en cada paso..

Porque Kido lo protegería hasta el final de sus días..



*C va antes de que la linchen por tardar en actualizar c:*

『La Guardiana』 Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora